La presión contra ETA: 132 detenidos desde el cese definitivo y decenas de armas incautadas
En los últimos seis años la banda ha perdido a sus últimos dirigentes de peso y ha visto mermado su 'aparato logístico'.
18 marzo, 2017 01:40Noticias relacionadas
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A los terroristas apenas les quedan fuerzas para sostener las siglas de ETA. Ya no son más -ni menos- que el rastro de terror que han ido hoyando en medio siglo de existencia. 20 de octubre de 2011: “Cese definitivo de la actividad armada”. Un anuncio revestido como “oportunidad” y “esperanza”: “Es tiempo de actuar con responsabilidad y valentía”, enarbolaron los pistoleros. Entre esas palabras también se podía escuchar el penúltimo estertor de la banda, asfixiada por el trabajo de los cuerpos policiales. “Prefieren entregar sus armas antes de que se las quitemos nosotros”, indican a EL ESPAÑOL fuentes de la lucha antiterrorista.
Tan sólo les quedaba el peso de su historia y un puñado de zulos con los que pretendían presionar al Gobierno en sus últimas reivindicaciones, especialmente el acercamiento de los presos a cárceles del País Vasco y Navarra, y la puesta en escena de una 'salida digna' a su situación. Con ese objetivo este viernes anunciaron un nuevo plan de desarme por boca de uno de los activistas que en los últimos tiempos han acudido al rescate de la banda, marginada por los Gobiernos de España y Francia y con cada vez menos credibilidad en el ámbito internacional.
La realidad, a juicio de las fuerzas de seguridad, es que desde que anunciasen que no volverían a atentar, hace cinco años y medio, la presión policial ha ahogado sus aspiraciones hasta este anuncio en el que fijan el 8 de abril como fecha límite para su desarme.
132 detenidos
Las primeras detenciones tras el “cese definitivo de la actividad armada” se produjeron en octubre de 2011. Ventura Tomé y Javier Aguirre fueron capturados en Bruselas (Bélgica). Desde entonces, el goteo ha sido incesante: 5 detenciones en las últimas semanas de 2011, 27 en 2012, 24 en 2013, otras 24 en 2014, 41 en 2015, 10 en 2016, y una en 2017. En total, 132 arrestados. La mayoría de ellas se produjeron tras largos años de investigación policial y de los documentos intervenidos a dirigentes como Francisco Javier López Peña, Thierry, o Mikel Garikoitz Aspiazu, Txeroki.
También se golpearon algunos de los frentes desde los que operaba ETA, como las organizaciones Herrira -integrado en su frente de cárceles- o la estructura de abogados que actuaba bajo la dirección de la banda.
La desarticulación más destacada llegó el 22 de septiembre de 2015: por los altos cargos que ocupaban los detenidos en la estructura de ETA y por el simbolismo en el que se envolvió la operación. La Guardia Civil y la policía francesa, en una operación conjunta, capturaron a David Pla e Iratxe Sorzabal en una casa rural de Saint Étienne-de-Baïgorry. Eran los últimos jefes con autoridad dentro de la banda. Y ellos protagonizaron el vídeo emitido en octubre de 2011 por la BBC en el que anunciaban el cese definitivo -que no la disolución- de ETA. El Instituto Armado bautizó la operación con el nombre de Pardines, en memoria de la primera víctima mortal de ETA, el agente José Pardines, asesinado en 1968. Después vendrían más de 800.
Más tarde, en noviembre de 2016, fue capturado Mikel Irastorza, quien había asumido el liderazgo de una organización que ya no se sostenía. Por entonces, según fuentes de la lucha antiterrorista, los abogados relacionados con ETA -con Arantza Zulueta como máxima responsable- ejercían el control de la banda y planeaban sus estrategias. Hoy los pistoleros que mantiene ETA son de baja entidad o veteranos recuperados tras años huidos. El nombre de Mikel Barrios es uno de los que barajan las fuerzas de seguridad al frente de esa pírrica estructura.
Cinco zulos desmantelados
Desde que anunciase el fin de la violencia, la presión sobre ETA se centró también donde más le dolía a la organización: en su aparato logístico. Sin medios, los pistoleros no pueden actuar. Tampoco se puede escenificar una entrega de armas. Y con esa máxima se localizaron -y desmantelaron- algunos de los zulos más importantes en los que guardaban su arsenal.
Cuatro de los escondites localizados estaban ubicados en Francia. El de mayor envergadura estaba oculto en un bosque de Carlepont, a unos 100 kilómetros de París. En octubre, en el marco de la denominada ‘Operación Descubrimiento’, la DGSI francesa y la Guardia Civil hallaron este arsenal “estratégico”. Estaba compuesto por 145 armas cortas que habían sido sustraídas en Vauvert en 2006 en plena negociación de los terroristas con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.
En diciembre, otra operación conjunta de la Guardia Civil en colaboración con las autoridades francesas llevó a cabo la detención de cinco activistas franceses que habían acordado con ETA la destrucción de una parte de su arsenal. Entre ellos se encontraba Txetx Etcheverry, la persona que a través del periódico Le Monde ha fijado el 8 de abril como fecha límite para el desarme. En un caserío cerca de Bayona, estas personas tenían diez cajas con diez subametralladoras Uzi, casi una docena de rifles de asalto G3 (fabricado por la marca alemana Hecler & Koch), más de veinte revólveres Smith & Wesson, armas (Sig-Sauer de estrellas, Browning), cientos de detonadores, decenas de kilogramos de explosivos y municiones, cables, etc. Esto representaba un 15 por ciento de todo el arsenal de la banda.
El último golpe tuvo lugar este mes en Irún (Guipúzcoa), donde el Instituto Armado encontró ocho bidones con cerca de 45 kilos para la fabricación de explosivos. En su interior había cinco kilos de clorato, cinco kilos polvo de aluminio, 20 kilos de nitrato amónico, una cantidad indeterminada de azufre y cordón detonante además de varios temporizadores. Las mismas fuentes consultadas hablan del clásico envío para un comando en activo. Además tenía zutabes (el boletín interno de ETA) en formato digital dentro de un CD. Este material fue encontrado a partir de las investigaciones realizadas en torno al comando Erreka de ETA desarticulado en 2011.
“Sólo se rinden”
La Asociación Pro Guardia Civil, en un comunicado, ha incidido en que ETA “sólo hace aquello a lo que les hemos obligado”: “ETA anuncia hoy que entregan sus armas, que tienen buena voluntad, que quieren la paz, que miran al futuro, pero todo eso ya no era imprescindible, hace tiempo que la Guardia Civil los había derrotado”.
E insiste en que “no es un gesto de buena voluntad, sólo se rinden”: “Han preferido entregar ellos las armas, sin sufrir más detenciones ni tampoco más humillaciones, e intentar apuntarse un tanto que hace tiempo tenían perdido. Que no engañen a nadie, que nadie se apunte a esa foto, es el gesto final de una derrota”.