La calle Manuel Falla se encuentra en la zona del Poblado, en Fuentes de Oñoro, localidad salmantina cercana a la frontera de España con Portugal. Allí vivían Isabel Paixao, portuguesa, y su marido Ángel, guardia civil destinado en el País Vasco. Ambos tenían 51 años. Al filo de las nueve de esta mañana la Guardia Civil recibió una llamada por la que se solicitaba asistencia para dos personas, un hombre y una mujer, en esa misma calle. Cuando los servicios de Emergencias Sanitarias del Sacyl llegaron al lugar, la pareja ya estaba muerta. Ambos presentaban heridas de armas de fuego.
Las primeras pesquisas de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía apuntan a que el hombre habría matado a la pareja y después se habría suicidado. Algunos vecinos de la zona, entrevistados por La Gaceta de Salamanca, aseguran que “eran vecinos de buen trato, pero que ya habían protagonizado varios episodios de violencia de género”. Esta mañana, con su muerte, terminaban 20 años de relación.
Mensaje de despedida en Facebook
Minutos antes de fallecer, Isabel publicaba en sus redes sociales una nota de despedida. Un escueto “Adiós, perdonarnos por todo” aparecía en el muro de su Facebook. La fallecida había trabajado durante quince años en el restaurante “El Frango”, en la avenida Aldea del Obispo, cerca del donde residía la pareja. Aunque la Benemérita habla de momento de un caso de violencia machista, precisamente por ese mensaje no se descarta ninguna hipótesis. Ángel había sido denunciado en 2005 por violencia machista pero, como ha explicado la Guardia Civil, fue declarado inocente y la denuncia quedó archivada.
“Isabel era muy simpática y responsable. Tenía muchos problemas, pero los sabía disimular muy bien. Nunca se la veía triste". Así define, según recoge un periódico local, una vecina de Isabel a la fallecida. Ambas eran muy cercanas. Asegura que los malos tratos se venían produciendo desde hace tiempo. Explica también que la mujer había denunciado a su marido. Detalla, por último,que al tratarse este de un miembro de la Benemérita, la propia Guardia Civil no le hizo demasiado caso.
Muchas incógnitas por resolver en el caso. Isabel y Ángel no solo dejaron atrás una nota en sus redes sociales, sino también amigos y trabajo, y una hija de 29 años, militar de profesión, fruto de un matrimonio anterior.