Aventurarse por los confines de los sistemas electorales sin creer en las varitas mágicas. Con esta premisa han debatido los ponentes de la segunda mesa redonda de EL ESPAÑOL, que celebra su aniversario con el ciclo de conferencias titulado "Modernización y reformas, la agenda de cambios que necesita España".
Los politólogos Alberto Penades, Pablo Simón y Berta Barbet han abordado, bisturí en mano, las carencias del entramado electoral español.
"Nos gusta mucho lo que no vivimos", ironizaba Barbet para alertar de que una reforma española no puede inspirarse sólo en lo que ocurre más allá de nuestras fronteras. "Aunque funcione allí, no tiene por qué hacerlo aquí".
Cambiar el artículo 99
El desgobierno todavía colea. De ahí que Pablo Simón haya traído a debate la reforma del artículo 99 de la Constitución, que marca las reglas del proceso de investidura: "Si no lo cambiamos ahora tras 300 días sin Gobierno, no sé cuando lo haremos".
Podemos y Ciudadanos quieren variar la ley electoral. Se sienten infrarrepresentados. "Y el acuerdo entre el PP y los de Rivera también lo prevé", ha relatado Simón para abrir la puerta del debate. "Vivimos en un terreno fértil y susceptible de abordar una reforma electoral, sufrimos una crisis económica, inestabilidad política y volatilidad en el voto".
¿Por qué no 400 diputados?
El editor de Politikón ha lanzado propuestas concretas. ¿Por qué no aumentar a 400 el número de diputados? "Nuestro Congreso es uno de los más pequeños del entorno". También ha elogiado las consecuencias que conllevaría desbloquear las listas, entre otras cosas.
Los tres politólogos han lamentado la falta de representatividad del sistema electoral español. "Casi todo el mundo está de acuerdo en esto, menos los que ahora gobiernan", ha introducido Alberto Penades. Este profesor de Sociología en la Universidad de Salamanca ha alabado lo que supone abrir a los militantes la posibilidad de elegir los candidatos de sus partidos: "Es un contrapeso muy importante".
"Muchos votos se desperdician"
Una de las principales carencias de la norma actual, han explicado, pasa por el fuerte sesgo del reparto de escaños en favor de los partidos más arraigados en el interior. "Muchos votos se desperdician", ha dicho Penades para a continuación proponer la existencia "de circunscripciones más pequeñas, de entre seis y nueve escaños, para no poner en riesgo la equidad".
Por ejemplo, "la izquierda hubiera sumado 175 escaños con un distrito único", ha añadido Simón, que ve la ley electoral vigente más centralista que el promedio de los españoles.
¿Es mejor el sistema británico?
En muchas ocasiones se recurre al sistema británico como solución de urgencia. ¿Realmente otorga más poder al ciudadano que el utilizado en España?
"Se tiende a pensar eso, pero en su modelo el 70% de los asientos se decide de antemano y el partido puede colocar en los puestos seguros a quien quiera. Por eso allí la disciplina de voto es altísima. Se coloca en un puesto imposible a quien se la salta", ha revelado Barbet.
Aeropuertos para todos
Además, "cuidado con abrir la ventana a este sistema", ha afirmado Simón. Allí los 'diputados' se eligen de forma unipersonal en cada distrito; el más votado es el único que consigue escaño. "Esto muchas veces se convierte en una competición entre parlamentarios que buscan llevar un aeropuerto a su distrito".
Simón ha advertido de que resulta peligroso generar altas expectativas en la reforma electoral, ya que ésta no sirve de nada por sí sola. "No es un compartimento estanco. Habría que tocar el reglamento del Congreso y muchas otras cosas".
Cuidado con la resignación
En este punto, un diplomático que ha formado parte del público ha dicho a los miembros de la mesa que un cambio cultural es más importante que la reforma del sistema de reparto, una postura que tiene parte de razón, han explicado los ponentes, pero que no puede aceptarse en sentido estricto.
"Si pensamos que la única solución es algo tan difícil de conseguir como un cambio cultural, sólo encontraríamos los avances en un largo plazo y eso nos llevaría a la resignación", han coincidido los tres politólogos.
Para terminar, otro mito desmontado. Berta Barbet no cree que otorgar el máximo poder posible a los electores sea la solución: "El ciudadano se puede sentir sobrepasado y si se le plantea un voto demasiado difícil, podría incurrir en riesgos que no quiere asumir".
Cada uno de los ponentes ha mostrado sus ideas, muchas veces manifestando la discordancia con sus compañeros, aunque han alcanzado todas estas conclusiones en conjunto. "Ya ven, es más fácil ponerse de acuerdo en EL ESPAÑOL que en el Congreso de los Diputados", ha bromeado para concluir Francisco Moreno, consejero de este diario y moderador esta mañana.