A pesar de lo que se cree, las zonas verdes y transitadas son los lugares donde se cometen más agresiones sexuales. Nerea Martín Fernández, investigadora del Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad del País Vasco (UPV), ha analizado los escenarios de las agresiones en Euskadi y ha llegado a varias conclusiones.
Martín ha observado dos tipos de lugares durante su investigación. Por un lado, los espacios con una alta calidad ambiental y una alta presencia vegetal, los más comunes, y, por otro, los espacios con baja calidad ambiental y baja presencia vegetal. "Es llamativo el hecho de que ciertos espacios con presencia vegetal a los cuales la gente se desplaza durante el día para relajarse, disfrutar, y desarrollar actividades lícitas y con presencia de peatones, por la noche se convierten en espacios que de alguna manera generan cierta oportunidad para la comisión de ciertos delitos", explica la investigadora.
Estos espacios verdes se caracterizan por la falta de visibilidad tanto desde calles cercanas al lugar como de los edificios que lo rodean. Si los árboles son muy altos limitan la visibilidad, así como los setos o arbustos. Esto, señala Martín, "dificulta que cualquier persona pueda observar una agresión sexual y acabar frustrándola". Asimismo, añade, el agresor puede utilizar dichos espacios para "esconderse antes de cometer el delito".
Rediseño urbano para aumentar la seguridad
Una de las soluciones para prevenir este tipo de conductas y formular propuestas que contribuyan a mejorar la calidad de vida urbana de las mujeres pasa por cuidar "la iluminación, el mantenimiento de los parques, árboles y setos", dice Martín.
La investigadora apunta a que es importante "evitar el diseño de espacios que limitan la visibilidad", como pueden ser algunos pasos subterráneos. "Hay que mirar qué puede hacerse mediante el diseño o rediseño urbano para disminuir las oportunidades que generan los propios espacios urbanos para la comisión de este tipo de delitos", apunta.
La intención de Martín es "ampliar la investigación a nivel nacional". De este modo, se podrían contrastar los datos recogidos en Euskadi con el resto de España para, entonces, "poder proponer estrategias de diseño o rediseño urbano para que los espacios públicos sean más seguros para las mujeres y pueden desplazarse con libertad por las ciudades", dice la investigadora.
El agresor aprovecha oportunidades
El alcohol y el consumo de drogas genera una "situación de desinhibición" por parte de los agresores sexuales que, "en fiestas de gran magnitud, como pueden ser los Sanfermines, tienen más probabilidad de acceder a víctimas", señala la investigadora.
Las víctimas, por otra parte,"se encuentran, en muchas ocasiones, en espacios que les son desconocidos, fuera de sus espacios de seguridad", por lo que, apunta Martín, la prevención ambiental o el diseño de los espacios públicos, entre otras acciones, son un "factor fundamental" para prevenir este tipo de conductas.
La investigadora asegura que hay una serie de factores que puede proporcionar una "oportunidad que el agresor aprovecha", mientras que otros elementos que "podrían ser inhibidores no siempre están presentes".