Un cabo primero del Ejército de Tierra irá a prisión para cumplir una pena de dos años y 10 meses de privación de libertad por el acoso sexual al que sometió a un subordinado entre 2007 y 2014. La víctima acabó sufriendo una situación de ansiedad que le llevó a la baja psiquiátrica. Pocas semanas después se decidió a interponer una denuncia ante el Juzgado Togado Militar. Dio comienzo así un proceso que ha terminado ahora, con una sentencia condenatoria firme de la Sala Quinta del Tribunal Supremo.
Los hechos fueron juzgados en la primera instancia por el Tribunal Militar Territorial Segundo, que en junio de 2015 condenó al cabo primero Eugenio S. a suspensión de empleo, cargo público y derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, además de la pena de prisión. También deberá indemnizar a su subordinado con 3.000 euros.
Los tribunales han declarado probado que ambos militares coincidieron en un destino en septiembre de 2007. El cabo primero Eugenio S. era el jefe inmediato del cabo José G. y desde entonces "en repetidas ocasiones en las que ambos se encontraban a solas, el cabo primero dirigió al cabo frases tales como 'deja que te chupe la polla, dicen que nosotros la chupamos muy bien', 'cariño, deja que te coma la polla, ¿cómo puedes decir que no te gustan los hombres si no lo has probado?', '¿cuándo vas a salir del armario?'".
Durante los ejercicios de instrucción físcia, el cabo primero invitaba a correr con él a su subordinado, diciéndole "¿Vamos a corrernos?".
En otra ocasión, cuando ambos se encontraban frente a la furrilería, el cabo primero volvió a insistir al cabo en que "le enseñara la polla", asegurándole que le iba a dejar en paz si lo hacía.
Sentirse denigrado
"Harto de tales insinuaciones y requerimientos, todos ellos de índole sexual, y en creencia de que si accedía el cabo primero lo dejaría en paz, se bajó la cremallera de los pantalones y le enseñó el pene al cabo primero, quien hizo ademán de intentar agarrarle el miembro, sintiéndose el cabo ante esta situación totalmente denigrado".
Era ya el verano de 2008 y el cabo primero fue destinado a Afganistán hasta noviembre. A su regreso, el cabo José G. pensó que la situación de acoso había terminado pero un día que ambos se encontraban a solas "Eugenio, mirando fijamente el culo del cabo, volvió a dirigirse a éste preguntándole 'si le comía la polla'".
Las mismas insinuaciones se prolongaron durante 2010. El cabo primero le reiteraba que "saliera del armario" y le decía que "te van a gustar los hombres, ya verás cómo repites". En algunas ocasiones el cabo primero llegó a agarrar del culo a José G. mientras le decía que "tenía un buen paquete" o que "estaba muy bueno, que se fuera al cuarto con él".
Alerta desoída
"Viendo el cabo que no podía parar la situación creada por el cabo primero, y encontrándose mal y agobiado por ello, fue a ver al subteniente G. y le contó todo lo que estaba viviendo", relata la sentencia, que añade que el subteniente "le pidió pruebas de los hechos, cosa que no pudo aportar".
A principios del año 2014, delante de otro cabo, Eugenio manifestó a José que "saliera del armario, que lo conseguiría". El militar acosado le contestó que no volviera a atosigarle y que le dejase en paz.
En febrero de ese año, José G. fue dado de baja psiquiátrica por una crisis de ansiedad. En abril denunció los hechos ante el Juzgado Togado Militar.
El Supremo ha confirmado la condena dictada por el Tribunal Militar Territorial por un delito de abuso de autoridad en su modalidad de trato degradante. En una sentencia con ponencia de la magistrada Clara Martínez Careaga, el alto tribunal destaca que el fallo no sólo se basa en la palabra de la víctima, sino también en los testimonios de quienes fueron testigos directos "de las provocaciones e insinuaciones que sufrió el cabo e incluso los de quienes soportaron también el insistente acoso sexual" del cabo primero.