"Hace tiempo que me propuse olvidarme de todo". María Vicenta Anlló, viuda del ex guardia civil Sebastián Arroyo, llevaba más de veinte años viviendo en Alsasua cuando ETA asesinó a su marido. Fue a las 19.00 del 8 de enero de 1980 y los terroristas tirotearon a Arroyo cuando abandonaba la fábrica Igartex a bordo de su coche. La víctima, malherida, cruzó la carretera y estrelló su vehículo contra un árbol. Los servicios sanitarios no pudieron salvar su vida.

Sebastián Arroyo había sido guardia civil en Alsasua y por entonces la presión sobre los agentes era irrespirable en este municipio navarro, casi en la muga con Guipúzcoa. "Estoy segura de que en el atentado colaboraron algunos amigos de mis hijos, porque tenían información que nadie más podía tener", declaró la viuda María Vicenta en una entrevista publicada en el libro Relatos de Plomo, historia del terrorismo en Navarra

Alsasua es uno de los destinos que muchos de los miembros del Cuerpo tenían marcado en rojo sobre el mapa. La vida en este pueblo era insostenible para los miembros del Cuerpo: Las agresiones físicas eran una constante y el aislamiento, permanente. El mensaje era claro: "No sois bienvenidos; marchaos o pagaréis las consecuencias".

Exactamente el mismo aviso que un grupo de radicales lanzó a los dos guardias civiles agredidos el pasado fin de semana. Los agentes, acompañados de sus novias, fueron golpeados por unos diez radicales, jaleados a su vez por decenas de vecinos de Alsasua: "Alde hemendik!", increpaban. "Fuera de aquí", en euskera.

32 agresiones en 36 años

En los últimos 36 años, Alsasua ha sido el escenario de numerosas agresiones al Instituto Armado. Para los agentes, es territorio comanche. Una tierra hostil en la que han sufrido 32 ataques físicos: del asesinato de Sebastián Arroyo a la paliza a los dos guardias civiles y sus novias. 

El odio hacia la Benemérita alimentó episodios como el del 24 de diciembre de 1988, en la que un comando terrorista atentó contra la casa cuartel de Alsasua. Lo hicieron con un lanzagranadas casero ubicado en la ladera del monte Ameztia. “Somos carne de cañón. ¿Por qué han permitido hacer este cuartel aquí? Estamos vendidos”, declaró una de las mujeres a un periodista de Diario de Navarra. En el suceso resultó malherido el cabo primero José Aguilar, que perdió la pierna al estallar una bomba trampa cuando trataba de repeler la agresión contra la vivienda.

Pero el acoso constante se naturalizó a partir de 1992, cuando los cachorros de ETA -estructurados a través de la organización juvenil Jarrai- tomaron el testigo en las campañas de hostigamiento hacia los objetivos marcados por la banda terrorista. Fue entonces cuando comenzaron los ataques constantes contra la Benemérita. El cóctel molotov se convirtió en el arma de los radicales.

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Detenciones de etarras e intervenciones

Alsasua ha sido, desde que ETA comenzó con sus actuaciones, uno de los laboratorios de los etarras. Los terroristas colocaron en este escenario una de sus primeras bombas, en diciembre de 1963, en un vagón de tren estacionado en la vía férrea.

Desde entonces se sucedieron las detenciones de los militantes de ETA o de quienes les ofrecían cobijo en este municipio navarro. En total, la Guardia Civil ha articulado once operaciones contra vecinos de este pueblo -ya fuera en la propia Alsasua o en otros lugares- por sus lazos con el terrorismo.

Entre ellas, la desarticulación del comando Aralar de 1978 -la operación comenzó en Alsasua y concluyó en Pamplona-; la detención de los miembros de los comandos Beriain, Aritza y Burunda en 1980; y del comando Txarito en 1988. Además, la policía francesa detuvo en 2001 a Vicente Goikoetxea Barandiaran, Willy, vecino de Alsasua y jefe del aparato político de ETA.

Además, los artificieros de la Guardia Civil han intervenido en cuatro ocasiones en Alsasua, desactivando cuatro artefactos explosivos dirigidos contra diferentes objetivos.

Una "comisión antirrepresiva"

El rechazo hacia las Fuerzas de Seguridad del Estado ha estado alimentado, en ocasiones, desde el propio Ayuntamiento alsasuarra. El concejal que el PP tenía en Alsasua en 2012, Francesc París, denunció que el Consistorio gobernado por EH Bildu había puesto en marcha "una comisión antirrepresión". En la moción se recogía la intención de "parar las actitudes represivas de la Guardia Civil y la Policía Foral en Alsasua", a los que instaban a "abandonar el pueblo".

Pilar, la novia de uno de los dos guardias civiles agredidos este fin de semana, ha advertido que en los agresores "se notaba el odio" hacia los agentes: "Las expresiones y las cosas que les decían daban miedo -ha señalado-. Aquí la gente gente vive con el miedo impregnado en el cuerpo y nadie se puede mojar".

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