El político sale en la tele y el prisma lo envuelve en una burbuja que lo aleja de lo cotidiano, pero en el camino al plató algunos fueron mortales y transitaron por la senda del 'becariado'. Es verano y los termómetros pintan España por encima de los treinta. A veces incluso a la sombra. Tras bucear en los libros -algunos todavía sumergidos en ellos- miles de españoles se valen de la sequía de soldados con la que el estío asola las empresas para entrar por primera vez en la oficina. Sudan metafórica y realmente. Son los becarios, en ocasiones socarronamente llamados precarios. Este agosto, EL ESPAÑOL relata las aventuras de los políticos que alguna vez bregaron en el escalón más bajo del organigrama.
Los cristales de las gafas de Fran Hervías (Tossa de Mar, 1983) reflejan la lluvia con meticulosidad. El secretario de Organización de Ciudadanos mira las nubes con gesto de ilusionista y pupilas de Houdini. Ha estudiado para adivinar y siendo becario cumplió su sueño: ser el hombre del tiempo. Hace años, cuando el sol campaba radiante y Hervías llevaba paraguas, los vecinos de su pueblo también lo cogían. La estampa de aquel joven estudiante de Geografía vestido de inspector Gadget cuando la tromba no podía siquiera imaginarse era indicio de tormenta. “Hasta que un día fallé y ya me tomaron por loco”, bromea.
Hervías viaja en coche a Galicia, lugar de marejada naranja. Le espera una asamblea en Vigo, otra en A Coruña... El cambio de listas en las pasadas generales de junio provocó la dimisión en bloque de la directiva de esta última ciudad. El partido no tiene candidato a la Xunta a poco más de un mes de las elecciones del 25 de septiembre. Hervías, que intenta cohesionar Ciudadanos en todo el país, mira por el retrovisor hacia sus veintitantos y relata lo mejor de sus aventuras becariales.
"Mi beca era de 700 u 800 euros al mes"
“Me licencié en Geografía por la universidad de Girona. Al terminar, hice un máster de climatología en Barcelona”, arranca. Y así consiguió la beca y abrió la puerta a su deseo de señalar nubes y soles en un plató de televisión. “Empecé como becario en el servicio de meteorología de Cataluña, Meteocat. El trabajo era remunerado -700 u 800 euros al mes- y de un año de duración, así que en comparación a lo común no estaba nada mal”, reconoce.
En este viaje todavía alejado de bufandas, camisetas, campañas y el naranja de Ciudadanos, hace un paréntesis político: “Imagínate aquel ambiente, había mucho independentista. Y yo, que empezaba a ser de Ciutadans”. Fue curioso. A caballo entre 2009 y 2010, Hervías era becario en Meteocat, pero al mismo tiempo miembro del Comité Ejecutivo de su actual partido. Ya por aquel entonces, la campaña del desnudo de Rivera les había metido en el Parlament de Cataluña con tres diputados.
"Descubrí un tornado"
Su paso por el servicio meteorológico de la Generalitat le hizo un hueco en la tele de su pueblo. Ahí estaba Hervías, conduciendo 'El Temps'. Como recuerdo, su blog: MeteoTossa, plagado de gráficos y mapas.
Le encomendaron revisar el clima del pasado. “Me encargaron digitalizar el histórico de fenómenos meteorológicos de Barcelona, en concreto el primer tercio del siglo XX”. Lo que podría parecer aburrido, resultó un descubrimiento: “¡Encontré un tornado! Las mangas marinas se convierten en tornados cuando tocan tierra y aquella lo hizo. Es un fenómeno muy poco frecuente. El proceso fue interesante, todavía recuerdo cómo lo contrastamos con la prensa de la época”.
Ahora, se ríe Hervías, pronostica la política: “No sé qué es más difícil. Creo que acabará saliendo el sol y espero que tengamos tres años de buen tiempo”. ¿El sol que saldrá tendrá cara de Rajoy? “No lo sé, eso depende de ellos. Lo que está claro es que España necesita una reforma considerable para disfrutar de un clima cálido”.
"En cuanto me levanto, miro las previsiones"
¿Y qué pasa con los becarios de Ciudadanos? Al lanzar la pregunta, una voz de fondo: “Es que está aquí conmigo Oriol, mi mano derecha, que fue becario en el partido. Es la prueba de que aquí se puede promocionar”, presume entre risas. ¿Cuánto cobran? “Según me cuenta, eran 300 euros por media jornada, así que 600 la completa”, se sincera.
Hervías vive de cerca el día de la marmota desde el 20 de diciembre, pero reconoce que no ha dejado de ser un hombre del tiempo: “En cuanto me levanto, miro las previsiones”.