Lo que para algunos parecía hasta ahora políticamente imposible ha empezado a ocurrir este martes tras la tercera nominación real de Mariano Rajoy como candidato a la presidencia del Gobierno: el líder del PP se propone gobernar durante más tiempo que sus predecesores, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) y el popular José María Aznar (1996-2004), el hombre que lo nombró a dedo y que después tildó al Ejecutivo que está a punto de formar Rajoy como “de descarte”.
El actual líder del PP, que lleva ya cinco años en el poder, quiere que esta legislatura dure cuatro años completos, lo que le convertiría -con nueve años en La Moncloa- en el presidente del Gobierno más longevo políticamente de la democracia, sólo por detrás de Felipe González, que llegó a sumar tres mayorías absolutas entre 1982 y 1996. Las armas que tiene para enfrentarse a una legislatura complicada con su Gobierno de minoría mayoritaria las describió con estas palabras clave en su comparecencia en La Moncloa tras reunirse con Felipe VI en La Zarzuela: “Responsabilidad, compromiso, diálogo, entendimiento y cooperación”.
“No se me pasa por la imaginación una disolución de las Cortes”, aseguró Rajoy tras la pregunta de EL ESPAÑOL de si estaría dispuesto a poner fin a la legislatura antes de tiempo si todos los grupos de la oposición se ponen de acuerdo para votar en contra de todas las iniciativas del PP. El presidente, en funciones hasta este fin de semana, agradeció a Ciudadanos el acuerdo que firmó con el PP en agosto y ya asume como propias las reformas que Albert Rivera le impuso como condición para darle el primer si a la investidura fallida del mes pasado y que ha renovado este martes ante el Rey.
Rajoy también dio las gracias al PSOE por haber cambiado su postura y permitir, al fin, la gobernabilidad: “Los importante es la voluntad de acuerdo y en lo esencial, como la unidad nacional, estamos de acuerdo”. Rajoy ha hablado en las últimas horas con Javier Fernández, líder interino del PSOE, según explicó él mismo, pero remarcó que no tiene ningún acuerdo fijado más allá de la abstención en la sesión de investidura este fin de semana. Tampoco tiene pensado Rajoy el organigrama de su futuro Ejecutivo. “No he dedicado ni un momento a pensar en ese asunto”, ha dicho bajo la mirada, en primera fila de la sala de prensa, de tres personas destinadas a jugar un papel muy destacado en el futuro inmediato del PP: su jefe de Gabinete, Jorge Moragas; la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
Los tres han sonreído incómodos cuando se le ha preguntado si contará con ellos en el nuevo Ejecutivo: “Ni siquiera he pensado en ese asunto porque hasta que no tuviera claro el debate de esta semana no tenía sentido que lo hiciera”. ¿Quién formará parte de ese Gobierno destinado a gobernar de una manera radicalmente distinta a como lo ha hecho Rajoy hasta ahora? “Para que las cosas sean creíbles tienen que tener personas que las hagan creíbles. Muchos de los actuales ministros no pueden repetir porque administraron una mayoría absoluta”, señalan fuentes del PP. “La leyenda dice que Rajoy elige a aquellos ministros que él considera que van a recuperar el fin que persigue. En esta legislatura no es la economía como en la anterior, sino el diálogo”.
Relajado y más tranquilo que el pasado 29 de julio, cuando aceptó la nominación del Rey sin aclarar si se presentaría a la votación, Rajoy ha pasado el resto de la tarde en su despacho de Moncloa rematando el discurso de investidura que pronunciará ante los 350 diputados este miércoles a las seis de la tarde. "Que habrá que hablar y dialogar mucho es evidente, lo diré en mi discurso". Es la única pincelada que adelantó del discurso que pronunciará para ganarse la confianza de la Cámara.
Trámite constitucional
Este último paso de Felipe VI- la nominación definitiva de Rajoy- se ha convertido este martes en un mero trámite constitucional como lo fue siempre hasta hace un año- el 26 de octubre de 2015-, cuando con la disolución de las Cortes comenzó un insólito y convulso tiempo político que ha incluido dos elecciones generales; dos investiduras fallidas (Pedro Sánchez y Rajoy) y cinco rondas de consultas con Felipe VI.
La diligencia constitucional continúa este miércoles con la intervención de Rajoy, así como el jueves con la primera votación y el sábado con la segunda y definitiva, según ha explicado Ana Pastor, la presidenta del Congreso, a su regreso de La Zarzuela. Este domingo 30, Pastor acudirá a Zarzuela para entregar a Felipe VI- recién llegado de la cumbre Iberoamericana en Cartagena de Indias- el decreto de nombramiento de Rajoy, que jurará su cargo el lunes 31.
En las principales instituciones del Estado -Zarzuela, Moncloa y presidencia del Congreso- se ha respirado con alivio este martes. Los mercados ya recibieron con los brazos abiertos la noticia de que el PSOE se abstendrá para dejar gobernar a Rajoy: a partir de ahora en España “nadie, excepto la izquierda más radical” tiene interés en “romper el juguete”, señalan fuentes del PP en referencia al Gobierno de minoría mayoritaria de Rajoy que empezará a funcionar después del puente de Todos los Santos.
En busca de los pactos imposibles
Según estas fuentes, ni PSOE ni Ciudadanos tiene apetito alguno por desestabilizar al futuro Gobierno del PP: los socialistas porque necesita tiempo para recomponerse y Ciudadanos porque se arriesga a seguir perdiendo escaños. “Buscarán contrapartidas y enseñarán los dientes, pero el PSOE sabrá jugar su partida y hacerse un hueco en la oposición sin dejar que se la arrebate la izquierda radical”, explican desde el PP, donde consideran que sería “una canallada” que el PP no ayudara al PSOE a recomponerse después del coste polític que ha supuesto para los socialistas una abstención que podría haberse producido mucho antes, el pasado diciembre incluso, a de no ser en el “empecinamiento” de Pedro Sánchez por ser presidente.
En este día y medio de consultas, las fuerzas políticas han dibujado ante el Rey el cuadro de la legislatura que empezó en julio pero que cobra velocidad de crucero a partir de ahora. A la izquierda del PSOE- Unidos Podemos y sus confluencias- se habla de “fraude” e incluso de “falta de legitimidad” de un Gobierno que carece del apoyo de la mayoría social. En el centroderecha que representan C's y Coalición Canaria, se destacan las “grandes oportunidades” que presenta un tiempo de minorías en el que pueden fraguarse grandes pactos de Estado.
El PSOE, fracturado y dolorido tras la defenestración de Pedro Sánchez, está en tierra de nadie. Javier Fernández ha insistido en que el apoyo es sólo para investir a Rajoy y que éste tendrá que ganarse su complicidad día a día. En Moncloa, el líder del PP ha confesado que en ninguna de las conversaciones que ha mantenido con el presidente de la gestora socialista han hablado de los Presupuestos.
Tres hombres con un mismo destino
La actitud más optimista es la de Albert Rivera, que este martes ha hablado por teléfono con Rajoy y con Fernández en un gesto que ha de repetirse a menudo esta legislatura: son tres hombres destinados a forjar a partir de ahora una relación política que Pablo Iglesias ha tildado este martes de “Triple Alianza”: una anomalía histórica para el líder de Podemos, que ha denunciado el consenso “político y mediático” en España para que Rajoy “el presidente de la corrupción y de la desigualdad” vuelva a gobernar.