Satur, con párkinson y alzhéimer, desapareció después de que su residencia le quitara el GPS
Tiene 67 años. Desapareció el pasado 26 de diciembre. Su familia reitera que el centro no quiso mantener el método de seguimiento del que disfrutaba el enfermo.
4 enero, 2017 03:09Noticias relacionadas
Son las seis y media de la tarde. David tarda en coger el teléfono. En sus manos, varios carteles con la foto de su padre, que desapareció el 26 de diciembre. Saturnino Garzas tiene 67 años, párkinson y principios de alzhéimer. La última vez que se le vio, vestía sudadera beis, chándal oscuro y zapatillas negras de velcro. El cabello, canoso. Sin entradas.
David imagina una y otra vez la sala de la residencia de ancianos de la que 'escapó' su padre. Reconstruye escenas, imagina pisadas, busca porqués. Pasan los días y con ellos se esfuma la esperanza. Espera noticias, pero el calendario ha corrido demasiado. "Te montas películas, intentas comprender cosas, pero estamos en una situación de bloqueo, no sabemos qué más hacer".
Satur, como se le conoce en su entorno, ingresó en la residencia Los Peñascales el 17 de diciembre. Por fin, los Garzas lograron una plaza en este centro concertado. Cuando lo ingresaron, Saturnino llevaba una chapa con los datos de sus familiares y un GPS de la Cruz Roja; el mismo que ahora podría revelar su paradero, "pero los supervisores lo rechazaron". "Dijeron que no era necesario, que el recinto es cerrado y que no tenía sentido. ¿Qué pienso yo ahora?", lamenta David.
Según los Garzas, el GPS fue rechazado por la residencia hasta en dos ocasiones. "Ahora dicen que no les consta que la familia se lo ofreciera". Este periódico ha preguntado al centro por este punto, pero no ha obtenido respuesta.
"No ha podido ir muy lejos..."
A Saturnino, cuenta David, es más fácil reconocerlo por el párkinson que por el alzhéimer. "Un tipo con esa demencia puede andar normal y pasar desapercibido, aunque esté absolutamente desorientado". En cambio, el párkinson que sufre Saturnino desde hace más de treinta años le dificulta los movimientos. La medicación lo ha convertido en un tipo rígido, que apenas levanta las piernas del suelo y que da "pasitos cortos" para desplazarse. El olvido todavía no le ha ganado la partida. "Hace no mucho vino su hermano y lo reconoció sin problema, tiene capacidad cognitiva".
En Navidad, David, su madre y su hermano comieron con su padre en la residencia. Al día siguiente, la llamada. "No lo encontramos". "Al principio no te agobias, piensas que lo van a localizar en muy poco tiempo, pero estuvimos toda la noche buscando y nada...". Después de nueve días, la Guardia Civil ha recorrido los alrededores con helicópteros y cámaras térmicas. También con perros adiestrados. "Su labor es impecable. Es muy raro, tal y como está no puede ir muy lejos".
El único testimonio al que de momento ha dado credibilidad la Guardia Civil ha sido el de una persona que aseguró haber visto a Saturnino en una marquesina cercana a la residencia el mismo día de su desaparición. Los autobuses que pasan por allí van en dirección a Madrid. David ha recorrido esa avenida, pero otra vez lo mismo: nada. "Sin dinero, sin ropa... Desorientado como un niño. ¿Dónde puede haber ido?".
"A nadie le gusta estar encerrado"
En palabras de David, Saturnino descansaba en una "sala de seniles" el día de su desaparición, esa en la que "algunos gritan" y "muy pocos se dan cuenta". "Probablemente, entre todos, mi padre era el que mejor estaba". Revisadas las cámaras, la Guardia Civil -siempre según la versión de la familia- ha detectado que Saturnino huyó de dicha estancia a través de una puerta de emergencia. "De ahí llegas a un patio interior". ¿Y qué pudo pasar en el patio? "Bueno, hay tres opciones. Dos de ellas suponen saltar una valla de más de dos metros, lo que veo imposible teniendo en cuenta la enfermedad de mi padre. La tercera sería atravesar una puerta corredera. La residencia dice que siempre está cerrada, pero no sé... Es tan difícil que haya saltado una valla...".
¿Qué le pudo llevar a escapar? "Bueno, al final, a nadie le gusta estar encerrado en una sala así, sin poder hablar... Es una hipótesis que contemplamos, que se haya escapado a dar una vuelta y que luego no haya sabido regresar debido a su desorientación", relata David.
Los días pasan y la familia Garzas sigue recorriendo Torrelodones en busca de Saturnino. "Sabemos que cualquier noticia será mala...", se despide David.