Paul Atherley, consejero delegado de la australiana Berkeley Energía, está orgulloso de su inversión en España: una mina de uranio en Retortillo, Salamanca. Tiene en contra a los ecologistas, los grupos antinucleares, a Podemos y a muchos de los que no se han beneficiado directamente de su inversión, pero está orgulloso: “Estamos contribuyendo al éxito económico de España”.
Este ingeniero británico enumera dos razones de su orgullo: primero, sostiene que su proyecto ha rejuvenecido a Retortillo. “Vuelven a nacer niños en una zona que se estaba despoblando”, dice. El proyecto creará un total de 450 empleos directos y 2.000 indirectos. Toda la plantilla es española. El 26% de los habitantes de Retortillo (216 habitantes) está en nómina. La inversión inyectará un total de 240 millones de euros en la comarca.
“No estamos arruinando a los habitantes de Retortillo. En realidad los hemos rescatado. ¿Cuántos empleos ha creado Podemos aquí?”, pregunta el hombre de Berkeley.
La nuclear, una energía ecológica
En segundo lugar, dice Atherley, el uranio enriquecido es fundamental para la energía atómica. “La energía nuclear es la única que, combinada con las renovables, no produce CO2. Es la que sirve de base al sistema para avanzar hacia un predominio de las energías limpias”. Si no se proporciona una base nuclear (el 20% de la generación eléctrica en España es atómica), "el sistema tiene que acudir forzosamente al carbón o a los ciclos combinados".
Este argumento irrita a a los críticos de la energía nuclear porque a su juicio minimiza el riesgo y, sobre todo, esconde los elevados costes que supone la gestión de los residuos nucleares, cuyo procesamiento hoy no tiene una solución óptima.
“Estamos orgullosos de lo que hacemos”, dice Atherley, quien explica que su proyecto cuenta con el 90% de los permisos necesarios para empezar a extraer uranio. Actualmente, la autorización para la construcción de la mina está suspendida por el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital a la espera de un informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Pero el consejero delegado de Berkeley considera que esto es una mera formalidad que superará sin problemas.
Oposición ideológica a la mina
Los trabajos de preparación siguen adelante en el campo charro. Berkeley ha comprado terrenos a unos 20 lugareños. La futura mina será a cielo abierto, pero prevé un plan de restauración de la superficie arrasada en ciclos de ocho años. Además, la declaración de impacto ambiental obliga a Berkeley a reforestar el área con 30.000 nuevas encinas. La plantación de las primeras 20.000 ya se ha acordado con el Ayuntamiento de Vitigudino.
El mayor coste de la explotación de uranio de Retortillo (Salamanca) es la oposición ideológica a la mina. Mientras el Ilustre Colegio de Geólogos se ha mostrado partidario de explorar y explotar la minería española de uranio bajo criterios técnicos, los grupos ecologistas y antinucleares se oponen a ello. Sus argumentos van desde la destrucción del encinar y la contaminación de las aguas hasta el peligro radiactivo o la simple aversión a la energía nuclear. La comunidad está dividida.
Da la impresión de que Atherley no es consciente de la fuerza que pueden alcanzar los movimientos sociales que se oponen a la mina. Para él, "España es una joven democracia donde todavía hay sectores explorando los derechos que puede ejercer". Pero no cree que puedan bloquear un proyecto con respaldo europeo y del gobierno español.
Un negocio redondo
Económicamente, la mina es un negocio redondo para Berkeley. Los costes operativos y la inversión de capital inicial son bajos comparados con minas similares. En Retortillo, el uranio está muy cerca de la superficie y tiene una ley (concentración de mineral) muy alta. El costo operativo rondará los 15,6 dólares por libra de uranio lo que hará de Berkeley uno de los productores con costes más bajos. Estos números se los ofreció Atherley a la publicación especializada Der Goldreport. Su previsión es que el precio del uranio esté plano los próximos dos años y después experimente un alza importante.
La producción de uranio se realiza bajo la supervisión de Euratom, el organismo atómico europeo, que vigila el posterior tratamiento y uso del mineral. La inversión inicial es de menos de 100 millones de dólares, ya que existe en la región una infraestructura de carreteras y servicios que abarata mucho los costes de establecimiento.
Extraer uranio en el campo charro de Salamanca no es lo mismo que ir a buscarlo a las Montañas Rocosas de Canadá o regiones remotas de África o Australia. Además, hay acceso a mano de obra muy cualificada. Eso explica también que el 37% de la plantilla sean mujeres, un ratio muy elevado para una empresa minera. Son, como rubrica Atherley, "las ventajas de la minería en el primer mundo".