Una cuenta abierta en 1980, una sociedad pantalla creada en Panamá. Y a partir de ahí, un reguero de sociedades instrumentales en Suiza, Luxemburgo y Reino Unido que Mario Conde utilizó para mantener su liquidez mientras litigaba en la Audiencia Nacional, cumplía condena por los casos Banesto y Argentia Trust y se convertía en uno de los principales deudores para la Hacienda española, a la que adeuda 9,93 millones de euros.
Las pruebas han sido aportadas por el propio Conde a la Audiencia Nacional, que le investiga por repatriar supuestamente 14 millones de euros saqueados del banco que presidía. En los documentos aportados, Conde reconoce que desde los años 80 tenía dinero en Suiza, y que por medio de sociedades interpuestas ha hecho llegar en los últimos 10 años inyecciones de capital a las empresas que tanto él como sus familiares controlaban en España. Sin embargo, la documentación revela que los fondos llegaron a su cuenta antes de que Conde ocupara la presidencia de Banesto. De forma implícita, la defensa de Conde reconoce que el ex banquero escondió dinero a Hacienda durante años, pero según estas fechas, el delito estaría prescrito.
Una venta en el extranjero
La documentación presentada por Conde acredita que el financiero abrió el 25 de febrero de 1980 la cuenta 8357 del Banco Dreyfus Sons & Co, ubicado en Basel. "Con la apertura de la cuenta, se realizó un depósito en efectivo por valor de 289.226 dólares", refleja la defensa de Conde en su escrito a la Audiencia Nacional.
Siete años después, antes de que Conde ocupara la silla de presidente en Banesto, el depósito recibió un ingreso de 9,4 millones de euros "procedentes de la venta de la sociedad Antibióticos SA al grupo italiano Montedison". Según los abogados de Conde, la cuenta tenía ya en esas fechas un saldo positivo de 4 millones de euros, sin especificar la procedencia.
La documentación bancaria demuestra que entre 1987 y 1989, Conde invirtió el dinero en bolsa y en la compra de lingotes de oro, hasta alcanzar un saldo de 10 millones de euros. Y que desde entonces, la cuenta a su nombre no volvió a recibir ingreso alguno. A juicio de su defensa, eso hace imposible la tesis de la Fiscalía de que el dinero procede del saqueo de Banesto, ya que Conde fue nombrado presidente de la entidad el 30 de noviembre de 1987.
Dinero con destino España
El escrito de Conde refleja que mientras él se declaraba insolvente y generaba importantes deudas con Hacienda que permanecen impagadas, era poseedor de una cuenta millonaria en Suiza. De hecho, la defensa del exbanquero reconoce que el destino de los 15 millones guardados en aquel depósito fue "dotar de liquidez a diferentes sociedades españolas pertenecientes al entorno familiar de mi representado".
Así, la empresa española Barnacla recibió desde 2006 5,9 millones de euros de estos fondos, 258.000 euros la firma Gestión Integral de Aceites, 1,4 millones Black Royal OAK, otros 685.450 euros la empresa Oleum Flumine, 3,4 millones fueron a parar a las cuentas de Oleificio Esppañol SL y 172.000 euros a la sociedad luxemburguesa G.I. Beteiligung, que controló durante años la finca que la familia tenía en Palma de Mallorca y por la que Conde ya fue investigado.
Las transferencias desde Suiza se canalizaban siempre desde una sociedad instrumental en Panamá. Una empresa llamada Cabartal Industrial, creada por el despacho panameño Azaca, González-Ruiz & Alemán "como servicio ofrecido por el propio banco sin que mi representado, Mario Conde, tuviera control efectivo sobre aquella sociedad o sus cuentas", desvelan los abogados de Conde en su escrito.
Desde Panamá, el dinero de Conde era repartido a dos nuevas cuentas bancarias, a nombre de dos sociedades llamadas Forlan Development y Mayfield Business, ambas controladas desde Reino Unido. Por la primera, Conde hizo pasar 4,3 millones de euros entre junio de 2008 y enero de 2010. La segunda recibió el grueso de los fondos: 9,6 millones de euros entre diciembre de 2008 y febrero de 2014. "Tras las transferencias a estas dos cuentas abiertas en el Barclays, los fondos eran transferidos a las sociedades españolas, siempre mediante transferencia bancaria, a través de las sociedades Galloix Holdings (Suiza), Hegher Productions (Reino Unido) y Dryset Ltd (también británica), controladas por los gestores financieros de Conde en el extranjero. Estas empresas hacían de pantalla frente a la titularidad de los fondos, que para las autoridades españolas llegaban a nombre de financieros y empresas ubicadas en el extranjero.
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