Gobernar con mayoría simple en el Parlamento tiene sus consecuencias y algunas no se han hecho esperar. Diez de los trece ministros que se sientan junto con el presidente en el Consejo de Ministros de los viernes son, además de ministros, diputados. En el Grupo Parlamentario Popular, que cuenta con 137 diputados, no pueden prescindir de un solo voto en las sesiones de control parlamentarias donde la oposición puede ponerse de acuerdo y votar contra el PP.
Por este motivo, el Gobierno ha ordenado a sus ministros que prioricen su asistencia al Parlamento sobre su agenda de trabajo en sendos ministerios. No existe una incompatibilidad entre los dos cargos, así que de momento en el Gobierno no se plantean exigir a los ministros que renuncien a su escaño y dejen paso a los siguientes en la lista. En el caso de que compatibilizar ambos cargos sea incompatible, "se estudiará si es necesario que renuncien a sus escaños como diputados", aseguran fuentes gubernamentales.
Todos los ministros, excepto Luis de Guindos (Economía), Íñigo de la Serna (Fomento) y Alfonso Dastis (Exteriores), ocupan un sillón en el Congreso de los Diputados. Mariano Rajoy (presidente), Soraya Sáenz de Santamaría (vicepresidenta), Rafael Catalá (Justicia), Íñigo Méndez de Vigo (Educación), José Ignacio Zoido (Interior), Cristóbal Montoro (Hacienda), María Dolores de Cospedal (Defensa), Fátima Báñez (Empleo), Dolors Montserrat (Sanidad), Álvaro Nadal (Energía) e Isabel García Tejerina (Agricultura) tendrán la obligación de acudir a las votaciones parlamentarias de forma "inexcusable". Ninguno de ellos podrá poner por delante sus funciones como ministros para justificar su ausencia en un pleno donde se vote una ley promovida por el Partido Popular.
Incompatibilidad palpable
Históricamente, los Ejecutivos siempre han permitido que aquellos diputados que fueran elegidos ministros conservaran su escaño. Sin embargo, eran Ejecutivos que disfrutaban de una holgada mayoría y podían prescindir de uno, dos o cinco ministros en una sesión plenaria para sacar adelante sus proyectos. No es el caso de esta legislatura, donde el Partido Popular gobierna con la mayoría más simple de la historia.
La incompatibilidad entre ser diputado y ministro a la vez se puso de manifiesto durante la investidura que sacó adelante Mariano Rajoy la última semana de octubre. El Rey viajó a la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado en Cartagena de Indias (Colombia) con el ministro de Economía, Luis de Guindos, que no tiene acta de diputado, ni ahora ni en la pasada legislatura. El candidato natural, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, no pudo acompañarlo porque él sí es diputado y su voto era imprescindible para sumar 170 síes a la investidura de Mariano Rajoy.
Los secretarios de Estado renuncian al escaño
La situación puede repetirse en numerosas ocasiones en la presente legislatura. Por eso, una de las primeras órdenes que ha dado el Gobierno a sus ministros es ésta: no faltar a las votaciones en el Congreso excepto causas justificadas. Si se confirma que es imposible de compatibilizar ambas responsabilidades, el Gobierno podría obligar a sus ministros a dejar el acta de diputados y que corra la lista. Así ocurre con los secretarios de Estado, que aunque tampoco existe una incompatibilidad legal, todos renuncian al escaño en cuanto son nombrados. Solo se le permite ostentar los dos cargos al secretario de Relaciones con las Cortes, en este caso José Luis Ayllón.