La llegada de las fiestas patronales no ha disipado la tensión y la inquietud de los vecinos de Tordesillas. Cuelgan los farolillos y sus habitantes llevan al cuello los pañuelos de las peñas a las que pertenecen, pero muestran su crispación cuando en los corrillos se mencionan algunas palabras: “Toro de la Peña”, “lanceros” o “prohibición” son algunas de ellas. “Que nos dejen en paz”, es la petición que, casi al unísono, repiten unos y otros. Sostienen que el veto a alancear al toro es provisional y que todavía queda margen legal para que este sea el primer y único año en el que no se celebre el acto. Al menos, eso argumentan los convocantes de una manifestación que se celebrará este martes, antes del encierro, bajo el lema “Tradición, democracia y libertad”.
“Nosotros no hemos hecho mal a nadie”, argumenta Carlos, un vecino de Tordesillas que va acompañado de la tradicional callada, un bastón con el que pasea durante las fiestas patronales. En su opinión, y respaldado por otros habitantes de la localidad, buena parte de la culpa de la prohibición del Toro de la Vega la tienen los medios de comunicación: “Que se vayan a informar de las drogas en la Cañada Real, en Madrid, y no de esto, que es nuestra tradición”.
Esa crispación se traslada a los principales espacios de Tordesillas. En la Plaza Mayor suena la música desde un escenario y las terrazas están atestadas. De las ventanas cuelgan carteles que exigen la celebración de las fiestas tal y como se han celebrado hasta ahora, antes de la prohibición: “Yo soy torneante del Toro de la Vega”, afirman desde la peña Los Cheyenes. En otra, se dirigen al Ayuntamiento con una petición expresa: “Toro de la Vega, sí; Toro de la Peña, no”.
El papel de 'Pelado'
Para canalizar esa aversión al nuevo formato, los vecinos de Tordesillas han organizado la celebración de una manifestación que lamenta el “primer año de la represión”. Los convocantes, la Plataforma Vecinal en Defensa del Toro de la Vega, recorrerán este martes las calles de la localidad una hora antes de que se celebre el encierro. El toro Pelado, de 670 kilos y de la ganadería Jaralta -procedente de Marqués de Domecq-, no será alanceado en esta ocasión.
“Este año lo han conseguido, pero veremos los que vienen”, afirma Chelo, una mujer que va vestida con una camiseta de una de las peñas. Ese resquicio legal al que se aferran los defensores del Toro de la Vega es el recurso presentado por el Ayuntamiento de Tordesillas ante el Constitucional para que se revise la prohibición impuesta desde el Gobierno regional.
Refuerzo de seguridad
A pesar de los cambios, el recorrido del encierro será el mismo que el de años atrás: el toro, después de que suene el cohete anunciador, abandonará su cajón en las inmediaciones de la Plaza Mayor a las once de la mañana; desde allí, y siempre siguiendo el camino establecido, alcanzará la zona conocida como La Vega. En esta ocasión, no obstante, los lanceros no podrán competir por dar muerte al animal antes de que abandone el pinar.
El alcalde de la localidad, el socialista José Antonio González Poncela, ha expresado sus conjeturas sobre cómo transcurrirá la jornada de este martes: “Seguro que todo sale bien”. Para ello, la seguridad se ha reforzado tanto en las inmediaciones del pueblo como en sus calles. La Guardia Civil mantiene activos varios controles en las carreteras que conducen hasta esta localidad vallisoletana. Además se pretende evitar los enfrentamientos entre vecinos y antitaurinos que se han repetido en años anteriores.