No hay un solo cartel electoral del PP en las calles que rodean la plaza de toros de Pontevedra. No obstante, uno advierte al instante que Feijóo tiene hoy un cometido en la ciudad del río Lérez en cuanto pasa por la calle Eduardo Pondal, una larga travesía que conduce al lugar en el que esta tarde se darán cita 10.000 seguidores del PP gallego. Allí una amplia pintada da la bienvenida al visitante al paso por debajo de un puente. Es un grafiti esbozado como en negativo, y la mirada se detiene en él de forma irremediable. En él posa un veraniego Alberto Núñez Feijóo junto al narcotraficante Marcial Dorado, emulando la fotografía que trascendió al inicio de esta legislatura. Al lado de la pareja una frase -con algo de mala leche- resume lo que Feijóo ha venido esta tarde a Pontevedra: “Feijóo de misión”. El candidato juega en casa.
Efectivamente, toda la plana mayor del PP gallego acude hoy con una misión entre ceja y ceja al mitin central de campaña: reventar una plaza que ya ultima los preparativos. Es el inicio de dos semanas frenéticas que llevarán a Feijóo a recorrer, en algunos casos, hasta tres provincias cada día. Las campañas electorales son un reto que todos los políticos asumen y que les pone al límite de sus capacidades físicas. Este el tercer reto del líder de los populares gallegos: revalidar su mayoría absoluta. Para lograrlo, el PP espera empezar con buen pie esta tarde.
Pontevedra, ciudad hostil
Un enorme cartel en azul con el nombre del candidato se atisba desde una de las puertas del recinto. Algo más arriba, en el Parque de la Alameda, el PSOE vigila desde el edificio de la diputación, y desde cada farola de la avenida. La pega de carteles se ha hecho a conciencia: en cada farola, el rostro del candidato del PSOE, Xaquín Fernández Leiceaga, observará atentamente los movimientos de los populares. Podrá disfrutar desde muy cerca la arenga con la que los populares arengarán a su parroquia. Tan cerca y a la vez tan lejos. Es la metáfora perfecta de los socialistas en las encuestas.
Vuelve Feijóo a Pontevedra, que amanece con un cielo blanco, plagado de nubes. Con él vuelve Rajoy, hijo pródigo de la ciudad en la que se crió. El líder nacional arropará, hoy sí, a su delfín en el inicio de la campaña. El pasado viernes las cosas se complicaron. Estaba planeado comenzar en la localidad ourensana y luguesa de Os Peares. Allí nació Feijóo y allí iba a ser el pistoletazo de salida, truncado por el accidente de O Porriño, ante el cual todos los partidos suspendieron sus actos de campaña.
No es la primera vez que el PP recurre a la conjura en el coso taurino pontevedrés para enseñar músculo. Los populares ya han manifestado que esperan “repetir” los éxitos” de las anteriores ocasiones en las que se celebró en ese lugar el mitin. Fue en las elecciones autonómicas de 2009 y 2012, y en ambas Feijóo obtuvo mayoría absoluta. La mano derecha del líder gallego, Alfonso Rueda, ha señalado la importancia del acto. Iniciar la campaña en la plaza de toros de Pontevedra supone la celebración de un acto “muy vinculado al éxito final y la victoria del PP de Galicia”.
Pontevedra es uno de esos raros feudos en los que el resultado electoral varía según por donde le dé el viento. Fernández Lores, el regidor, lleva gobernando la ciudad desde hace más de quince años. El líder del Bloque Nacionalista Gallego (BNG) es el único regidor del antaño hegemónico partido nacionalista que resiste en su puesto como el jefe de una aldea gala. Él fue el artífice que sacó adelante la moción que declaró a Rajoy persona non grata en su propia ciudad. Su poder es omnímodo en la urbe. Ahí el PP no tiene nada que hacer. Sin embargo, en las elecciones generales, el voto se decantó del lado del PP. Galicia es una tierra que cabalga contradicciones.
Exhibición de músculo
El PP pretende que lo de hoy sea una exhibición, un mensaje cifrado hacia la oposición según el cual mostrar cómo su poder y su fuerza reside en “sus bases”. A las seis de la tarde será el momento: los flashes preparados, los medios dispuestos, el señor candidato comenzará la misión que le llevará a campar de nuevo a sus anchas en el Parlamento de San Caetano, Santiago de Compostela. O quién sabe. Quizás la mayoría absoluta sea el pasaporte perfecto de Feijóo para llegar a la capital. Allí no le esperan diez mil fieles. Le espera Génova 13. Quién sabe si también la Moncloa.