Mientras alguno la llama costurera, por aquella cantinela de “coser el partido” que acuñó antes del comité federal que acabó con la dimisión de Pedro Sánchez, al presidenta andaluza, Susana Díaz, hoy ha querido hablar de “alta costura”. La que necesita el PSOE y que debe empezar de inmediato cosiendo el siete que tiene con el PSC. Convencida de que hay opciones de zurcirlo, sólo ha querido hablar de la necesidad de revisar el protocolo que lleva vigente 40 años entre los dos partidos.
En una entrevista de una hora y cuarto en el Programa de Ana Rosa (Telecinco), Díaz no ha querido adentrarse en dar soluciones, porque no es a ella quien le compete, pero sí cree que debe haber un equilibrio o compatibilidad entre la autonomía de las dos siglas y la simetría orgánica y política. Con esto ha querido afear la decisión del PSC de participar en el comité federal en el que debatía la abstención al gobierno de Mariano Rajoy y luego no acatar el resultado aferrándose a lo votado en su consell posterior. Díaz ha subrayado que democracia es votar y acatar el resultado, aunque no sea lo que uno quiere, y ha insistido en que hay que "corregir las asimetría" en las relaciones entre las dos siglas.
Ha defendido desde un talante "optimista", su convencimiento de que imperará la "inteligencia colectiva", lo que llevará a que PSOE y PSC "se reforzarán en lo político y saldrán juntos, no sólo para caminar juntos, sino para ganar elecciones". "No entiendo el PSOE sin el PSC", ha dicho, confiando en que habrá altura de miras.
En el hecho de que Díaz temple la relación con el PSC tampoco se escapa que estratégicamente le conviene tener sintonía con su militancia, porque la federación andaluza junto con el PSC son las más numerosas. Díaz busca sumar y no restar, y como prueba de su buena relación con el partido catalán y Cataluña, no ha dudado en intentar deshacerse del "traje" que le han hecho "rufianes y compañía" de tener "animadversión" a esta comunidad. En este punto, ha querido recordar su apoyo a Carme Chacón como candidata a la secretaría general en su duelo con Alfredo Pérez Rubalcaba.
Sin despejar su futuro
La intensa agenda mediática de Díaz en Madrid no acaba en el programa de Telecinco. A esta entrevista matutina, le seguirá otra en Al rojo vivo, dirigido por Antonio Ferreras. La lideresa andaluza parece estar ya inmersa en una primera ronda de lavado de imagen, después de que esta haya quedado dañada en la crisis en la que vive el partido los últimos meses. Sin embargo, por más que se le ha repetido la pregunta de si irá a las primarias para optar a la secretaría general, sigue sin avanzar nada y anclada en que estará donde sea "útil", bien sea a la "cabeza o la cola del partido" donde le coloquen los militantes.
En eso ha querido insistir, lo decidirá la militancia, pero la pregunta en el aire es cuándo será. Díaz no parece tener prisa con el calendario, cuanto más lejos en el tiempo mejor, mayor margen para recuperar el terreno perdido. Aunque hay voces como la Josep Borrell, marcando el ritmo y diciendo que la interinidad no es bueno, Díaz ha preferido dejar el cronograma en manos de la gestora. Tampoco parece preocuparle que Borrell hiciera un tándem con Pedro Sánchez.
A ambos les ha dicho que tendrán "las puertas abiertas" de Andalucía, y en este punto ha deslizado un mensaje a Sánchez, quien le acusó en una entrevista en el programa Salvados de falta de lealtad del PSOE andaluz. Día ha querido responder: "los socialistas andaluces han sido leales a todas las dirección que ha habido y siempre será leal a secretarios y ex secretarios".
Con independencia de quién esté al frente, un debate que para ella por ahora "no toca", Díaz ha vaticinado que el PSOE se va recuperar pronto y va a resurgir como el partido de las "grandes mayorías" que considera que es y no para "ser el primer partido de la izquierda, sino el partido que gane las elecciones". Un mensaje para Podemos y su líder, Pablo Iglesias, del que ha dicho que no le gustan ciertas actitudes como animar a rodear el Congreso. "Si eso sigue, habrá muchas discrepancias", ha subrayado.
Del poder que atesora y que le ha valido apelativos que van desde la "sultana" a la "baronesa", ha admitido que le divierte, por ser hija de fontanero, y ha achacado a la frustración que supone para Podemos y PP porque les sigue ganando elecciones en Andalucía, lo que le ha convertido en diana constante de insultos y demuestra que muchos tienen cierta obsesión o "una foto suya en la mesilla de noche".
Tampoco cree que haya mandado tanto como se le achaca en los designios del partido en los últimos tiempos. "No creo en las conspiraciones", ha resuelto, parafraseando así al número dos de Podemos, Íñigo Errejón.
A Díaz no le ha gustado el "chantaje" de Mariano Rajoy de poner los Presupuestos Generales del Estado y un posible bloqueo como antesala de unas nuevas elecciones. Pero asegura que eso no le preocupa, el PSOE estará recuperado antes de lo que muchos pronostican, incluso si llegado el caso, es en primavera, sino que le inquieta la falta de diálogo y como prueba ha citado las pensiones por viudedad, que pretenden convertirlas de pensiones contributivas a asistenciales, lo que las hace más vulnerables a los recortes. Por eso, ha insistido en que el PSOE es quien estará vigilante desde la oposición.
Para no dejar ni un solo tema de actualidad nacional e internacional sin tocar, no ha esquivado el análisis de la victoria electoral de Donald Trump. Ha mostrado su gran preocupación por que sea la primera vez que nadie desea que un político cumpla con lo que ha prometido en campaña, un "mal síntoma" que coincide en el tiempo con el brexit o las próximas elecciones francesas, en las que gana terreno Marine Le Pen, y ha dicho que frente este marco, lo hace falta es "más reflexión y más Europa".