Empezó poco antes de las nueve de la noche del pasado lunes. Algunos internos del CIE La Sangonera Verde de Murcia comenzaron a quemar unos cartones y papeles en los pasillos. Los policías de turno entraron con extintores para apagar el fuego. Y entonces los internos se abalanzaron sobre ellos con palos y hierros, agrediendo a todo el que intentaba retenerles. Rompieron la valla y saltaron al exterior. Veintitrés de ellos consiguieron salir, pero la mitad fueron detenidos al momento. Fallaron los sistemas técnicos, prácticamente inexistentes. La docena larga de efectivos que se encontraban en aquel momento no pudieron hacer nada.
Ha pasado casi una semana desde la fuga de al menos doce internos. Es el tercer incidente grave en lo que va de mes, y esta vez las consecuencias han sido nefastas para algunos de los vigilantes del centro. Un incendio, cristales rotos, las vallas metálicas cortadas, y las barras arrancadas de los conductos de aire acondicionado empleadas a modo de garrote. Uno de los agentes fue herido en el costado cuando una de esas barras, previamente afilada, le abrió una herida que casi le toca el pulmón. Es uno de los ejemplos de las lesiones que recibieron nueve agentes, quienes no pudieron hacer nada para detener el conflicto que se generó en el interior del centro. Los agentes que allí trabajan ya están hartos. Javier Monje, portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP), explica a EL ESPAÑOL el caos en el que vive el centro desde hace ya tiempo.“¿Tiene que morir un compañero nuestro para que se gasten un duro?”.
Cinco agentes para vigilar a alrededor de 130 internos. Ese es el balance denunciado por los policías que trabajan allí. Junto a ellos, una partida de la Unidad de Intervención Policial llegada desde Valencia, pero que apenas resulta “un parche” que no ha evitado las situaciones que se han producido en el centro en el último mes. El primero de ellos sucedió el pasado 5 de octubre, cuando 67 personas lograron burlar la vigilancia de los agentes. La segunda, el 31 de octubre, cuando cinco lograron eludir a los policías. Es el reflejo de lo que está ocurriendo, a escala nacional y de forma simultánea, en distintos centros como el CIE de Aluche o en el de Barcelona.
Las armas y los ataques de los internos
Los internos arrancaron este lunes algunas barras metálicas del aire acondicionado. Las afilaron y las usaron para atacar a los agentes. A uno de ellos le clavaron una en el costado. A otro le abrieron la cabeza. Nueve policías heridos, un intento de incendio, algunas partes de las vallas rotas son el resultado de una noche de fuga y batalla en el centro. Los agentes no pudieron hacer nada para contener a los casi cien internos que había en aquel momento.
“A todos nos dicen lo mismo: para qué están nuestros políticos, que pongan una solución, que parece que la vida de un policía no vale nada”. Los policías que trabajan en el centro de Murcia no pueden aguantar más la situación en la que viven. Son pocos, los internos son muchos y últimamente están embravecidos”. Los policías tratan de hacer su trabajo, pero no logran mantener la calma en ningún momento.
El último mes ha sido frenético. Los tres graves incidentes han mantenido en vilo a la administración. En opinión de Monje, una de las causas de que esto sucediera se debe directamente a la nueva dirección del centro. Desde este verano, una nueva persona está al frente. “Desde que entró él se han sucedido los problemas. No permite que se hagan requisas que son de carácter obligatorio. En ellas se han intervenido punzones y toda clase de objetos. En un centro cerrado, para garantizar su seguridad y la de los internos”.
La situación llegó a tal punto que los sindicatos policiales plantearon a la delegación del Gobierno del día 17. “Le dimos un documento en el que presentábamos lo que consideramos urgente e imprescindible para garantizar la seguridad de los policías. Después de insistirle se comprometió a atendernos”. Principalmente, exigieron que se aumentase la plantilla y el número de agentes en el centro. Para los policías murcianos que trabajan en el CIE, la Unidad de Intervención Policial es tan solo una tirita, “un parche” que han colocado de forma momentánea. “Si se marchan, nos quedamos en cuadro”, explica Monje.
La situación del CIE de Murcia
El año pasado algunos de los internos del CIE de Murcia recibieron las visita de colaboradores de una ONG. Youssef les contó su experiencia. Cuando llegaron los voluntarios, el joven apareció con varios golpes en la cara y también en un ojo, tenía un diente roto, rozaduras en el hombro y las piernas. También un pie inflamado y dos contusiones en la espalda. Yousseff cuenta lo sucedido. “Cuando estaba el 15 de agosto en la cola del desayuno, intentó coger un vaso de plástico para el agua y una policía de turno le dijo algo que no entendió. Esta agente le empujó y dos policías más que le acompañaban le sacaron del comedor dirigiéndolo a una habitación donde le golpearon”.
Aunque fue atendido por el servicio médico del centro, no le realizaron las pruebas complementarias, según critica el hombre y la ONG. Este testimonio se recoge en el informe redactado y presentado el año pasado por la organización no gubernamental Convivir Sin Racismo. Se trata de un estudio que versa en torno a las condiciones de vida de los internos en el centro de Murcia. Un año de trabajos en aquel lugar les sirvieron para advertir la situación en la que viven los internos.
El CIE de Sangonera de la Verde, según la ONG SOS Racismo posee la tasa más alta de deportaciones. “Arrancar las personas de sus vidas es un hecho violento. Cuando esto sucede es el momento en el que más testimonios de malos tratos nos llegan. Y por eso la tensión en el CIE de Murcia es mayor”.
Nadie está contento con el CIE de Murcia
Entretanto, los policías se recuperan de sus heridas y no se cansan de solicitar nuevos medios para desempeñar su trabajo. “Todas nuestras peticiones iban enfocadas a aumentar los medios técnicos. Una doble puerta tipo exclusa, las puertas automatizadas, reparar las cámaras de seguridad, elevar el vallado...”. Pero una vez más, el delegado del gobierno en Murcia les ha vuelto a negar el aumento de la financiación. “Lo único que han hecho es chapa y pintura: reformaron la valla. Pero nos mandan armas que no entran en las fundas de la pistola. No puede tener las medidas de una prisión, porque son internos. Habrá que garantizar las medidas de seguridad. Si no, no sé para que los tienen internos”. No tienen chalecos anticuchillos ni parece que se los vayan a facilitar hasta, al menos, el año que viene.
Día tras día, los policías destinados en el CIE de Murcia tienen que a ponerse sus chaquetas, a utilizar los pocos recursos disponibles para enfrentarse y frenar a más de un centenar de internos que se encuentran en las peores condiciones posibles. Pero sobre todo, más que la falta de manos, de armas o de protección, lo que les pasa a los policías del centro es que tienen miedo. “Aquí, un día de estos, matan a un compañero”.