La dimisión del portavoz de la Diputación de Cuenca, Rogelio Pardo, secundada por la del concejal conquense Pedro J. García Hidalgo según él mismo ha anunciado en Twitter, es la respuesta al “pucherazo” del que se valió el aparato del partido para tumbar la enmienda presentada contra la acumulación de cargos ha protagonizado la mañana de coronación de Rajoy. El responsable de la ponencia de Estatutos, Fernando Martínez-Maillo, niega taxativamente que la dirección del PP haya hecho trampas.
Algunos militantes dieron por hecho que se avecinaba una tarde toledana de dimisiones en cascada en la delegación de Castilla-La Mancha. Está por ver, sin embargo, si el malestar evidente por el golpe de mano de la dirección nacional para blanquear la redesignación de la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, como secretaria general del PP, se traducirá en una catarata de bajas que puedan afectar a la decisión -casi segura- de Rajoy de mantener el pluriempleo de su mano derecha.
Estas dimisiones reflejan el malestar entre los compromisarios por el modo en que la dirección allanó la víspera la posible redesignación de Cospedal. Se presentaron varias enmiendas contra la acumulación de cargos, pero la primera que se votó fue una presentada por un militante de San Vicente (Cuenca) en la que hacía mención expresa al caso Cospedal. La propuesta decayó, en teoría, por 303 votos a favor frente a los 328 en contra, sin mayor rigor que la cifra que quisieron dar los ojeadores de la dirección.
El resultado oficial dio lugar a abucheos y protestas. Lo cierto es que la sospecha de que esta votación de enmiendas se resolvió con trampa no es exclusiva de la delegación manchega. De hecho, un miembro de la delegación de Valencia ha asegurado a este periódico que la votación fue un fraude, que el recuento se hizo a ojo y que “parecía que hubo más síes que noes”, al contrario de lo que se anunció. Es más, ni siquiera hubo dos votaciones como aseguró la dirección a la prensa para subrayar que el recuento se había comprobado, sino solo una que causó el escándalo