El presidente del Gobierno en funciones se muestra optimista con las encuestas que se han hecho públicas este domingo y las que maneja el Partido Popular, aunque es prudente antes de adelantar un pronóstico para el 26 de junio. Mariano Rajoy ha reconocido que su partido puede alcanzar el 30% de los votos pero es consciente de que en los restos de siete u ocho provincias se juega gran parte de lo que sucederá en estas nuevas elecciones. Además, el líder del PP cree el PSOE no puede bajar más de lo que ya advierten todos los estudios, que sitúa a la formación en tercera posición.
En una conversación informal con los periodistas que cubren la caravana electoral tras su mitin de Lleida, Mariano Rajoy ha reconocido que su propuesta será exactamente la misma que la que ofreció tras el 20D. Es decir, tenderá la mano al PSOE para que apoye la lista que él encabeza. Según los pronósticos del líder del PP, Ciudadanos no va a conseguir ni un escaño más de los que tuvo el 20D (40 diputados) y no cree que el veto que Albert Rivera ha levantado para que él no siga siendo presidente no vaya en serio.
Mariano Rajoy prefiere gobernar en coalición con el PSOE, una formación históricamente rival pero a la que ahora recuerda que si hubiera aceptado su oferta tras el 20D las cosas probablemente podrían irle mejor ahora. No obstante, el líder del PP no ha querido desvelar a los periodistas qué dirá al Rey si no consigue ni un solo apoyo externo a su grupo parlamentario para intentar formar Gobierno. Si repitiera la misma jugada que en la legislatura pasada, esta vez podría ser Pablo Iglesias quien se sometiera a una sesión de investidura si Pedro Sánchez se queda en tercera posición.
Para el presidente del Gobierno en funciones sería muy complicado gobernar con un simple apoyo de investidura. Gobernar solo con los escaños del PP supondría una legislatura imposible porque hay que sacar adelante proyectos como los presupuestos, ha advertido el líder conservador. De hecho, Mariano Rajoy quiere que todos sus rivales se comprometan a sacar una investidura en las próximas semanas para desatascar la situación que atraviesa el país. Unas terceras elecciones sería, a juicio del presidente, un ridículo mundial.