El Partido Popular se ha quedado completamente bloqueado ante el aluvión de avales que ha conseguido Pedro Sánchez para cortar de raíz las aspiraciones de Susana Díaz. De hecho, en Génova todavía no quieren plantearse la posibilidad de que el exsecretario general del PSOE pueda volver a ganar. Volvería el "no es no", el bloqueo permanente, la ingobernabilidad. En ese caso, aseguran fuentes de la dirección nacional, el horizonte más probable es un adelanto electoral, "inviable" con la presidenta de Andalucía instalada en Ferraz.
Los conservadores son conscientes de que la victoria de Susana Díaz sería "bueno para España" pero "muy malo para el PP". El argumento que utilizan en Génova es que el triunfo de Sánchez "escora al PSOE más a la izquierda", por lo que los socialistas pelearían "a muerte" por el mismo electorado que Unidos Podemos y dejaría todo el centroderecha despejado para el PP y Ciudadanos.
Sin embargo, las mismas fuentes argumentan que hay una bolsa de votantes ubicados en el centro que ve con buenos ojos a Susana Díaz y dejaría de apoyar a Mariano Rajoy. "Ella es una rival fuerte para nosotros", asegura el aparato del PP nacional, consciente de que la líder andaluza cuenta con el beneplácito de grandes empresarios y políticos históricos de todos los colores que provocaría que muchos de los votantes desencantados con Rajoy pudiera decantarse en unas elecciones generales por apoyar al PSOE de Susana Díaz.
Con el primer escollo de los Presupuestos Generales del Estado salvados, Rajoy no piensa -de momento- en disolver las Cortes para convocar elecciones. Sin embargo, es un as que esconde bajo la manga y que ya podría utilizar cuando mejor le convenga. En el PP aseguran que el presidente solo está centrado en "conseguir aprobar las cuentas públicas" y en que la "economía siga mejorando", aunque confiesan que el jefe del Ejecutivo es consciente de que lo que pase con el PSOE provocará un tsunami en toda la clase política que puede desembocar en una nueva cita electoral.
El nuevo brote de corrupción que ha vuelto a afectar de lleno al Partido Popular en Madrid no preocupa en términos electorales a la dirección nacional del partido. En Génova se sienten "engañados", "estafados", "hartos", pero creen que la Operación Lezo no pasaría factura al partido en las urnas si hoy se celebraran elecciones. Los conservadores han levantado un cordón entre el "PP de Madrid de antes", el que representan Esperanza Aguirre e Ignacio González, hoy en la cárcel, "y el PP de Madrid de ahora", el de Cristina Cifuentes, "el que ha denunciado la corrupción y el que quiere limpiar las instituciones de corruptos".
Los conservadores también respiran tranquilos, incluso se ríen, de la moción de censura que intentó poner en marcha Pablo Iglesias y que nadie ha secundado. "Por fin el intento de golpe de efecto se le ha vuelto en contra", confiesan parlamentarios de la bancada azul que distinguen entre lo que pasa en Madrid y en la dirección nacional. "Ignacio González era de Madrid y ya ha habido consecuencias: ha dimitido Esperanza Aguirre", zanjan. El cortafuegos para todos era la expresidenta y aspirante a alcaldesa de Madrid.