Rubielos de Mora es un minúsculo pueblo empedrado de la Sierra de Gúdar-Javalambre (Teruel), engalanado con solemnes edificios medievales, casas solariegas que recitan historia y un escenario mágico que late gracias al movimiento de 640 corazones que lo habitan. Ahora, ha ganado el concurso online "Luce tu pueblo" que organizan Ferrero Rocher y Mediaset, por lo que recibe el título de "pueblo más bello y bueno de España". Sin embargo, la localidad esconde una página oscura que sucedió en la Guerra Civil.
En el marco de la citada campaña navideña, Rubielos de Mora se ha impuesto a los otros pueblos con los que competía con el 58% de los votos. Gracias a ello, la productora de Mediaset tiene preparado encender una completa instalación luminosa junto a un letrero brillante de la conocida marca de bombones. Este alumbrado contrasta con una historia poco conocida y trágica.
LOS HÉROES DEL 'STALINGRADO ESPAÑOL'
En uno de los lugares más inhóspitos de la provincia de Teruel –y seguramente de España -, donde el gélido viento revuelve el alma y sacude la memoria, se encuentra “la fosa común de los perdedores de los perdedores de la Guerra Civil”. De esta manera define el historiador Pedro Corral, en conversación con EL ESPAÑOL, lo que ocurrió allí 80 años atrás.
Bajo la maleza de la tierra de Piedras Gordas, se esconde la fosa común de los cuarenta y seis soldados republicanos que pertenecían a la 84ª Brigada Mixta del ejército republicano y que fueron fusilados por sus superiores al negarse a volver para combatir contra los sublevados en la capital turolense, el llamado “Stalingrado español”.
La historia comienza tras la rendición del bando sublevado al firmar la claudicación el coronel Domingo Rey d'Harcourt, jefe de la guarnición sublevada, el 8 de enero de 1938. Tras ese logro, el mando republicano da un permiso a sus milicias, los "héroes de Teruel". Un descanso con la orden de desplazarse hasta un convento recogido en el municipio de Rubielos de Mora.
Después de una marcha de casi 60 kilómetros a pie, reciben la contraorden de volver al frente, apenas 48 horas de su llegada a Rubielos de Mora. La vuelta al frente de las milicias republicanas, en una batalla encarnizada que se produjo puerta a puerta por las calles mudéjares de Teruel, para evitar la conquista del bando nacional, en la única capital de provincia que recuperaron los republicanos.
FUSILADOS SIN JUICIO
“Se les pidió volver al frente para recuperar Teruel a unos hombres que fueron capaces de darle a la República su mayor victoria de toda la contienda, la toma de Teruel”, explica el historiador Pedro Corral. Algunos de aquellos hombres, cerca de seiscientos del primer y segundo batallón, se sublevaron contra la anulación del permiso. Corral narra para este diario unos hechos que también están recogidos en su libro Si me quieres escribir. Gloria y castigo de la 84º Brigada Mixta. El historiador explica que tras la negativa de volver a la batalla les detuvieron para fusilarlos por “cobardía”.
“Fue un engaño cuando se les pidió volver en pleno permiso, después de perder un tercio de hombres en esa unidad durante la toma de Teruel para los republicanos”. Corral admite también que “el fusilamiento pretendía ser un castigo pero sin condena ni juicio, aunque fuera sumarísimo, o dar parte al Ministro de la Guerra o, en su caso, a la máxima autoridad”. De esa manera, las autoridades republicanas dieron la orden de fusilar a una décima parte del total de los sublevados. Al final, tras huir catorce al conocer su trágico destino, se ordenó a cuarenta y seis republicanos.
Fue un hecho, a juicio de Corral, “injusto, que no sirvió para nada". "Buscaban ejemplaridad -agrega- para perpetuar obediencia máxima a unos héroes republicanos”. El propio Corral se reafirma en que los republicanos asesinados en un pelotón de fusilamiento por sus mismos superiores son “los perdedores de los perdedores de la Guerra Civil”.
LA ÚNICA CRÓNICA DE ROBERT CAPA
El historiador Pedro Corral detalla en su libro que la mayoría de los componentes de la 84ª Brigada Mixta procedían de milicias anarquistas, ugetistas y socialistas de Valencia y Castellón para defender el frente de turolense. La entrada en Teruel, tras la toma de la ciudad, fue cubierta por dos ilustres nombres entre sus filas, el fotógrafo de guerra Robert Capa, y el periodista Ernest Hemingway. Ambos, cuenta Corral, relatan periodísticamente “el comportamiento de la Brigada republicana con los vencidos y la población de Teruel, a los que socorrieron tras haber soportado el largo asedio sin agua ni comida en los sótanos de la ciudad”.
La única crónica escrita por Robert Capa durante toda la Guerra Civil fue publicada en el diario comunista francés Ce Soir. La crónica de Capa, según relata Corral en su mencionado libro, “estaba titulada con gran despliegue tipográfico con el nombre del reportero, para entonces convertido en un corresponsal legendario”. Así rezaba el inicio de la crónica: “Nuestro colaborador Robert Capa, de regreso de Teruel, nos describe la lucha implacable en los subterráneos de la ciudad”.