El número 2 de Rato en Bankia le apuñala: "Se enfadó bastante cuando rechacé la tarjeta black"
Francisco Verdú desmiente por completo al expresidente y asegura que le dijo: "Como la uses para temas personales acabas saliendo en los papeles".
11 octubre, 2016 12:14Noticias relacionadas
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El exconsejero delegado de Bankia Francisco Verdú, que ha inaugurado esta mañana la fase de prueba testifical en el juicio por las tarjetas black, no ha podido ser más demoledor para Rodrigo Rato. El número dos de la entidad ha asegurado que las tarjetas fueron un instrumento "para paliar la bajada de retribuciones"y ha manifestado que él mismo advirtió a Rato de las consecuencias que podía tener la utilización del plástico: "Como la uses para temas personales acabas en los papeles".
Verdú ha relatado a preguntas del fiscal Alejandro Luzón que "la tarjeta se me ofreció en la segunda mitad de febrero de 2012. Entrado en un comité el presidente [Rodrigo Rato] me dio un sobre".
Según el entonces número dos de Rato, éste "estaba preocupado desde hacía meses" por si a los directivos de Bankia les iba a afectar el anunciado "decreto Guindos", un real decreto finalmente aprobado el 4 de febrero de 2012, relativo al saneamiento del sector financiero y que establecía una disminución en la retribución de los ejecutivos de las entidades que estaban recibiendo ayuda pública.
"Rato me dijo que para intentar paliar esa disminución podía disponer de esa tarjeta para gastos sin justificar", aseguró Verdú. Por si esto no hubiera sido suficiente carga de profundidad contra su ex jefe, el testigo añadió que "en absoluto" era un instrumento de pago que se cargaba al importe de la nómina, en contra de lo que manifestó Rato en su declaración ante el tribunal el pasado día 4.
Según Verdú, en una posterior conversación en el despacho del presidente de Bankia "le dije a Rato que yo no iba a utilizar la tarjeta porque no estaba en mi contrato y porque no entendía que en una entidad pudiera haber gastos sin justificar".
"Él [Rato] se enfadó bastante, le molestó lo que le dije. Hablamos de otras cosas y al final de la conversación volví sobre la tarjeta y le advertí de que podía tener consecuencias importantes si la usaba. Ya más calmado, me dijo 'tú piénsatelo, yo ya te he dicho lo que te tenía que decir'".
Verdú explicó que él ya disponía de una tarjeta de Bankia para gastos de representación y que la tarjeta que se le ofrecía no tenía ese carácter porque los gastos no iban a justificarse, lo que le parecía "una mala praxis bancaria". Nuevo rejón a Rato: "Ese tipo de tarjetas no es de ningún modo una práctica habitual en el sector bancario", dijo el testigo. Además, Verdú manifestó que "presuntamente" Barcoj "falsificó" su firma en el contrato de la tarjeta que se le entregó.
Las defensas no pudieron contrarrestar el testimonio del exconsejero delegado, aunque numerosas preguntas fueron cortadas por la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, que ha protegido permanentemente al testigo frente a un banquillo que se revolvía ante sus afirmaciones. El interrogatorio de los letrados ha permitido incluso a Verdú añadir más elementos favorables a la acusación. A preguntas del abogado de Ildefonso Sánchez Barcoj, Francisco Verdú sostuvo que las tarjetas black no fueron aprobadas ni por el comité ejecutivo ni por el comité de retribuciones de Bankia. "Estaban fuera del circuito que yo conocía" para la aprobación de tarjetas en la entidad.
Sólo el abogado de Rato, Ignacio Ayala, ha logrado incomodar al testigo al recordar que cuando Verdú declaró en la fase de instrucción manifestó que las tarjetas eran para gastos sin justificar pero nunca indicó que Rato le dijera que eran para "paliar la disminución de retribuciones". Entonces Verdú ha rectificado en el sentido de que él cree que fue por eso por lo que le dieron la tarjeta y que lo que le indicó Rato es que "estaba peleando para que el real decreto 2/2012 no nos afectara".
Verdú no activó la tarjeta pero la guardó durante cuatro meses y no la devolvió hasta después del cese de Rato como presidente de Bankia. Con un sueldo de 1,7 millones al año más plan de pensiones y retribución variable, el consejero delegado de Bankia no advirtió de la "mala praxis" de las tarjetas ni al comité ejecutivo ni a ningún otro órgano de la entidad. "La orden de emisión era del presidente, no le iba yo a contradecir", explicó el testigo.