La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial ha revocado la decisión del Promotor de la Acción Disciplinaria, Antonio Jesús Fonseca-Herrero, de archivar la denuncia interpuesta contra la magistrada María del Carmen Molina, titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Vitoria, y le ha ordenado que abra un expediente disciplinario a la jueza para investigar el trato que dispensó a una mujer que denunció haber sido víctima de dos violaciones por parte de su ex pareja.
Molina fue denunciada por la asociación Clara Campoamor por el contenido del interrogatorio que hizo a la denunciante, considerado "ofensivo" y "atentatorio de su dignidad". En particular, la queja se refiere a que la jueza preguntó a la mujer "¿Cerró bien las piernas? ¿Cerró toda la parte de los órganos femeninos?". La denuncia fue apoyada por la Asociación de Mujeres Amparo Poch y por la subcomisión de violencia de género del Consejo General de la Abogacía.
La queja de la organización Clara Campoamor era más amplia. Afirmaba que ese comportamiento de Molina "es habitual y continuo", que su forma de actuar "ha dado lugar a múltiples quejas y descontentos por parte de las mujeres víctimas por la revictimización de que son objeto" y que "se ha generado una cultura de miedo a lo que le pueda suceder a la mujer víctima en ese Juzgado".
El Promotor de la Acción Disciplinaria dio carpetazo a la denuncia al conceder crédito total a las explicaciones de la magistrada, según la cual las circunstancias del caso -la antigüedad de las presuntas violaciones, que habrían ocurrido en 2011 y 2012, sin que fueran denunciadas en su día, sin que la mujer hiciera alusión a ellas en dos denuncias interpuestas contra su ex pareja en 2015 y 2016, sin que existieran partes médicos u otros elementos corroboradores de su versión- hacían necesarias esas preguntas "para el esclarecimiento de la verdad" y determinar el empleo de la fuerza física y la oposición o resistencia de la víctima frente a la agresión.
Para Fonseca-Herrero, si las expresiones denunciadas "aparecen descontextualizadas, pueden considerarse poco afortunadas, pero en ningún caso suponer un reproche disciplinario por desconsideración a la víctima". Además, ni los letrados ni el fiscal hicieron constar protesta alguna durante el interrogatorio.
La denuncia precisa que el contenido del interrogatorio dejó a la denunciante "atónita". Por su parte, la fiscal del caso, llamativamente, eludió informar sobre el episodio al Promotor de la Acción Disciplinaria, remitiéndose a la grabación de la declaración y, por tanto, sin respaldar la denuncia, pero tampoco a la magistrada.
De oficio
La Comisión Permanente del órgano de gobierno de los jueces no ha esperado al recurso anunciado por la asociación Clara Campoamor para desautorizar el archivo acordado por Fonseca-Herrero el pasado 10 de junio.
La Comisión, encabezada por el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, ha utilizado un precepto de aplicación inusual que le permite ordenar, de oficio, al Promotor de la Acción Disciplinaria la iniciación de un expediente disciplinario.
El acuerdo de la Permanente señala que Fonseca-Herrero "debe proceder" a incoar un expediente disciplinario a la magistrada Molina por si los hechos denunciados pudieran ser constitutivos de una falta grave o leve de desconsideración a los ciudadanos.
Fonseca-Herrero, cuya actuación está siendo objeto de crítica en el seno del propio CGPJ por su excesiva benevolencia con los jueces denunciados, ya ha dado cumplimiento al acuerdo de la Comisión Permanente y acaba de abrir el expediente a la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Vitoria.
El arrepentimiento del juez Camp
A finales del pasado año, un juez canadiense fue sometido a investigación por formular a una mujer preguntas similares a las que aquí van a ser evaluadas en el seno del expediente disciplinario a Molina. Durante un juicio por violación, el juez Robin Camp interpeló a una mujer diciéndole "¿No podías haber mantenido las rodillas juntas?".
El juez canadiense, que decidió acudir a un curso de sensibilización en violencia de género, pidió públicamente disculpas: "Me arrepiento profundamente de lo que he dicho en la medida en que pueda desincentivar a cualquiera a la hora de denunciar o testificar sobre abusos sexuales", manifestó.