Ramón Espinar se ha impuesto a Rita Maestre en las primarias de Podemos en Madrid. La victoria de Juntas Podemos -así se llama su candidatura- garantiza el control de la federación madrileña a Pablo Iglesias. De este enfrentamiento regional, que lleva en boga casi dos meses, se subyacen algunas claves que determinarán la próxima asamblea de Vistalegre, donde la formación morada deberá marcar un nuevo rumbo.
Tanto pablistas como errejonistas pretenden acabar con el carácter de "máquina de guerra electoral" que se dio al partido para garantizar su irrupción, pero los caminos deseados son distintos y los desempates se han enconado durante el proceso.
Iglesias se hace con 'todo' el poder
"Errejón se jugaba el ser o no ser. De esto dependía que fuera a dar un paso adelante", dice uno de los mayores exponentes de los pablistas. En el entorno del secretario general temían que la victoria de Maestre empujara a Errejón a apoyarse en la federación más gruesa del partido para intentar competir con Iglesias en la próxima asamblea.
Pero este resultado deja a los errejonistas con muy poco peso en el consejo ciudadano -órgano rector regional-. El método mayoritario ha otorgado a Espinar 27 de los 34 asientos del consejo, lo que garantiza a Iglesias una federación de su color.
A pesar de la mayoría pablista en el consejo, los documentos que en teoría deberían guiar Podemos Madrid llevan el sello errejonista. La candidatura de Maestre se impuso en nueve de las once brújulas organizativas, pero en el entorno del secretario político temen que Espinar e Iglesias adopten un modo vertical de actuación y los dejen de lado.
La impugnación se impone a la moderación
La dicotomía entre calles o instituciones fue desechada por ambas candidaturas, pero hubo una disyuntiva que no obviaron ni pablistas ni errejonistas: moderación o impugnación.
En los últimos días de campaña, Maestre y Espinar confrontaron con más vehemencia sus proyectos. "Evitar dar miedo nos convierte en miedosos", dijeron los afines a Iglesias para atacar a los partidarios de Errejón, que apostaban por una relación laica con el PSOE y decidir los pactos en función de las circunstancias.
El tono de impugnación y el viraje a la izquierda sostenido por Iglesias cristaliza con la victoria de Espinar en Madrid, donde la federación empleará, previsiblemente, la misma táctica que el secretario general.
La victimización y el piso
La incertidumbre por el efecto del 'caso Espinar' generó una espiral de silencio los últimos días de campaña. "De verdad, no tenemos ni idea de qué pude pasar", repetían tanto pablistas como errejonistas.
Conocida la información sobre la operación inmobiliaria que reportó al senador cerca de 20.000 euros, la dirección del partido arropó a su candidato. Pablo Iglesias e Irene Montero publicaron un par de vídeos en los que cerraban filas en torno a Espinar. Estos mensajes molestaron a los errejonistas, que interpretaron que la dirección utilizó el piso como pretexto para romper la imparcialidad que habían prometido.
El relato de presentar a Espinar como víctima de un régimen y una conspiración mediática, arma de doble filo hasta el final, ha funcionado y terminó fortaleciendo su posición.
La remontada
Espinar comenzó la campaña cuesta abajo. Su alianza in extremis con los anticapitalistas le quitó tiempo para fraguar su estrategia. "Sí, la verdad es que fue todo muy rápido y no estábamos preparados", confiesa un miembro de esta candidatura.
La lentitud del inicio cristalizó en los resultados de la primera votación: los errejonistas se impusieron en nueve de los once documentos que salieron a urna. A esto se sumó el destape de la operación inmobiliaria. "Esto está siendo muy duro para mí", lamentaba Espinar. En los últimos días, la participación se disparó -más de un 130% respecto a la fase de documentos- y el candidato pablista logró hacerse con la secretaría general.
La alianza con los anticapitalistas
El pacto entre pablistas y anticapitalistas fue siempre un titular a punto de escribirse. Hasta que llegó el día. En una asamblea a media tarde, los capitaneados por Miguel Urbán e Isabel Serra dieron el 'sí quiero' a Espinar y fraguaron un proyecto conjunto. "Sólo era cuestión de tiempo", decían los de Maestre.
Esta alianza ha jugado un papel fundamental en la victoria del senador, dado el arraigo de los anticapitalistas en Madrid. Sin ir más lejos, en las anteriores primarias celebradas en esta región, a punto estuvieron de hacerse con la secretaría general. Urbán perdió frente a Alegre -también pablista entonces- por la mínima.
La irrupción de Monedero
En los últimos días de campaña, y cuanto más cerca veía Espinar su derrota, irrumpió Juan Carlos Monedero. Iglesias encargó la remontada de su candidato a su amigo y compañero, que se volcó con dos mítines plagados de titulares.
El último día de campaña, el senador ahora secretario general de Madrid llegó a confesar que vio las elecciones perdidas. En ese punto apareció el fundador de Podemos, que dotó a los de Espinar del punto mediático que les faltaba. Rita Maestre y Tania Sánchez jugaron mejor sus cartas hasta entonces.