Desde de las cinco de la tarde de este viernes, la Gran Vía madrileña se ha quedado semi despejada de vehículos -excepto los autobuses públicos, taxis o vehículos de residentes que sí tienen acceso a una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora- y los peatones se han adueñado de la calzada.
El centro de Madrid, donde suele reinar un flujo incesante de vehículos, ha dejado así a un lado la circulación masiva para que los peatones puedan andar a sus anchas por las aceras en una Navidad pensada para ellos, especialmente en la Gran Vía, unas de las arterias principales de la ciudad y de las más congestionada en este periodo de vacaciones.
Los pasos de cebra han quedado un poco en el olvido y los viandantes no esperaban impacientes a que el semáforo les indicara cuando pasar, sino que han cruzado de un lado a otro la Gran Vía en busca de sus establecimientos favoritos zigzagueado unos pocos coches.
Julia ha asegurado a Efe que "nunca" había cruzado así la Gran Vía: "Sería casi como un suicido con todos esos coches".
Incluso la Policía ha circulado por la calzada a caballo, aprovechando el poco tránsito de circulación.
"Es una locura el tráfico que hay siempre", ha subrayado Manuela a Efe, quien ha aprovechado su día libre en el trabajo para comprarle un regalo a su marido, no por Navidad, sino por su cumpleaños.
"Siempre tiene dos regalos en diciembre, el día 9 por su cumpleaños y por Navidad. Algunos tienen suerte", ha bromeado.
Otros viandantes no están tan contentos con la medida tomada por el Ayuntamiento de Manuela Carmena, ya que consideran que "va en detrimento de los ciudadanos" y que las aceras son ya "lo suficientemente anchas" como para que la gente camine sin problemas.
Antonio, uno de los típicos limpiadores de botas de la Gran Vía, ha destacado que puede ser un "caos" para la circulación y que, si ya lo era en el Día Sin Coches, "ahora puede ser peor".
Donde si se ha notado notablemente la reducción del tráfico ha sido en la Puerta del Sol y en la Plaza Jacinto Benavente, donde las personas han colmado las calzadas.
Algunos sólo para encontrar la mejor posición para fotografiarse con el típico árbol de Navidad del kilómetro cero y con que el personaje de ficción que encarna a Pablo Escoba en la serie de Narcos felicitando una "Oh, blanca Navidad".
Este primer corte de tráfico se extenderá hasta las diez de la noche del día 11, para que los madrileños y los visitantes puedan disfrutar durante el puente de la Constitución de un centro de Madrid sin tráfico privado.
Para reforzar las comunicaciones, el Ayuntamiento ha anunciado que la red de Metro incrementará una media del 50 % el número de trenes en los periodos de tráfico cerrado en el centro de Madrid, y en el caso de las líneas más concurridas se preven refuerzos hasta del 100 %.
El área afectada por el dispositivo de movilidad navideño se encuentra en la calle Gran Vía, desde la Plaza de España hasta su confluencia con la calle Alcalá; la calle Atocha, desde la Glorieta de Carlos V hasta la Plaza de las Provincias, y la calle Mayor en ambos sentidos desde Bailén hasta la Puerta del Sol.
En la calle Segovia, entre la Ronda de Segovia y Puerta Cerrada, se podrán efectuar restricciones o cortes puntuales en función de la congestión del tráfico.
Pero en el centro de Madrid hay cosas que no cambian: la casa de loterías Doña Manolita sigue creando colas que llegan hasta la plaza de Callao; los mariachis cantan a los pies de la estatua de Carlos III, y la gente llena la calle Preciados sus bolsas con futuros regalos.
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