Manoli Chavero, de 42 años, desapareció de su casa de Monesterio (Badajoz) entre la 01.30 y las 03.00 de la madrugada del día 5 de julio. Vestía un pijama (pantalón corto y camiseta de tirantes) y dejó, de manera sorprendente, encendidas la televisión y las luces del salón y la cocina, tal y como comprobó su hermano a la mañana siguiente cuando se dio la voz de alarma. Estaba sola en la vivienda. Sus hijos, un niño de 14 años y una niña de 7, disfrutaban del periodo de vacaciones junto a su padre. El matrimonio se había divorciado hace un par de años, aunque ambos dejaron de convivir juntos hace más tiempo.
“Su vivienda está un poco alejada de lo que es el casco urbano, está en una punta y no hay muchos residentes en esas casas; esa noche prácticamente solo había un vecino cerca y está a 100 metros de la casa. Vamos, que no tiene un vecino pegado”, explica a EL ESPAÑOL su primo Alfonso Franco, que actúa como portavoz de la familia, destrozada por el paso de las días.
Aquella noche, Manoli había estado hablando con su mejor amiga para ir juntas a la mañana siguiente hasta Zafra y conseguir un abogado de oficio que le asistiera en un juicio que tenía días después. De hecho, ya tenía preparados los papeles para esa comparecencia en la que se tenía que dilucidar una cuestión relacionada con el exmarido. El matrimonio, divorciado desde hace un par de años hizo dinero con el boom de la construcción, “pero no se hicieron ricos”, insiste Alfonso Franco. “Les iba bien, tenían su casa aquí, un chalé en el campo... pero ricos no eran”.
Sin rastro de Manoli
A la mañana siguiente, una de sus hermanas llamó a Manoli para ir a cambiar a una tienda ropa de los niños, pero no cogió el teléfono, algo que siempre hacía. Llamó a continuación a la amiga con la que Manoli iba a ir a Zafra, que fue quien se acercó a la casa. Nadie abrió la puerta. Volvió a llamar por teléfono y ante el silencio acudió otro hermano de Manoli, que tiene llaves de la casa. No había ni rastro de la mujer, tampoco signos de violencia o forcejeo pero sí algo que les llenó de preocupación, además de las luces encendidas. El móvil de la mujer estaba en la casa, igual que todas sus pertenencias. La denuncia se puso de inmediato.
Según afirman sus familiares no tenía enemigos conocidos, ni problemas con nadie ni dentro ni fuera de Monesterio. “Todo el pueblo la quería como se ha podido comprobar en este mes”. Los cierto es que los vecinos se han sumado a las batidas de búsqueda, organizaron una concentración y cada día que pasa están pendientes de cualquier novedad.
La Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Zafra se ha hecho cargo de las pesquisas. El exmarido de Manoli, igual que otras personas de su entorno han sido interrogados. La relación entre la pareja es aparentemente normal, si bien según algunas fuentes aun tienen flecos pendientes respecto a las propiedades comunes. El entorno ha sido lo primero que ha centrado la atención de los investigadores, como es habitual. El juez ha decretado el secreto de las actuaciones y ha prohibido nuevas batidas de búsqueda para no contaminar posibles escenarios.