La Guardia Civil llamó a primera hora de este lunes a la puerta de la casa de Hayar, en la localidad madrileña de Pinto. Al otro lado, ajena a su inminente detención, abrió una mujer de 38 años. Ya nada quedaba en ella de Ana Marilú Reyna Castillo, la joven mexicana que abandonó hace cinco años su país natal para instalarse en España junto a su marido, un musulmán arrestado en mayo de 2016 también por delitos relacionados con el yihadismo.
El caso de esta mujer, acusada de utilizar las redes sociales para convencer a otras chicas para que abracen el extremismo religioso, es el último ejemplo de una yihad de origen latino presente ya en diversas operaciones antiterroristas llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad españolas. Los expertos consultados por EL ESPAÑOL advierten de que los mensajes yihadistas hace tiempo que cruzaron el océano Atlántico para instalarse en el continente sudamericano. Y algunos de sus exponentes se han desplazado a España.
Casada en 2010 con Aziz Zaghnane
Fue en Monterrey donde Ana Marilú Reyna Castillo sintió la necesidad de llevar una vida bajo la férrea ortodoxia del Islam más radical. Se convirtió a esta religión sin ningún arraigo en su familia y se casó con un varón llamado Aziz Zaghnane. Ambos contrajeron matrimonio en México en el año 2010 y de allí dieron el salto a Europa, concretamente a España donde Ana Marilú consiguió el permiso de residencia. Pinto es una localidad de casi 50.000 habitantes situada en el Sur de Madrid. En ese entorno el matrimonio decidió a formar una familia. Tienen dos hijos, de cinco y tres años de edad.
Zaghnane fue detenido en una operación a principios de mayo en la que fue arrestado junto a otras tres personas. La detenciones tuvieron lugar en Pinto y en la localidad de Ciempozuelos, también en la Comunidad de Madrid. Todos ellos fueron acusados de enaltecimiento y adoctrinamiento yihadista en Internet. El caso de este hombre nacido en Marruecos llamó especialmente la atención porque trabajaba en una empresa de cazatalentos con sede en el Paseo de la Castellana de Madrid llamada. Él mismo se anunciaba en la red social de profesionales Linkedin como director de Marketing en la firma Lee Hecht Harrison.
No tenía trabajo
En cambio Ana salía poco de casa, no tenía trabajo y se dedicaba a sus labores. Lo que han descubierto ahora los investigadores es que no era ajena a las actividades ilícitas de su marido. Más bien al contrario. Del análisis de los aparatos electrónicos incautados en su momento a Zaghnane, los agentes del servicio de Información de la Guardia Civil han podido determinar el grado de radicalismo que mostraba Ana Marilú a la hora de hacer proselitismo yihadistas en las redes.
Así es como el Instituto Armado ha confirmado que esta mujer mexicana adoptó el nombre de Hayar dentro del universo de radicalismo islámico que ella misma había elegido. Esa era su ‘kunya’, su nombre de guerra. Según las fuentes consultadas, en ocasiones también lo escribía como Hajjar para comunicarse a través de la red, donde compartía el ideario extremista. Ahora Ana Marilú es la detenida número 183 por delitos yihadistas desde que el Gobierno activase el Nivel 4 de alerta antiterrorista (riesgo alto de atentado).
Argentina, Brasil y Chile
El caso de Ana, o Hayar, pone de manifiesto dos características del fenómeno yihadista en España. Una de ellas es la fuerte presencia de mujeres en el engranaje terrorista. Los expertos en la lucha contra esta delincuencia son conscientes de que ya no se limitan a ejercer de sumisas esposas, sino que toman una actitud activa, especialmente a la hora de radicalizar y captar a otras mujeres.
La otra característica que tampoco es nueva para los expertos antiterroristas es la presencia de presuntos yihadistas de origen latino. Ana Marilú Reina no es ni muchos menos la primera. El año pasado, el Real Instituto Elcano publicó un extenso informe sobre el Estado Islámico en España. Entre junio de 2013 y mayo de 2016 se registraron detenciones de personas presuntamente relacionadas con delitos terroristas procedentes de Argentina, Brasil y Chile.
Las fuentes consultadas recuerdan además la operación de las autoridades brasileñas que lograron desarticular una célula a dos semanas del inicio de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Hace menos de un año que los hijos menores de Hayar y Aziz vieron como su padre ingresaba en prisión acusado de terrorismo. Ahora su madre va camino de seguir la misma dirección.