Un violín feroz y crispado -como mandaba la partitura- ha puesto banda sonora al último grito de Libres e Iguales. Los caprichos de Paganini han precedido las palabras de Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz de esta plataforma. Bajo una luz tenue y azulina y enfundada en un vestido oscuro y entallado, la exdiputada del PP ha encabezado un homenaje a la Constitución en el que han participado intelectuales y políticos de distinto signo. Con voz aterciopelada y acento argentino, ha asestado un rejonazo a Podemos, que junto a los movimientos nacionalistas, ha recibido la mayoría de críticas vertidas en el Teatro Calderón de Madrid: “Blanquean ideas malignas con el disolvente de la emoción”.
Quienes han acompañado a Álvarez de Toledo han ido saliendo al escenario en pareja y, después de escenificar -a las órdenes de Albert Boadella- un artículo de la Constitución, han colocado una pieza del mosaico que ha recibido a su portavoz ya convertido en una bandera de España.
Subida a unos tacones de vértigo, la política ha advertido de que las conquistas de la Carta magna “no son irreversibles” y ha asegurado que Podemos y los partidos nacionalistas podrían acabar con ellas: “Este homenaje a la Constitución debe ser vigilante. El populismo ha puesto en riesgo nuestra democracia y, coaligado con el separatismo, pretende destruir la soberanía española”.
“La democracia no existe en el Brexit, ni en Donald Trump, ni en el populismo podémico”, ha continuado Álvarez de Toledo. A menos de una semana para las elecciones, ha hecho un llamamiento de “responsabilidad”: “Quieren traer a España una república de la segregación”, ha dicho en referencia a Podemos y los independentistas.
Ante la probabilidad de que los resultados del próximo domingo sean parecidos a los del 20-D, ha pedido un pacto entre los partidos constitucionalistas; un mensaje que han podido escuchar de primera mano la portavoz de Ciudadanos en Madrid, Begoña Villacís, y el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado. Por parte del PSOE han participado varios miembros históricos como Nicolás Redondo Terreros, Joaquín Leguina o Enrique Múgica, pero ningún cargo actual.
Sin olvidar la Constitución, eje que ha vertebrado la escena pensada por Boadella, Álvarez de Toledo ha lamentado que varios partidos quieran “reformar” la Constitución, y no “enmendarla”. En palabras de la exparlamentaria, una enmienda es un cambio sobre un conjunto que permanece; una terminología que “no usan para no verse obligados a concretar”. “Por eso hablan de reformas y no de enmiendas”, ha terminado la portavoz.
Pero antes del discurso sosegado y milimétrico de la líder de Libres e Iguales, un baile de salón ha divertido al público del Calderón. Francisco Sosa Wagner, antiguo miembro de UpyD, ha salido al escenario con un dedo de cartón gigante para “echar a las puertas giratorias, terminar con el 'dedazo' y así lograr la independencia de la Justicia”.
Rodolfo Martín Villa, ministro de Adolfo Suárez y vicepresidente de Calvo-Sotelo, se ha atrevido con una jota. “Es lo más moderno que se canta en mi pueblo”, ha musitado algo afónico. Con más voluntad que tino, ha entonado versos como “mis cartas las abro yo”, “ya no hay exiliados” o “somos libres e iguales con nuestra Constitución”. La entrega del político de UCD ha arrancado los aplausos del público.
También enérgico, Federico Jiménez Losantos ha estado a punto de cargarse el micrófono de los oradores cuando le ha dado un golpetazo con una Carta del 78 de bolsillo: “¡La Constitución no es del Rey ni de los Pujol!”.
Victoria Vera, musa de la Transición, ha sido el único exponente de la farándula en este nido de políticos, periodistas, escritores y filósofos. “Algunos niños con barba quieren el poder ya, y luego pensarán qué hacer. Son incapaces de seducir mentes adultas y por eso confían en el parvulario”.
Justo después, el sindicalista José María Fidalgo le decía a Rafael Latorre, bastante más joven: “A nosotros que nos quiten lo 'bailao', pero es que a vosotros nos os van a dejar bailar”. “Dicen que nos va a gobernar la gente, como si antes lo hicieran los extraterrestres”, le ha respondido con sorna el columnista de EL ESPAÑOL.
En tono más grave, Teo Uriarte, condenado a muerte dos veces por el franquismo, ha alabado la Constitución por impedir la pena capital para después advertir: “Estas conquistas no son irreversibles”.
De su misma generación, el socialista Enrique Múgica ha querido recordar aquel día de 1964 en el que fue puesto en libertad: “Fuera me esperaban mi madre y mi hermano, al que después mató ETA. Fuimos a comer a un restaurante y había una foto de Franco, seguida de un '25 años de paz'. Pero la paz verdadera la hemos construido con nuestra Constitución”.
El texto de 1978 ha titulado todas las intervenciones, también el discurso de Cayetana Álvarez de Toledo, que antes de empezar prologaba: “En este país es más fácil romper la Constitución en el Congreso o quemarla en la tele que defenderla”.