Las multas por saltarse semáforos suben un 183% en Madrid: vea el mapa de las cámaras
Las seis nuevas cámaras sumadas a las veinte ya instaladas han disparado las cifras.
9 agosto, 2016 03:33Noticias relacionadas
Atravesar Madrid en coche puede convertirse en una misión sólo apta para los más pacientes. En una de las ciudades españolas donde más tiempo se pierde por los atascos, son muchos los conductores que, movidos por las prisas, prefieren pisar el acelerador al ver el semáforo en ámbar. Muchos no lo consiguen. Y ya se sabe: multa.
Para controlar estas infracciones y evitar accidentes, el Ayuntamiento de Madrid decidió hace diez años instalar cámaras que disparasen instantáneas a aquellos que se saltasen la luz roja de los semáforos. Se trata de un sistema de control foto-rojo que se inició en el Paseo de la Castellana y que desde 2006 ha ido creciendo. En 2014, eran 20 los semáforos vigilados electrónicamente. Este año, el Gobierno de Carmena ha sumado 15 más y la primera tanda -se instalaron 6 en febrero- ha supuesto que se disparen las cifras.
Es lógico pensar que si aumenta el número de cámaras (de 20 a 26), también lo hará la cantidad de multas, sin embargo el crecimiento es más que sustancial. Si comparamos el periodo comprendido entre los meses de enero y mayo, la tasa de multas por semáforo se ha elevado un 118% respecto a 2015. O lo que es lo mismo: el número de denuncias a conductores en puntos foto-rojo casi se ha triplicado, según el análisis realizado por EL ESPAÑOL de las multas registradas entre septiembre de 2014 y mayo de 2016 (únicos datos disponibles). Tanto es así que, en cinco meses, los 26 semáforos ya han delatado más vehículos que todos los contabilizados el año anterior.
El impacto de estas nuevas cámaras se hace patente en un solo periodo: febrero. Sólo en este mes las sanciones por rebasar un semáforo en rojo crecieron más del doble, de 46 multas por semáforo en el primer mes del año a 124 en el segundo. Desde esa fecha los números no bajaron, más bien todo lo contrario.
Sin embargo, se mantienen poco variables las multas registradas por los agentes de Movilidad o la Policía Muncipal in situ en el resto de puntos de la ciudad. Estas han incrementado un 10% en los primeros cinco meses del año, en comparación con los mismos del año anterior.
¿Por qué más controles?
No es una decisión actual. “Estos elementos se deciden poner porque están fijados ya, contractualmente, en el pliego de Conservación Integral de Instalaciones, que se adjudicó aproximadamente en el año 2014”, explica Marta Alonso, Subdirectora de Gestión y Vigilancia de la Circulación del Ayuntamiento de Madrid. “Los datos están diciendo que hay bastantes conductores que rebasaban el semáforo rojo en esos puntos, y eso es muy peligroso. Entiendo que eso fue lo que movió a que se instalaran nuevas cámaras en 2016 en estas ubicaciones”, justifica Alonso.
Teniendo en cuenta el total de multas emitidas entre enero y mayo de este año, 20.643 conductores cruzaron el semáforo cuando no debían en 2.127 puntos de la ciudad . Una cifra que alcanza los cuatro millones de euros, sin tener en cuenta posibles descuentos o recursos ante el Ayuntamiento o Tribunal Contencioso Administrativo.
De éstas, el 84% están identificadas en los lugares donde hay instalado un sistema foto-rojo, y tanto si la falta la recoge un agente de Movilidad o un Policía Municipal en el momento de producirse, como si lo hace una cámara (con el posterior análisis de un agente de Movilidad), se considera grave. Conlleva el pago de 200 euros y la pérdida de cuatro puntos del carnet.
Nuevas instalaciones
El pasado mes de junio, el Ayuntamiento completó la instalación de los nueve últimos dispositivos previstos para 2016, aunque no empezarán a sancionar hasta el 26 de septiembre. Durante todo el verano estarán en periodo de prueba y los infractores solo recibirán una carta informativa de haber cometido una falta a su paso. Con ellas suman 35 en total a finales de año.
Y parece que no serán las últimas. La base de datos consultada registra, además de estas, siete nuevas ubicaciones que son hoy sistemas preinstalados con miras a actuar en el futuro.
“No tenemos ninguna fecha prevista, ni una decisión tomada sobre si serán instalados finalmente”, apuntan desde el área de Movilidad del Ayuntamiento. De hacerse efectivas, se contarían entonces un total de 42.
Tres nuevas cámaras, las que más multan
Hasta febrero de este año La Castellana copaba el ranking de los lugares con más infracciones. Uno de sus dos sistemas foto-rojo cazó a Luis Moral en 2011. Venía desde Barcelona a pasar el fin de semana en Madrid y cruzar el semáforo en rojo le costó 900 euros, importe que terminó de pagar en 2014.
“Estaba circulando algo despistado mirando a los lados porque no soy de Madrid. Recuerdo haber pasado por ese semáforo en ámbar”. Cuando la multa le llegó a su casa descubrió que la cámara había disparado la foto. Tenía que abonar 200 euros, y perdía sus correspondientes cuatro puntos. Pero le costó mucho más. Su sanción se incrementó al intentar recurrirla en el Ayuntamiento. “No obtuve ninguna respuesta de ellos y al no pagar a tiempo -por el recurso presentado- me empezaron a aplicar sanciones. Aplacé el pago a 12 cuotas que me fueron llegando durante 2014, de enero a diciembre”.
Desde que Luis pasó por la Castellana en 2011 algunas cosas han cambiado. Según el gráfico publicado por el Ayuntamiento y cuyos datos no ha facilitado a este diario, la cifra de denuncias “ha descendido constantemente” año a año. Entre septiembre y diciembre de 2014 y a lo largo de todo 2015, la cámara que más vehículos denunció era la situada en Castellana 105 (2.095 multas de un total de 14.975 en 2015). En 2016 la han superado tres de los puntos que estrenaron foto-rojo en febrero.
Son los cruces entre José Abascal con Santa Engracia y Cea Bermúdez con Vallehermoso, situados en el distrito de Chamberí, a unos 700 metros de distancia entre ambos. El tercer puesto lo ocupa la unión de calle Alcalá y San Romualdo, muy cerca de la parada del metro Suances, en San Blas-Canillejas. Los tres suman 5.462 sanciones en cuatro meses. Solo el semáforo de la intersección de José Abascal con Santa Engracia ha multado a tres personas cada día entre febrero y mayo.
El resto de nuevos puntos se ha ido intercalando entre los semáforos foto-rojo con más moderación. De hecho, los colocados en las intersecciones entre Ciudad de Barcelona y Menéndez Pelayo, y Ascao con Emilio Ferrari, se encuentran en las últimas posiciones en cuanto a número de multas. Si se comparan los datos de 2015 con los de este año, coinciden a la cola la Avenida Cardenal Herrera Oria, número 83 y la misma con el cruce de la calle La Masó, también el Camino de los Vinateros.
Lugares en los que se detecta que la velocidad es elevada, que están cerca de colegios, institutos u hospitales son algunos de los puntos que se tienen en cuenta para la elección de la ubicación de los foto-rojos. “Sitios donde hay mucho peatón, por eso suelen estar en vías principales y áreas en las que se producen accidentes”, específica Alonso, que considera que es un sistema que previene una conducta “realmente peligrosa”.
Se consideran ilegales
El Ayuntamiento especifica en su web que las cámaras toman cinco fotografías del vehículo que sobrepasa el semáforo cuando no debía. En ellas, se espera distinguir la marca, el modelo y el color del automóvil, así como la matrícula. Los peatones y ciclistas quedan exentos del sistema. Pero la Asociación de Automovilistas Europeos Asociados (AEA) tiene pruebas de que esas fotografías no siempre son tan claras.
Su presidente, Mario Arnaldo, considera que se trata de un mecanismo ilegal por dos razones principalmente. “Los aparatos no están debidamente testados, no siguen el mismo control que tienen que pasar los radares, y no están sometidos a un control metrológico”, explica. Además, el tiempo que tarda el semáforo en pasar de ámbar a rojo es insuficiente en algunos puntos, considera. Así lo ha avalado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid e incluso el Tribunal Supremo, en algunos casos. Marta Alonso no está de acuerdo. “Los sistemas foto-rojos no están sujetos a control metrológico, porque no miden nada. Hay una revisión diaria de estos aparatos”, explica.
Sin embargo, los jueces han admitido para algunos casos concretos que “la luz no es determinante, hay que ver también la posición” o “el tiempo en fase ámbar es escaso y se aleja de lo recomendado por la DGT”. Estos, entre otros argumentos, han hecho girar la balanza hacia el lado del conductor.