Semana crucial para que Mariano Rajoy sume 32 síes más en la sesión de investidura que pretende sacar adelante entre el 30 de agosto y el 2 de septiembre. Partido Popular y Ciudadanos trabajan desde el pasado viernes a contrarreloj para cerrar antes del martes que viene una batería de medidas regeneracionistas como paso previo a que el grupo parlamentario de Albert Rivera vote afirmativamente la candidatura del líder del PP en el Parlamento. Si finalmente C's y PP sellan ese pacto en los próximos días, fuentes del partido de Albert Rivera reconocen a EL ESPAÑOL que mantendrán su apoyo al candidato conservador incluso si éste fracasa en su intento de convencer a la mayoría del Congreso de los Diputados de que respalden su programa de gobierno.
Los equipos negociadores de los dos partidos han intercambiado durante este fin de semana los documentos sobre los que quieren cerrar la negociación. Ciudadanos ha enviado al PP información con más de cien medidas que quiere debatir, entre las que incluye la celebración de primarias, un tema aparcado en el seno del partido conservador pero reclamado por algunos de sus máximos dirigentes. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ya pidió en EL ESPAÑOL hace ya ocho meses más democracia interna para elegir a sus dirigentes.
Como base del principio de negociación, los populares han enviado al partido de Rivera las 125 coincidencias que encontraron entre el programa del PP y el pacto de El Abrazo que C's rubricó con el PSOE durante la legislatura fallida. Son precisamente estos puntos en común los que quieren utilizar desde el partido conservador para presionar a los socialistas y conseguir su abstención aunque sea en la segunda votación, la que se celebrará el 2 de septiembre y en la que únicamente se necesita la mayoría simple de la Cámara para sacar adelante la investidura. "¿Aprobó estas medidas en febrero y las va a rechazar en agosto?", se preguntan en Génova.
Sobreponerse a una investidura fallida
Mientras en el partido conservador se preparan mentalmente para sobreponerse a una investidura fallida que cada vez ven más inevitable, les tranquiliza pensar que Ciudadanos no retirará el apoyo a Mariano Rajoy incluso cuando éste deje de ser candidato oficial del rey Felipe VI. Albert Rivera utilizará la misma hoja de ruta que ya confeccionó durante la abortada legislatura, cuando extendió el apoyo a Pedro Sánchez incluso una vez que la Cámara rechazó su programa de Gobierno.
La crisis de liderazgo resurgirá en el seno del PP si el 2 de septiembre Mariano Rajoy sale del Parlamento como el presidente del Gobierno en funciones a quien la Cámara denegó su confianza. Entonces solo le servirá seguir manteniendo el apoyo de 169 diputados, los 137 del PP y los 32 de Ciudadanos, para frenar una hipotética vía alternativa liderada por Pedro Sánchez y poder intentarlo de nuevo durante los dos meses que hay de plazo para presentar sucesivas candidaturas.
En el PP prefieren no aventurarse a predecir qué pasará tras una investidura fallida: si el presidente del Gobierno lo volverá a intentar tras las elecciones vascas y gallegas, si se podría cambiar de candidato o si irremediablemente se celebrarán terceras elecciones el día de Navidad. Su objetivo, insisten, es hacer cambiar de postura a los socialistas y conseguir esa anhelada abstención antes de la segunda votación de investidura.
El plan B
Los conservadores guardan un as bajo la manga si el PSOE certifica su 'no' durante la sesión de investidura de Mariano Rajoy. En Génova confían en que los socialistas salgan debilitados de las elecciones que se celebran en Galicia y País Vasco el 25 de septiembre y que, entonces, los barones se rebelen contra Sánchez y pidan en bloque una abstención para evitar un fracaso mayor si se abren las urnas de nuevo el 25 de diciembre.
En el PP también cuentan con que el Partido Nacionalista Vasco necesite su apoyo en el País Vasco para formar gobierno tras el 25S. Un respaldo que darían sin miramientos a cambio de que los 5 diputados del PNV en el Congreso de los Diputados den el voto afirmativo a Rajoy en una segunda sesión de investidura. Entonces el candidato conservador estaría a solo un voto de alcanzar la mayoría: tendría los 137 del PP; los 32 de C's; 5 de PNV y 1 de Coalición Canaria. Todo el foco de atención se centraría entonces en el único diputado que tiene Nueva Canaria, que tendría "una presión insoportable" encima.