Diego tenía 11 años cuando se suicidó en octubre. En la carta que dejó a sus padres, les decía: "No aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir". Lejos de estar reduciéndose, el acoso escolar afecta a un 3% de los niños en los colegios españoles. "Hablamos una situación de acoso continuado, no un hecho puntual", explica el psicólogo y ex Defensor del Menor Javier Urra. El niño es agredido por alguna característica concreta, "normalmente por ser distinto".
Hay tres actores en cada caso de acoso escolar. La víctima, señala Urra, "no se suele saber defender", ni tampoco tiene un grupo de amigos que le permita salir de esa realidad. A otro lado, el agresor es físicamente fuerte y, aunque "no es querido por su grupo", es respetado "por miedo". Los testigos, el resto de la clase, "se ponen del lado del agresor o miran para otro lado", con el objetivo de "no verse involucrados".
Las nuevas tecnologías, además, han trasladado el acoso escolar de escenario. Ya no solo se sufre en el colegio, sino que cuando el niño llega a casa y enciende el ordenador "ve esa misma realidad". El sufrimiento, a pesar de que no todos lo vean, "es horrible".
"Son cosas de niños"
Urra está convencido de que el acoso escolar "no es igual" que antes. "En mi época las agresiones no eran tan continuadas, no eran tan violentas y existía una ética de grupo", explica el psicólogo. Esa ética de grupo era la que hacía posible que, si se veía sufrir a alguien, "siempre decía uno: ¿Ya vale, no?". Sin embargo, la "banalización de la violencia" ha generado que la responsabilidad "se diluya" en el grupo y que llegue "incluso a grabarse" como algo divertido.
Cuando unos padres detectan que su hijo puede estar sufriendo acoso escolar, acuden en primer lugar al colegio. "Los profesores suelen decir que son cosas de niños, que no hay que darles más trascendencia", indica Urra, que asegura que "se le quita importancia". "No me creo que un profesor no vea que hay acoso escolar", añade Urra. Es el profesor el que "tiene que reunir a los profesores y decirles que hay un problema en el colegio". "Muchos niegan lo que es evidente, olvidando que el niño lo sufre terriblemente", explica.
En muchos de los casos de acoso, la víctima acaba siendo cambiada de colegio, para evitar la situación, una decisión que no siempre es acertada: "El niño siente doblemente victimizado; primero por ser agredido y después por tener que irse".
"La víctima no tiene apoyos"
Para un niño es complicado contar que está siendo agredido en clase. Cuando por fin lo hace, no encuentra el apoyo suficiente. "Lo primero que le dicen en casa es que aprenda a defenderse", apunta Urra. Después, cuando deciden ir al colegio a pedir explicaciones, "puede pasar que la situación se enerve y que el niño aparezca como un chivato".
Los padres "pueden no darse cuenta", pero siempre habrá situaciones que puedan darles algunas pistas. "Si el niño nunca es invitado a una fiesta de cumpleaños de clase, puedes saber que está siendo apartado", dice, y pone otro ejemplo: "Hay niños que vomitan los domingos por la tarde porque visualizan lo que les va a pasar el lunes".
A pesar de que lo ve como un referente, el niño no le cuenta al profesor lo que está pasando con él en clase. "Tiene la percepción de que lo sabe", indica el psicólogo. Lo que acaba sintiendo, de hecho, es que "no tiene apoyo". "Lo que piensa es: ¿Y por qué a mí?".
"Tú no eres el problema"
Para superar una situación de acoso escolar, "al chaval hay que enseñarle a tener amigos: habilidades sociales, relacionales...con un profesional", explica Urra. Eso sí, sin que piense que él es el causante de la situación. "Tú no eres el problema, pero vamos a hacer que tenga capacidades que le hagan menos proclive a ser acosado".
La solución en el aula pasa por el profesor. "Es el líder, el que tiene autoridad, y tiene que enfrentarse con el líder negativo y ponerle al grupo en contra", concreta Urra. Sin embargo, los recursos de los que dispone no siempre son suficientes. "Quizá lo único que se puede hacer con un chaval que agrede, machaca, pone cosas terroríficas en internet es expulsarlo del colegio una semana", añade. "¿Tenemos medidas sancionadoras y coercitivas suficientes?", se pregunta el psicólogo.
A pesar de las cifras, se están produciendo avances en la sociedad. "Estamos mucho más concienciados", afirma Urra. Este curso se pondrá en marcha un teléfono de atención a las víctimas de acoso escolar destinado a cualquier persona que tenga constancia de casos de malos tratos o acoso en el ámbito escolar, dentro o fuera del aula.