Mareas vivas azotan el seno de las mareas gallegas de Podemos. Mientras se habla de Compromís, de Ada Colau, o de Manuela Carmena, el mar de fondo procedente del noroeste de la península comienza a notarse en Madrid. Conforme pasan los meses, la importancia de los socios gallegos de Pablo Iglesias se acrecienta, y el rompecabezas de alianzas se complica cada vez más. A día de hoy, la candidatura de las mareas a las elecciones autonómicas de Galicia pende de un hilo. Disgregadas en luchas internas, las tres patas que conformaron la confluencia en las dos últimas elecciones, todavía no han decidido ni al candidato a la Xunta de Galicia ni tampoco si repetirán la alianza.
Un pacto frágil pero necesario, que se orquestó, según algunos de los más importantes dirigentes, para batir a un “enemigo común”. En esta confluencia a tres bandas se encuentran ingredientes muy diversos: el nacionalismo gallego de la mano de Anova (las mareas locales que alcanzaron las principales alcaldías de la comunidad autónoma), Esquerda Unida y Podemos Galicia (el sector del partido de Pablo Iglesias en la autonomía). Ahora, a dos meses de nuevos comicios en Galicia, los socios del partido lanzan mensajes contradictorios que ponen en duda la continuidad del pacto. La alianza forjada el pasado diciembre no pasa por su mejor momento.
Son dos los principales problemas que se debaten en el seno de la coalición. Por un lado, la elección del candidato a las elecciones a la Xunta de Galicia del próximo otoño. Por otro, la forma de estar en el Congreso de los Diputados: bien como hasta ahora, incluidos en el grupo de Podemos, o intentar crear un espacio propio al estilo de Compromís; si esto último no resultase, lo cual es bastante probable, los cinco diputados de En Marea se irían al grupo mixto. Y eso es algo que dos de las tres partes de la coalición no están dispuestos a permitir.
Nacionalismo: el factor Beiras
El 2012 fue, en Galicia, el año del retorno de Xosé Manuel Beiras, aunque en realidad nunca se había ido del todo. Ni siquiera cuando dejó la política en el año 2005, cansado de las intrigas en el seno del BNG. Beiras regresó a las aulas –es catedrático de Estructura Económica en la Universidad de Santiago de Compostela-, y al piano de su casa en Brión, ese al que se entregaba durante las jornadas de reflexión el día antes de los comicios. Eso sí, con un ojo siempre puesto en el mundo de la política.
El estímulo de un nuevo proyecto político le hizo regresar. El partido que acababa de crear, Anova, iría en coalición con la Esquerda Unida de Yolanda Díaz, antigua militante del Partido Comunista de Galicia (PCG). Juntos formaron lo que hoy se conoce como Alternativa Galega de Esquerdas (AGE). Se hicieron con 9 escaños, el 14% de los votos y desplazaron al histórico Bloque Nacionalista Galego (BNG) hasta la cuarta posición. Algo inaudito. Un tal Pablo Iglesias Turrión ejerció como uno de sus asesores. En aquel momento pocos lo imaginaban, pero el éxito de Beiras fue el precedente de muchas cosas. Era, ante todo, el primer proyecto político que triunfaba canalizando la indignación ciudadana hacia las urnas.
Sin embargo, el freno que supusieron las últimas elecciones a las expectativas de Podemos ha avivado la llama de la discordia. Beiras, por ejemplo, recriminó sin complejo a Pablo Iglesias su parte de culpa en el estancamiento de las últimas elecciones, sobre todo por haber obviado durante la campaña la necesidad de reivindicar el proyecto como algo plurinacional.
Por otro lado, la elección del candidato a la Xunta ha puesto a Beiras en el centro del tablero político. Sin embargo, no resultará tan sencillo. Anova nació, y Beiras lo ha recordado en muchas ocasiones, como un ejemplo de política asamblearia. Quizá por ello, por mantenerse fiel a ese modo de hacer las cosas, desde el sector del beirismo se prefiere que el elegido que trate de desbancar a Feijóo de la Xunta sea alguien elegido por las bases.
Los nacionalistas apuestan por recurrir la negativa que emitirá la mesa de la Cámara, impidiéndoles tener grupo propio, lo que provocaría que los cinco diputados se irían al grupo mixto. Y esto es algo de lo que los otros socios nacionalistas no quieren saber nada.
Por otro lado, la elección del candidato a la Xunta es algo que cada vez preocupa más en Anova. En gran medida porque la distancia entre Beiras y Yolanda Díaz, su socia en el año 2012, es cada vez más grande. Y eso se traduce en las discrepancias que van surgiendo entre ambos líderes a la hora de elegir a aquel que encabezará las listas. La cercanía de las elecciones ha incitado a Díaz a proponer que el candidato sea una “persona de consenso” elegida entre las tres partes. Desde el sector del beirismo, se exige que esa persona sea ratificada por las bases con unas primarias abiertas, a excepción de que el candidato sea alguien que no les convenza, es decir, que no sea de consenso.
Los factores de éxito en el grupo son sus principales bazas en la actualidad. Por un lado, el carisma de Beiras, la figura más importante del nacionalismo gallego en las últimas décadas, es algo ineludible en cualquier pacto. Por otro, un mensaje agresivo en contra de la “oligarquía”, del “estado opresor” y de los corruptos.
El peso de las mareas: A Coruña, Santiago y Ferrol
El 24 de mayo del año 2015 las alcaldías de tres importantes ciudades gallegas cambiaban de manos. Xulio Ferreiro, de la Marea Atlántica, se hacía con A Coruña; Jorge Suárez (Ferrol en Común), con Ferrol y Martiño Noriega (Compostela Aberta) con Santiago de Compostela.
Las tres victorias reflejaban el fenómeno que se produjo de forma simultánea en toda España: la irrupción de Podemos y de sus confluencias. Estos resultados otorgaron a los tres alcaldes un peso muy importante en la toma de decisiones dentro de la coalición. Hasta el punto de que su importancia será crucial a la hora de elegir el “candidato de consenso” para Galicia.
De hecho, los tres mandatarios acordaron ya un nombre que venía sonando desde hace semanas. Se trata del magistrado Luis Villares, magistrado en el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia y portavoz de Jueces para la Democracia en la comunidad autónoma. Esta opción, de llevarse a cabo, excluiría tanto a Beiras como a Carmen Santos de la carrera hacia la Xunta. Tan solo falta que el magistrado reciba el apoyo de todas las partes, algo que corre prisa para muchos dentro de la coalición dado el ajustado margen de tiempo que quedan para las elecciones autonómicas.
El factor Podemos
Varios meses después de las elecciones municipales, los resultados se consolidaron en las generales del 20D. Una suma de cuatro fuerzas políticas (Anova, Esquerda Unida, Podemos Galicia y las mareas atlánticas, vencedoras en las elecciones municipales) se presentaba en confluencia a las elecciones generales con el nombre de En Marea. El resultado fue histórico: seis escaños en Galicia, los mismos que el PSOE. El PP con diez quedaba ya más cerca.
Las circunstancias han querido que, en menos de seis meses, volviera a haber elecciones en España. El 26 de junio los españoles estaban de nuevo ante las urnas. Esta vez, los resultados cogieron a todos por sorpresa. El PP amplió su diferencia con el PSOE y Podemos redujo sus apoyos perdiendo más de un millón de votos. En Galicia pasó algo similar. En Marea ha perdido uno de los seis escaños que tenía, junto con 65.000 votos.
Los resultados han llevado a algunos sectores de las bases del partido en esta autonomía a cuestionar su presencia en la coalición, alegando que la marca queda diluida en la maraña de confluencias internas que se esconden detrás de En Marea. En el sector Podemos Galicia algunos aseguran que es preferible acudir a los comicios con su marca propia, algo de lo que ya se habló en los meses previos a las elecciones de diciembre y de junio de este mismo año.
Cada uno rema en un rumbo diferente. Su secretaria general, Carmen Santos, está empleando su poder para definir el peso de su partido dentro de la coalición. Esa estrategia tendría como fin situar a los suyos en las listas conjuntas con los otros socios. Santos es partidaria de que el partido concurra a las elecciones dentro de las mareas. Y se abre una tercera vía, encabezada por el diputado Antón Gómez-Reino, quien sostiene que resulta preferible diluirse en la marca En Marea, y hacerlo cuanto antes.
El camino que tomará la coalición no está nada claro. Entre innumerables jefes, En Marea navega todavía sin rumbo fijo, sin candidato a la Xunta y con varias cabezas visibles peleadas entre sí. Ya lo dice el refrán gallego: "Onde hai patrón, non manda mariñeiro".