Un año y medio después de que las llamadas “fuerzas del cambio” se unieran en Vitoria, lideradas por EH Bildu, para arrebatarle la alcaldía de la ciudad al candidato del PP, Javier Maroto, ganador en las urnas, la coalición aberztale ha retirado su apoyo al actual alcalde, Gorka Urtaran (PNV), que se ve forzado a someterse a una cuestión de confianza si quiere aprobar los presupuestos municipales de 2017.
Urtaran convocará en breve el pleno e iniciará el procedimiento ya utilizado por otros regidores municipales, como Ada Colau en Barcelona u Odón Elorza hace años en San Sebastián, para solventar el bloqueo de las cuentas públicas y acceder a su aprobación de forma automática. El mecanismo está previsto en la Ley de Régimen Electoral y sólo se desactivaría si la oposición logra desalojarle de la alcaldía mediante una moción de censura. Una opción harto improbable porque la presentación de un candidato alternativo en la capital alavesa dependería del entendimiento entre el PP y EH Bildu, antagónicos ideológicamente.
La decisión de plantear una cuestión de confianza vinculada a la aprobación del presupuesto ha sido adoptada este martes por los dos grupos que conforman el Gobierno municipal, PNV y PSE-EE, y los máximos dirigentes de ambos partidos, después de que el pleno del Ayuntamiento de Vitoria rechazara el pasado día 27 el proyecto presupuestario con los votos de PP y EH Bildu.
El alcalde ha explicado que recurren a esta fórmula porque “la ciudad no puede estar parada” y la prórroga es “muy negativa para el interés general”, ya que “paraliza la inmensa mayoría de las inversiones previstas en esta legislatura”.
El proyecto rechazado, por importe de 361,1 millones, aumentaba en un 23% la capacidad inversora del Ayuntamiento hasta superar los 29 millones, según los datos oficiales. Optar por la prórroga implicaría meter en el cajón inversiones consideradas claves para “la transformación y modernización de la ciudad”, como la ampliación del tranvía o la implantación del bus exprés. Y llevar a cabo modificaciones presupuestarias puntuales para sacar adelante algunos de estos planes requeriría primero la aprobación del pleno, difícil de garantizar dada la situación de minoría, e impondría en todo caso una tramitación de meses con el consiguiente retraso.
GOBIERNO INESTABLE
El PNV, tercero en las últimas elecciones municipales, consiguió la alcaldía de Vitoria con sólo 5 de los 27 concejales gracias al apoyo de las “fuerzas del cambio”, integradas por EH Bildu, Podemos e Irabazi (Izquierda Unida y Equo). Ahora gobierna junto al PSE-EE, como en el resto de las principales instituciones vascas, pero entre los dos grupos únicamente reúnen nueve ediles, los mismos que tiene el PP. Esto hace que conformen un ejecutivo inestable a merced de la coalición abertzale, ya que el resto de formaciones que facilitaron la investidura de Urtaran apenas suman 3 representantes.
La debilidad del PNV al frente del Ayuntamiento no fue un problema en 2016, cuando todos los grupos salvo el PP, respaldaron las cuentas públicas. La gestión de aquel acuerdo,- que incorporó muchas de las demandas de la coalición abertzale plasmadas en compromisos de más de 40 millones de euros-, es la razón esgrimida por EH Bildu y su portavoz, Miren Larrión, para su total oposición a las cuentas de 2017.
Sus denuncias de incumplimiento han constituido una barrera contra la que se ha estrellado reiteradamente Urtaran, que ha primado y apurado hasta el último momento la negociación con “las fuerzas del cambio”, sin conseguir más que la insuficiente abstención de los dos concejales de Podemos y el de Iribazi.
Larrión asegura sentirse “defraudada” y acusa al Gobierno municipal de “no trabajar” por el modelo transformador que la ciudad necesita tras la etapa del PP al frente del Consistorio. Lo socios del ejecutivo de Vitoria consideran, por el contrario, que sus reproches hay que medirlos en clave electoralista y en la intención de la coalición abertzale de preparar los comicios de 2019 e impulsar la candidatura de su portavoz municipal a la alcaldía.
Al popular Javier Maroto le ha sustituido en el Ayuntamiento de Vitoria Leticia Comerón, pero el relevo en la portavocía del PP no ha derivado en una mejora de las relaciones con Urtaran y el consistorio alavés se mantiene al margen de los acuerdos que el PNV está logrando fraguar en otras instituciones con el partido de Alfonso Alonso. Esta situación de enfrentamiento confiere hoy por hoy a EH Bildu la llave de la gobernabilidad de la ciudad y de la recuperación de la mayoría por parte del Ejecutivo Local.
SIN ALTERNATIVA
Con la cuestión de confianza PNV y PSE-EE pretenden evitar que Vitoria sea la única institución vasca sin presupuestos en 2017. Gorka Urtaran tiene ahora tres días hábiles para convocar el pleno, previsto para este viernes o el próximo lunes. Para salir airoso en la sesión y aprobar las cuentas le basta con mayoría simple. Si ni PP ni EH Bildu alteran sus posturas y no lo consigue, se abrirá un plazo de un mes en el que la oposición podrá presentar una moción de censura con un candidato y programa alternativo. En el más que probable caso de que esto no suceda Gorka Urtaran recibirá de forma automática la confianza de la Corporación y el presupuesto se considerará aprobado sin necesidad de pasar ningún otro trámite.
Urtaran ha tratado de hacer de la necesidad virtud y ha presentado la cuestión de confianza como “una oportunidad para el diálogo y el acuerdo”, para que la ciudad “ avance” y el ayuntamiento “dé respuesta” a las demandas de la ciudadanía.
“Tenemos que hablar, tenemos que negociar por necesidad y por convencimiento”, ha añadido antes de anunciar una nueva ronda de negociaciones con los grupos políticos.
El PP ha reaccionado al paso dado por Urtaran de forma contundente . “Estamos ante un alcalde derrotado que ha generado la mayor crisis de la historia de Vitoria”, ha asegurado Leticia Comerón.
La portavoz popular le ha acusado de “tirar la toalla” y recordado que los vitorianos “no lo eligieron para ser alcalde”.