En uno de los vídeos se ve a un individuo blandir un machete con su mano derecha. A su lado, una segunda persona agita un kalashnikov. En otra grabación aparece el mismo arma Ak-47, en este caso sobre el regazo de un hombre que se esconde bajo una capucha y unas gafas de aviador. En medio de todo esto, una foto fija de la Puerta del Sol de Madrid. Todo ello con la presencia de la bandera del Estado Islámico incrustada en la esquina superior izquierda de la imagen.
Estos son los protagonistas de los vídeos que llevaron el pasado 28 de diciembre al juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, a ordenar el arresto de dos personas acusadas de enaltecimiento del terrorismo y depósito de armas. Ahora, menos de un mes después, el magistrado les ha puesto en libertad al considerar que los acusados no son yihadistas, una decisión que refuerza la tesis de que todo fue un montaje del confidente que colaboró con la Policía.
La Brigada Provincial de Información de Madrid hizo llegar tres vídeos al juez de la Audiencia Nacional. Contienen elementos que en su día generaron preocupación entre los investigadores. Estos documentos fueron el detonante de la 'operación Serkan' (bautizada así por el tigre de 'El Libro de la Selva'). Juntando los tres vídeos, las imágenes constan apenas de tres planos, uno de ellos es el de la céntrica plaza madrileña. EL ESPAÑOL, tras visualizar detenidamente estos archivos, ofrece una reconstrucción fiel de lo que se aprecia en ellos apoyándose en varias ilustraciones.
Un total de 19 segundos de imágenes
Dos de los vídeos duran apenas dos segundos cada uno y son muy parecidos entre sí. En ambos se ve a dos personas. Son los dos detenidos el pasado 28 de diciembre ahora en libertad: Samir Sennouni (a la izquierda de la imagen) y de Edrissa Ceesay (a la derecha). El primero de ellos porta el machete y en su mano izquierda lleva lo que parece ser la funda de su arma. Tiene el torso al descubierto, piel morena, delgado, con los músculos ligeramente marcados. Con una camiseta blanca se tapa la cara. Luce una gorra negra, el mismo color de sus pantalones negros de chándal marca Nike y sus zapatillas deportivas con la suela blanca.
A su lado está Edrissa Ceesay. Piel negra, pantalones cortos de un color azul claro intenso y una camiseta de manga corta azul más oscura, casi negra. A la altura del pecho dos número blancos forman el número 95. También cubre su cabeza con una gorra negra, concretamente de los Oakland Raiders, el equipo de fútbol americano con sede en California. Calza unas zapatillas deportivas blancas, impolutas. En su caso, lo que porta Ceesay es un kalashnikov, que sujeta con su mano derecha. Esta arma hizo saltar todas las alarmas de los investigadores y originó la acusación del delito de depósito de armas. Pero este AK-47, modelo empleado en diversos atentados terroristas de corte yihadista, no ha llegado a aparecer nunca.
En uno de estos dos vídeos cortos se ve a Samir Sennouni hacer aspavientos con el machete mientras dice "vais a morir todos" en lengua árabe. Esta frase es la única alusión al vídeo que hace el juez Santiago Pedraz en su auto. En el otro documento de dos segundos de duración, el protagonista es Edrissa Ceesay quien, en actitud también amenazante, agita el kalashnikov y proclama varias veces "Allah Akbar" (Alá es grande). El escenario que sirve para realizar estos dos vídeos de escasa duración es una habitación luminosa con una pared de azulejos blancos hasta media altura con detalles de color azul. El suelo es de color beige.
El vídeo largo de 15 segundos de duración es mucho más oscuro y cuenta con algo de edición de por parte de sus autores. De fondo se escuchan cánticos en árabe, sello habitual de los vídeos de Daesh. El documentos arranca con una imagen de la bandera negra del Estado Islámico con la inscripción de la 'shahada'. Recitarla es reconocer que no hay más Dios que Alá y que Mahoma es su profeta. Acto seguido se aprecia a un hombre sentado con las piernas cruzadas y un kalashnikov (aparentemente el mismo de los vídeos anteriores) apoyado sobre su pecho en posición vertical. Con sus manos esta persona sostiene un papel. Parece estar leyendo el folio, pero apenas se aprecia lo que dice. En todo momento figura la bandera de Estado Islámico en la esquina superior izquierda de la imagen.
Es imposible determinar quién es la persona oculta porque apenas se ve un centímetro de piel. Se esconde bajo una capucha, unas gafas de aviador y tiene media cara tapada por un trapo negro. Viste del mismo color, incluyendo los guantes que impiden ver sus manos. De pronto, el vídeo cambia el plano por completo para mostrar una foto fija de la Puerta del Sol. Es una imagen que muestra la plaza de día, con gente paseando. De fondo no se ve el reloj de las campanadas, sino los edificios que hay justo enfrente, entre la calle de Preciados y la calle de El Carmen. Los últimos segundos del vídeo se aprecia de nuevo al mismo hombre embozado. Ni los investigadores ni el juez han logrado determinar si esta persona es uno de los dos detenidos, el propio confidente de la Policía u otra persona.
Conclusiones del juez
Pedraz apunta en su auto a que podría ser el confidente -investigado también en la causa-. Se basa en que, cuando registraron su casa un día después de la operación, “se halló entre otros efectos una sudadera de color negro que pudiera corresponderse con la del vídeo en el que no se identifica a la persona con cara tapada”. Los dos detenidos sostienen que fue esta persona quien les indujo a grabar los vídeos y quien les involucró en un montaje para hacerles pasar por yihadistas. Según recoge el juez Pedraz en su auto, en julio de 2016 Edrissa y Samir publicaron en la red social de Instagram un vídeo portando un fusil AK-47 y un machete, probablemente se refiere a uno de los tres vídeos de la habitación con los azulejos. El mismo auto precisa que la cuenta de Instagram en la que colgaron estas imágenes fue bloqueada al público en septiembre.
No fue hasta octubre cuando la Policía tuvo en su poder los tres vídeos. Fue después de que el confidente policial, Manuel Rodríguez, alias ‘Lolo’, contactase con un agente encubierto de la Policía infiltrado en la operación. El juez concluye que, "de lo expuesto en los hechos de esta resolución, hay que concluir que los indicios que apuntaban a que los investigados tenían un corte yihadista se han desvanecido". Se detiene en los vídeos para alegar que, una vez analizados, "no responden a la tipología yihadista". "Es llamativo además que 'Lolo' los suministre al agente", apunta sin ir más allá. Destaca Pedraz que los vídeos no se difundieron "salvo el corto espacio de tiempo que debió estar en Instagram". "Y pese a que se informó que se había colgado en redes sociales, no se ha podido localizar", sostiene.