“El nacionalismo radical siempre ha obviado a las personas. No hemos derrotado a ETA”. Así se ha expresado esta mañana el ex ministro de interior, Jaime Mayor Oreja, durante la presentación en el Ateneo de Madrid de la primera biografía de Miguel Ángel Blanco, titulada “El hijo de todos” y escrita por el periodista Miguel Ángel Mellado, director adjunto de EL ESPAÑOL.
Enlazando su valoración de la biografía con la idea del espíritu de Ermua -movimiento social que se generó tras el asesinato del concejal del PP-, con el auge hoy en día del independentismo catalán, Mayor Oreja ha querido incidir en que ETA continúa actuando en la sociedad. Más un “proyecto” que otra cosa, para el ex ministro la banda terrorista continúa siendo un problema inserto en España. “Vivimos en una crisis que afecta a todas las instituciones, a todos los países europeos. En España afecta al nacionalismo: vivimos una crisis de nación”.
De ese modo, y con las elecciones autonómicas vascas a la vuelta de la esquina, Mayor Oreja ha reflexionado acerca de las alternativas posibles al PNV, lamentando que la única opción sea “una posible alianza entre Bildu y Podemos”.
Así apelaba a aquel movimiento colectivo de reivindicación social que se generó por la unión de todos los demócratas ante la barbarie terrorista. “El espíritu de Ermua estará siempre en la vanguardia de la solución”, afirmó Mayor Oreja.
“Mártir y revolucionario inesperado”
La muerte de Miguel Ángel Blanco fue el punto de inflexión en la lucha contra la banda terrorista en España. El periodista Miguel Ángel Mellado ha querido construir una biografía cuyo propósito no sea otro que el de “avivar el recuerdo”. “De este modo, quiero pagar mi tributo a Blanco y a las 858 víctimas, y a sus padres, esposos, amigos...”, ha explicado el director adjunto de EL ESPAÑOL.
“El mayor dolor de un muerto después de muerto es el olvido”. Mellado pretende en este libro recuperar la figura del concejal dotándola del relieve que merece y engrandeciendo su dimensión como persona: lo logra sumergiéndose en su habitación, en la cocina de su casa, en sus tardes de concejal, en lo cotidiano del día a día. De ese modo, el autor ha pedido “disculpas” a sus familiares por revivir detalles como la autopsia y el momento en que Txapote y Amaia le asesinan a tiros en un monte de Lasarte. Mellado se ha disculpado también por todos esos detalles del libro que puedan “revivir momentos trágicos”. La pretensión en este caso es la de recordar que detrás de cada víctima no hay un número, sino una persona. “A Miguel Ángel le quitaron todo. Eta no mataba números; mataba a seres concretos”.
A través de esa dimensión personal, Mellado se adentra en el análisis de una persona “políticamente comprometida”. “Ser concejal del PP o del PSOE en aquellos tiempos en el País Vasco no era una travesura. Miguel Ángel no era un chaval que pasaba por allí. Era un ciudadano comprometido”, destacó el periodista.
Reflexionando 15 años después
Junto al autor y al exministro se encontraba Carlos Totorica, alcalde de Ermua desde el año 1991. Desde hace 25 años rige la localidad. No se considera político. “La política local no es exactamente política”. Totorica, a quien Mellado ha agradecido su labor, también ha reflexionado acerca de los valores que sustentan la libertad de pensamiento y la dificultad de mantenerla en otros años en el País Vasco. “Tenemos marcas en nuestras carnes. Nos ha enseñado a seguir trabajando”. Fue él quien vivió la etapa más dura de la violencia etarra, en un pueblo ya símbolo de quienes miraron a la cara a los asesinos. Sin embargo, hoy en día Totorica asegura que la ambigüedad reside en la administración de Euskadi . “En las instituciones vascas hay múltiples contradicciones. Se está difuminando la importancia de la violencia etarra. Y es necesario mantener viva la memoria de las víctimas de ETA".
Esa sociedad no existe aún, según Totorica. “Estamos lejos de una sociedad tolerante y pluralista. Tenemos que mirar atrás, porque recordar los asesinatos es absolutamente básico”, ha remarcado. Enfrente de él, entre el público, Mari Mar Blanco escuchaba atenta, sin pestañear.
Una inmersión en el mito
El libro desgrana minuciosamente la vida del concejal, la vida del hermano, la vida del hijo, y la del padre que nunca fue. “Quería tener dos hijos”. Tras su secuestro y muerte a manos de Txapote y Amaia, la dimensión de Blanco ascendió a un estadio diferente. “Al matarle, los etarras se pegaron un tiro en el pie, les salió el tiro por la culata. Los grandes revolucionarios surgieron de la nada. Es el caso de Miguel Ángel. Su asesinato fue el principio del fin de ETA”.
Esa vuelta al espíritu de Ermua despertó el recuerdo de algunas anécdotas entre los presentes en el acto. En la noche que se conoció que Miguel Ángel Blanco estaba herido de muerte, un grupo de personas incendiaron una “herriko taberna” en el pueblo. Sin embargo, fue el propio Totorica quien acudió rápidamente con un extintor a apagar el fuego. De ese modo, con el pacifismo frente a la violencia, la muerte de Miguel Ángel Blanco -a quien Mellado se ha referido como "el revolucionario del 14 de julio"- comenzó a hacer que ETA se derrumbase. Para Mellado, aquello fue el principio del fin de ETA. “Se ha avanzado. Su asesinato fue un punto de ignición. Puso en marcha un proceso por el cual, ETA, militarmente, está derrotada”, ha recalcado Mellado.