La Justicia helvética alertó a David Marjaliza de que tenía una investigación encima un año antes de que estallara la Operación Púnica. Y eso aceleró la estrategia del testaferro de Francisco Granados para ocultar el dinero a las autoridades españolas. En solo un mes -abril de 2013- el empresario formalizó la apertura de una sociedad pantalla en Singapur, creó una red de testaferros y sacó de Suiza 4,2 millones de euros a nombre de terceros. Unos días antes, tal y como marca la legislación del país, el propio banco le avisó por carta de que Suiza había bloqueado los ocho millones de euros que Marjaliza escondía en el BNP Paribás de Ginebra.
"Estimado señor. Le informamos que su cuenta está siendo investigada por la fiscalía suiza, y que ha sido bloqueada", explicaba la misiva del banco, enviada en abril de 2013. En realidad, la carta -y la investigación judicial que la motiva- eran el resultado de la voluntad de Marjaliza por abandonar Suiza. Unos meses antes, el país helvético había anunciado un cambio en su normativa bancaria que entraría en vigor a principios de año. Desde enero de 2013, Suiza dejaría de ser un territorio opaco para colaborar de una forma más eficiente con las distintas justicias internacionales en materia de blanqueo. Antes de que eso sucediera, Marjaliza intentó mover sus fondos.
"Corre muchísima prisa"
Fue un año antes cuando el empresario imputado en la Operación Púnica comunicó al banco su voluntad de mover su dinero. Desde 2007 hasta 2013, sus depósitos habían engordado con 13 millones de euros, repartidos en cuentas en tres bancos distintos de Ginebra. Fuentes cercanas al empresario de Valdemoro reconocen la salida del dinero desde Suiza, pero mantienen que nada tiene que ver con una voluntad de ocultación, ya que estaba planificada mucho antes de que el país le investigara.
En consonancia con esa tesis, fue el banco quien en enero de 2012 alertó al MROS, la entidad anti blanqueo del gobierno helvético, sobre la intención de Marjaliza de liquidar sus cuentas. El país elegido para el cambio de los fondos fue Singapur, para lo que el empresario investigado se puso en manos de la firma CCD Investment, especializada en servicios financieros.
Para canalizar los fondos, los asesores de Marjaliza abrieron una sociedad en Singapur llamada Millenia Tradin. En diciembre de 2012, se cruzan varios correos entre ellos para garantizar que la cuenta bancaria de la empresa, la que tiene que recibir los fondos procedentes de Suiza, esté operativa antes de la entrada en vigor de la ley anti blanqueo. "La apertura de la cuenta bancaria corre bastante prisa. Necesitamos que la dejaran abierta este año", explicaba Roberto de Francisco, encargado según el sumario del caso de crear la estructura empresarial.
Solo día después de estas palabras (21 de diciembre de 2012), quedó constituida de forma oficial la empresa pantalla para Marjaliza. En total, los gestores tardaron tres meses en conseguir que una entidad bancaria de Singapur les abriera una cuenta. "No quieren cosas raras en temas bancarios", explica otro de los correos sobre el tema. El 24 de diciembre, otra comunicación con los gestores confirma que la cuenta corre "muchísima prisa", ya que el cliente "está preguntando a todas horas con ello".
Dos testaferros locales
Para ocultar su control sobre la sociedad, David Marjaliza firmó dos acuerdos de confidencialidad que le mantenían lejos de la sociedad en Singapur para cualquier registro público. El empresario de Valdemoro dejó la compañía en manos de dos ciudadanos locales; Tan Hian Yew y Kant Yvaboo. Sin embargo, el imputado en la operación Púnica dejó rastro en sus movimientos.
En su antiguo banco helvético, los gestores anotaban el 30 de abril de 2013 el siguiente argumento para justificar la salida de fondos:"Reestructuración patrimonial decidida por el ADE (cliente), que nos ha pedido cerrar su cuenta titulada del banco UBS de Ginebra y transferir el saldo a su cuenta de Millenia Trading titulada en el Standard Chartered Bank de Singapur, sociedad de la que es su beneficiario efectivo"
El 18 de abril de 2013, dos semanas después de que Marjaliza recibiera la carta del BNP, el empresario comenzó a mover su dinero oculto en otra entidad bancaria helvética: el USB de Ginebra. Allí guardaba 2,66 millones de euros que salieron a Singapur en dos transferencias. Dos días después, los gestores bancarios se preguntan incluso por la premura con la que Marjaliza quería mover sus cuentas: "Extrañado por el volumen de las órdenes de transferencia y por la urgencia de sus instrucciones, solicito al cliente explicaciones. Este me hace saber que sus abogados le recomiendan abrir una cuenta en Singapur a fin de facilitar las inversiones que prevé efectuar en la región. Conociendo la situación extremadamente difícil del mercado inmobilíario español en la que se mueve nuestro cliente, comprendo su voluntad de diversificación", explican los expedientes bancarios.