El acusado de asesinar a la viuda del presidente de la CAM trató de entorpecer la investigación de la Policía introduciendo claves que le alejaban del escenario del crimen. Así se recoge en el sumario del caso al que ha tenido acceso parcialmente EL ESPAÑOL, según el cual, el yerno de la víctima Miguel López dirigió a los agentes a que investigasen los negocios de la familia en Sudamérica como posible móvil del asesinato. Precisamente él, “es el único miembro de la familia que ha estado al margen de las empresas dedicadas a las resinas” que se extienden por varios países sudamericanos.
“Miguel insiste en desviar la atención apuntando a los negocios en Sudamérica”, admite la Policía en un atestado de más de cien folios en el que enumera un total de 23 indicios que acorralan al yerno de la empresaria detenido la semana pasada en Alicante. Según los investigadores, el principal y hasta ahora único sospechoso “ha llegado a reunir a los trabajadores de Novocar para hacerles llegar el mensaje” de la conexión sudamericana.
Novocar es el concesionario de coches que Miguel López regentaba y en cuyo lavadero asesinó presuntamente a la mujer. Sólo dos personas, además del acusado, sabían que el 9 de diciembre por la tarde acudiría al concesionario Carmen Martínez. Miguel López informó a dos trabajadores que iría a retirar un Porsche Cayenne que había sido reparado.
"No la molestes"
El ahora detenido se quedó a recibirla y la atendió personalmente, algo poco habitual a juicio de los agentes dada la mala relación que había entre ambos. No permitió siquiera que los trabajadores se acercaran a la zona del lavadero donde fue asesinada la mujer, una manera de contar con tiempo suficiente para huir de la escena del crimen, según el sumario. "No la molestes", llegó a decirle a uno de los trabajadores.
Fuentes de la investigación confirman que la Policía llegó a analizar esta posibilidad, pero quedó descartada. “El asesinato, dada la información disponible, sólo puede ser explicada por la participación de Miguel López Pérez”, sentencia la Policía. Eso a pesar de que no es la única mentira en la que fue sorprendido el yerno de María del Carmen Martínez. Negó que uno de sus trabajadores le informase de que habían aparecido casquillos de bala en lavadero del concesionario "y el tráfico de llamadas dicen lo contrario".
Desde el primer momento, la investigación descartó el móvil de un robo y se centró en el entorno familiar y las disputas a causa de los negocios del clan. En el retrato familiar, la Policía dibuja dos bandos: las hijas por un lado y la víctima y su hijo mayor por otro. Los agentes llegaron a indagar en si los disparos que acabaron con la vida de la empresaria fueron obra de un sicario, pero la Policía no considera esa posibilidad.
El arma, una "herencia"
Son varias las razones que llevan a los agentes a esa conclusión. Aseguran que el arma -todavía desaparecida- era “antigua y poco profesional”. “Se trataría del tipo de arma que suele tenerse en casa a modo de ‘herencia’, sin documentación”, añaden al tiempo que opinan que “el hecho de que se trate de una pistola y no un revólver hace más difícil pensar en la participación de un profesional”.
Los cartuchos empleados son de un calibre “poco habitual”, “bastante antiguo” y “transformado de forma no profesional”. Por su parte, la ejecución de los disparos denota “nerviosismo e inexperiencia”. “Un profesional se habría asegurado que la víctima muriera en el acto”, defiende el sumario. Para los policías, además, el lugar seleccionado para el crimen era poco seguro, se dejó los casquillos en el suelo y la víctima realizaba una rutina diaria que la convertía en una “presa fácil” para cualquier sicario. “Es sabido que María del Carmen acudía a comprar al supermercado cercano a su domicilio en un triciclo eléctrico atravesando zonas de absoluta ausencia de personas”, ponen los agentes como ejemplo.
Del fruto de esta investigación, la Policía sostiene además que la víctima no fue seguida por nadie los días previos al crimen. Llegan a esa conclusión tras analizar los posicionamientos del teléfono móvil de la mujer y comprobar que no hay ningún otro número de teléfono que se repita varias veces en la misma zona. La ausencia de sospechosos en las cámaras de seguridad aledañas al concesionario son otro punto a favor de esta tesis.