Este viernes, al poner voz a una Fundación que lleva el nombre de su hija Leonor, princesa de Asturias (FPA), Felipe VI ha reivindicado la España que hace 80 años tan caro le costó defender a Miguel de Unamuno, la de "la cultura frente a la ignorancia". Lo ha hecho en un teatro recoleto de Oviedo- el Campoamor- donde en 1980 la Corona decidió establecer un espacio para la excelencia y el saber que pusiera a nuestro país en el mapa del mundo.
"Estos premios nacieron con la voluntad de afirmar una España que, como dijo Unamuno, tiene que ser de brazos abiertos, en la que nadie pueda sentirse solo en el dolor o la adversidad", ha dicho el rey durante la entrega de los ocho galardones anuales de la FPA. "Una España alejada del pesimismo, del desencanto, del desaliento, fiel a su irrenunciable afán de vivir y orgullosa de lo que somos, de lo que juntos hemos conseguido, que ha sido mucho y admirable; y seguros de nosotros mismos, porque un pueblo que quiera, respete y ampare la cultura nunca le temerá a su futuro".
Ha hablado así el rey en un momento políticamente delicado para España, cuando parece que está a punto de formarse un nuevo Gobierno tras 10 meses de parálisis. También, a dos días tan solo de que un grupo de violentos impidiera hablar en una universidad de Madrid al ex presidente Felipe González. El hecho convulsionó a la clase política este miércoles, y algunos recordaron la histórica interrupción del general Millán Astray al rector de la universidad de Salamanca al grito de "¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!".
Mientras el rey recordaba a Unamuno dentro del Teatro Campoamor, fuera se congregaron menos manifestantes que el año anterior. Menos visibles porque estuvieron más retirados de la entrada del teatro y menos audibles por el sonido de las gaitas. Apenas un puñado de globos republicanos a pesar de los pasquines repartidos el día anterior contra "la gran fiesta de los más ricos en este país" y contra algunos de los patronos de la FPA, como Juan Miguel Villar Mir (OHL), que ha estado presente en los actos de este viernes.
Los premiados
Los premios de la FPA están considerados como los Nobel de España y han ido adquiriendo prestigio año tras año. La mitad de los galardonados este año son anglosajones, los mejores en sus campos: el escritor americano Richard Ford (Letras); la historiadora británica Mary Beard (Ciencias Sociales), experta en el mundo antiguo; el fotógrafo americano James Nachtwey (Comunicación y Humanidades)a y el ingeniero Hugh Herr (Investigación Científica), conocido como el hombre biónico. Los españoles son la actriz Nuria Espert (Artes) y el triatleta Javier Gómez Noya (Deportes). Dos organizaciones internacionales: el acuerdo de la ONU para el Cambio Climático y la ONG Aldeas SOS.
El año pasado, poco antes de que se disolvieran las Cortes, el rey centró su discurso en la unidad de España. Entonces era Cataluña el principal motivo de preocupación política en el país. En la edición de este viernes, y en medio de una convulsa revisión de 40 años de democracia, Felipe VI ha optado por resaltar que los premios nacieron "como un sentido acto de afirmación cívica de la cultura frente a la ignorancia".
Para el rey, la cultura "enriquece siempre la convivencia, alimenta los más altos valores del espíritu, ennoblece los sentimientos de las personas y nos ayuda a vivir con mayor dignidad".
Entre las 1.313 invitados del Campoamor, han acompañado al rey algunos de los principales protagonistas de la vida política española: la presidenta del Congreso, Ana Pastor y el vicepresidente de la Mesa, Ignacio Prendes (Ciudadanos); Javier Fernández, presidente de gestora del PSOE y Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, que este año ha acudido solo a la entrega de premios y no al almuerzo previo.
Junto al discurso de Navidad, ésta es la intervención más personal del rey durante todo el año. La que escribe la Casa del Rey con su intervención directa, que no ha terminado hasta la tarde del viernes. Sus palabras han seguido a de algunos de los premiados, como Beard, que ha puesto el dedo en la llaga de un asunto especialmente sensible para los españoles:"La historia no es simplemente sobre el pasado. Como conversación entre el presente y el pasado, tiene tanto que ver con nosotros. Nos enseña acerca de nosotros mismos, desafiando nuestras certidumbres culturales y abriendo nuestros ojos a distintas perspectivas. Nos enseña una cierta humildad cultural".
O las de Ford, que ha pedido al rey que siga en contacto con él:"Creo que el hecho de escribir a un rey, y de que ese rey escriba a un novelista (aún sin mediar este premio) seguramente sacaría a la luz lo mejor de cada uno.Y no es que lo mejor de su Majestad no se manifieste en todo momento". A pesar de su optimismo, el gran escritor ha mencionado la "excesiva gravedad" en el mundo actual: desde que Donald Trump "pueda llegar a ser nuestro presidente" hasta "las desigualdades en la renta y el abatimiento económico" de los españoles.