Las miradas de los vecinos de Usera se clavan en el despacho de abogados en el que tres personas fueron este miércoles brutalmente asesinadas, en un suceso al que fuentes policiales relacionan con un ajuste de cuentas. Un cliente ecuatoriano y dos mujeres -Elizabeth y Maritza- murieron en el episodio. Ésta última vivía a pocas manzanas del lugar del crimen y los conocidos lamentan este desenlace: "Estamos en shock", advierten desde las inmediaciones del despacho.
Maritza, madre y vecina conocida en Usera
Maritza Osorio Riverón había llegado hacía unos 15 años a Usera. Nacida en la localidad cubana de Holguín hace casi 40 años, vivía con su hija, Yaimara, y con su primo en la calle Olvido. Desde el portal de su casa hasta el del despacho apenas hay un par de minutos caminando.
"Todo lo que trabajaba era para su hija", cuenta un vecino, quien señala que Maritza "se desvivía" por ella. "Todos la conocíamos porque vive desde hace tiempo aquí -añade el hombre-. Siempre sonreía en las tiendas, en los bares por los que pasaba".
"Nos llevamos una sorpresa enorme", relata Omar, cliente de Víctor Joel Salas Coveñas, regente del bufete Euroasia donde tuvo lugar el suceso. "Maritza trabajaba en la recepción -explica-, la debieron contratar porque era muy amable". Según el testimonio de Omar, la mujer llevaba unos 3 o 4 años trabajando en el despacho. Lo hacía en el horario de tarde y, además, repartía publicidad de este negocio por las calles. Previamente se había desempeñado en un bar próximo.
"Cuando vi lo que estaba sucediendo no me lo podía creer", prosigue Omar. El incendio declarado en el despacho le sorprendió cuando salía de un local próximo. Después se enteró de que en el interior del bufete se encontraban los cuerpos de las dos trabajadoras y del cliente ecuatoriano.
"Maritza era luchadora", señala una mujer que vivía en la misma calle. "Tuvo a su hija siendo muy joven y siempre tuvo pelear", añade.
Elizabeth, abogada
Los vecinos del madrileño barrio de Usera cuentan que la segunda víctima, Elizabeth, era también cubana. Nació el 25 de mayo de 1985 y, a pesar de su juventud, fue jueza en diferentes instancias en el municipio de Plaza (La Habana) desde finales del año 2008 hasta 2011. Desde el departamento de personal del Tribunal Supremo de La Habana aseguran que lo normal es que ella cumpliese con su servicio social, de tres años de duración, al salir se la Universidad y al concluirlo viajara a España.
Estudió el Master universitario de práctica de la Abogacía para poder colegiarse en España. Hace unos días que lo había conseguido pues su alta en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid tiene fecha de 3 de junio. Comenzó a trabajar en el despacho de Salas en 2012, primero como asistente y recientemente como abogada, ayudando en los casos de extranjería, en los que estaban especializados.
"Tenía unos 30 años y ayudaba al abogado en sus labores", cuenta un cliente del bufete. "Muchos veníamos aquí cuando teníamos algún problema con los papeles -sigue explicando el cliente-. Cobraban un buen dinero, pero sabían resolver bien estos temas".
El cuerpo de Elizabeth fue encontrado por los bomberos en las mismas dependencias que el de Maritza. Habían acudido al despacho para sofocar un incendio con dos focos de ignición. Una de las trabajadoras había sido degollada y la otra tenía fuertes golpes en la cara. Ésta última estaba en parada cardiorrespiratoria, pero los sanitarios del SAMUR no pudieron salvar su vida.
Un cliente ecuatoriano
"Todavía huele a quemado", inquieren los viandantes que pasan frente al portal del suceso, en el número 40 de la calle Marcelo Usera. El despacho del abogado cuenta con cuatro ventanas, dos por cada dependencia.
En la primera de ellas, la más próxima a la puerta principal, es en la que los bomberos encontraron el cuerpo medio abrasado de un hombre. Cuando le dieron la vuelta se percataron de que éste había sufrido el impacto de un hacha en la parte delantera de la cabeza.
El cliente fallecido, la tercera víctima, era de Ecuador. En bares y restaurantes regentados por personas del mismo país no conocen la identidad del hombre. "No debía de vivir por aquí", afirman, no sin antes lamentar "la muerte de un compatriota en algo tan oscuro".
Fuentes policiales apuntan que el crimen pudo cometerse por un ajuste de cuentas con el abogado titular, Víctor Salas Coveñas. Natural de Perú, había ejercido como fiscal en su país natal, especialmente en casos de narcotráfico y de secuestros. Las mismas fuentes advierten, no obstante, que el crimen podría estar vinculado con algún asunto relacionado con su bufete en Usera.
A estas horas siguen abiertas todas las líneas de la investigación sobre cada una de las víctimas de forma aislada. Las armas utilizadas por el asesino o los asesinos serían: un hacha, un cuchillo y un objeto contundente de gran dureza, presumiblemente una barra de hierro.