Históricamente se ha repetido hasta la extenuación que el PSOE es el partido político que más se parece a España. Es una verdad irrefutable, sobre todo en cuanto al cainismo ibérico. Presentaba este lunes Josep Borrell su último libro, Los idus de octubre -título que ya lo dice todo-, en el Círculo de Bellas Artes madrileño, terreno otrora abonado para el PSOE y en los últimos tiempos copado por Podemos. Y en la sala se respiraba un aire tan denso, como de conspiración, que se hacía difícil de respirar.
Entre el público, en su mayoría de cabellos encanecidos, no había demasiados seguidores de Felipe González o de Susana Díaz. Acaso no había ni uno solo. Sí había muchos fans de Pedro Sánchez. Y de Borrell. O de ambos, que allí parecían el mismo hombre. No es que se parezcan demasiado, pero comparten enemigos poderosos como el expresidente socialista y el grupo Prisa, cuyas maniobras han padecido en sus respectivos derrocamientos. Se conoce que esa fatalidad del destino une mucho.
Que el PSOE está roto, en lucha interna y ajado como nunca no es una novedad. Y menos sorprendente es que esta pelea cobre forma en la víspera de la esperada campaña de las primarias -hasta ahora ha sido solo precampaña, así que imagínense lo que puede venir-. Esa ruptura se respira y se comprueba en una presentación como la del libro de Borrell. Porque en la sala, por cierto abarrotada, se percibe esa siembra de Caín recorriendo cada discurso, cada palabra, cada mirada, cada presencia y cada ausencia.
Se percibe cuando uno de los presentadores destaca que el libro "señala a Susana Díaz" como urdidora del complot contra Sánchez. O cuando se menciona a Miguel Ángel Heredia, lugarteniente susanista en el grupo parlamentario socialista ya célebre por su frase de "hay que disolver el PSC". O cuando el propio Borrell habla de "la operación Frankestein" -operación que consistió, según él, en acusar a Pedro Sánchez de haber alcanzado un pacto soterrado con Podemos e independentistas catalanes-. O cada vez que alguien habla de aquel comité federal que partió en dos al PSOE, quizás irremisiblemente.
Cuenta Borrell que su libro, además de narrar con detalle el epílogo de Sánchez en aquel cónclave, se adentra en la crisis de la socialdemocracia en toda Europa. Y expone que antes la socialdemocracia alcanzaba el 40% de los votos en cada país europeo y ahora está en el 20% "y con una tendencia a la baja". Por ello, explica, una de las claves del futuro del PSOE es "qué alianzas queremos para llegar al 45% que nos permita gobernar". Pero, eso sí, ya deja entrever que con la actitud de Pablo Iglesias será difícil llegar a acuerdos con Podemos.
Entre los que escuchaban a Borrell estaban Cristina Narbona, Cándido Méndez o Enric Sopena. Abundaban los militantes socialistas que dejaban claro a quién van a votar el día 21 de mayo, pase lo que pase en el debate del día 15. Y, sobre todo, unos y otros decían en los corrillos posteriores que la traición a Sánchez, como aquella a César, no se puede olvidar.