Madrid ha salido a la calle "orgullosa" de su diversidad. Más de un millón de personas, según los organizadores, han llenado como cada año el centro de la capital durante la manifestación estatal del Orgullo LGTB. Han reclamado “leyes para la igualdad real ya”, se han acordado de la matanza homófoba de Orlando y han querido visibilizar a una parte del colectivo, que según reconocen, está incluso marginado por ellos: los bisexuales.
Estas son sólo diez de las personas que han abanderado hoy la lucha por los derechos sociales y han dicho sentirse “orgullosos”, pese a que reconocen que quedan “muchas metas” por lograr en favor de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.
Elena, 49 años, artista lesbiana
Elena no recuerda exactamente los años que lleva asistiendo al Orgullo de Madrid. “He perdido la cuenta”, admite esta madrileña que trabaja como artista visual. “Esta manifestación se ha convertido en la más importante de Europa, es todo un logro”, explica.
No obstante, admite que el talón de Aquiles de la marcha es la poca visibilidad que tienen las lesbianas como ella: “Es una fiesta de hombres, sólo hay que mirar alrededor”.
Manuel, 26 años, concejal gay de IU de Zamora
Manuel Alonso fue uno de los responsables de la organización del partido contra la homofobia que se celebró en Zamora y que contó con Jesús Tomillero, el arbitro que salió del armario. Ha venido a Madrid, como lleva haciendo desde hace muchos años -"desde que tenía 18 años"-.
Explica que si la manifestación sigue existiendo es porque “aún queda mucho por legislar”. Tanto a nivel estatal como autonómico. Ya lo han hecho algunos parlamentos regionales como Baleares, Cataluña o Murcia, y espera que uno de los próximos en sumarse sea el Gobierno de Castilla y León.
Nuria, 22 años, teleoperadora lesbiana
Nuria ha liderado durante esta sábado desde su silla de ruedas parte de la batucada que ha dado ritmo a la manifestación. Reconoce “estar feliz” de los logros que “poco a poco” se están logrando en materia LGTB. Pero hay peros. El más importante en referencia al repunte de agresiones homófobas que está registrando la ciudad.
Ella ha sido víctima, pese a que no lo denunció, como la mayoría de casos. Le tiraron en pleno centro una bolsa de basura al grito de “bollera de mierda”.
Manuel Blanco, 41 años, cristiano heterosexual
Manuel Blanco es un empresario madrileño de 41 años, heterosexual, que ha estado acompañando a otros compañeros gays y lesbianas cristianos como él. “Venimos a reivindicar que es compatible la fe y la diversidad sexual. La Iglesia debe aceptar la diversidad”, ha pedido.
Preguntado por su opinión con respecto a las declaraciones del arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, se desmarca “por completo” de su línea: “No nos gustan nada sus palabras. Sabemos que hay muchas voces dentro de la Iglesia y Cañizares no temen la verdad absoluta”. “Lo que realmente nos importa es el mensaje de Jesús, Dios nos quiere por como somos”.
Cansu y Gulce, 23 y 21 años, sociólogas lesbianas
Cansu y Gulce han marchado “completamente alucinadas” por el “ambiente de liberación y apoyo a la diversidad” que se ha respirado en el madrileño Paseo del Prado. Son turcas y es la primera ocasión que asisten.
“Venimos de un país en el que si sales a la calle a reclamar los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales eres reprimida brutalmente”. De hecho, la manifestación de este pasado 28 de junio en Estambul no se pudo celebrar con normalidad por las fuertes cargas policiales. “Nos sentimos aquí seguras, es maravilloso”.
Yago Blando, 24 años, gay coordinador de Arcópoli
Yago Blando a sus 24 años lidera una de las asociaciones LGTB que más está haciendo en estos momentos en Madrid en favor del colectivo: Arcópoli. Considera que en los últimos años no han cambiado mucho las reivindicaciones porque “llevamos ya muchos años de Mariano Rajoy”.
De hecho, en su opinión, el “gran logro” de todas las pasadas ediciones fue cuando el Tribunal Constitucional tumbó el recurso contra el matrimonio igualitario que aprobó el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero en 2005.
Luna, 18 años, universitaria lesbiana
Luna se estrena este año en el Orgullo. Ni tan siquiera sus padres saben que es lesbiana y que ha acudido junto a su novia con la que lleva desde hace nueve meses: “Igual que un embarazo”.
“Lo mejor que me ha pasado es conocer a mi chica”, asegura esta estudiante de telecomunicaciones de familia conservadora. Por ello, anima a todas las chicas que “están dentro del armario” a que “pierdan el miedo”. “El miedo tiene un poder enorme, no te hacer ser tu misma. Es increíble la liberación que supone”. sentencia.
Raquel, 55 años, pastelera transexual
Hablar con Raquel a medida que avanzaba la manifestación era complicado. Los asistentes al Orgullo han estado parando a esta pastelera de Murcia a cada paso para echarse unas fotografías junto a ella.
Dice sentirse preocupada por las agresiones homófobas que se están registrando. Ella nunca ha recibido, según dice, ningún insulto pese a vivir en un pequeño pueblo de Murcia. “Siempre me he hecho respetar”, asegura.
Leire, 31 años, madre lesbiana
Leire, técnica de laboratorio, ha acudido a la marcha estatal junto a su mujer, militar y por primera vez, con su hija de 20 meses. Afirma que la situación de “una hija con dos mamás” está “plenamente normalizada” dentro del colectivo LGTB, queda “mucho” por hacer con el resto de la sociedad.
Y es que, tal y como relata, todavía son muchas las preguntas “incomodas” sobre su maternidad: “¿Quién es el padre?”, “¿Quién es la madre biológica?". “Nunca he sido discriminada por ser lesbiana, he tenido suerte”, asegura la madrileña.