Cinco días de okupación. Los tablones de madera todavía anuncian La Ingobernable en el palacete propiedad del Ayuntamiento a orillas del Paseo del Prado. Los concejales del ala más a la izquierda del Ejecutivo de Carmena apoyan la invasión y han lanzado un órdago a la alcaldesa. "Esta vez ella tiene la sartén por el mango y debe decidir si ordena el desalojo o no", explica un portavoz de Ganemos, una de las corrientes que nutre el Gobierno de Ahora Madrid. Una postura que confirma el área de Seguridad municipal: "Debería ordenarlo el propietario". La propietaria es Manuela Carmena.
El sábado, La Ingobernable celebró su fiesta inaugural. Dentro, fregonas, aspiradoras y habitaciones que dejan de ser escombreras para convertirse en bibliotecas, dormitorios y salones. El lunes, silencio por parte de Carmena. Un silencio pactado. "No hay información al respecto", repetían varios portavoces. Con el "centro social" a pleno rendimiento -ya se organizan en comisiones-, el Consistorio asegura estar trabajando en un expediente.
Las contradicciones en el discurso de la regidora en torno a la okupación hacen de la gestión de La Ingobernable una crisis de Gobierno. "Cualquier decisión le traerá serios problemas", coinciden un okupa y un miembro de Ganemos. Si desaloja, sulfurará a los concejales próximos a Patio Maravillas. Si no lo hace, indignará a quienes apuestan por cumplir la ley.
1. Cumplir la ley, pero no desalojar
Ocho de la tarde en el barrio Salamanca. Carmena se reúne con varios vecinos. Escucha quejas, anota, responde. Una mujer protesta por la okupación del colectivo de ultraderecha Hogar Social. Se han instalado en el barrio. La alcaldesa responde: "Cuando haya okupaciones ilegales, habrá que tomar decisiones para que no las haya".
Al mismo tiempo, los miembros de La Ingobernable escriben en la pizarra. Estructuran su trabajo en vista a un largo plazo. Carmena garantiza la lucha contra la okupación, pero la Policía, que se presentó en el palacete el sábado, reconoció no tener orden de la alcaldesa para proceder al desalojo. Este miércoles, la líder de Ahora Madrid reiteró que cumplirá la ley.
2. Del fenómeno cultural al tercermundismo
3 de junio en el Palacio de Cibeles. Manuela Carmena atiende a los periodistas en un corrillo. Su concejal Guillermo Zapata está siendo juzgado por un delito de usurpación. ¿Usted qué opina de la okupación? "Es un fenómeno cultural", responde.
Apostó por permitirla siempre y cuando el propietario no reivindique sus derechos y el objeto de la invasión sea"social". Menos de un año después, en un desayuno en el hotel Ritz, declaró: "No podemos tener un Madrid tercermundista y lleno de okupas". Un mensaje distinto, para muchos inesperado, que soliviantó al ala izquierdista de su Gobierno. Ahora vuelve a prometer que cumplirá la ley, pero no ejecutó el desalojo en caliente cuando pudo.
3. ¿Qué pasa cuando soy yo la propietaria?
Aquel día de junio y sol en el patio acristalado de Cibeles, Carmena insistió en el papel del propietario como eje del proceso de okupación: "Normalmente, se ocupan edificios vacíos y sin rentabilizar -como era el caso del Patio Maravillas-. No sólo aquí. En Berlín, en Londres, en París… Es algo generalizado. Lo suyo es que cuando los propietarios reivindiquen su propiedad, estas personas se marchen y dejen a quien le corresponda recuperar su posesión".
Pero, ¿qué ocurre ahora que la propietaria del edificio del Paseo del Prado es la propia Carmena? De momento, en abstracto, ha exigido el cumplimiento de la ley, pero no el desalojo como propietaria, tal y como explicaron los agentes de la Policía que allí se personaron. De ahí que los movimientos sociales destaquen el carácter público del edificio: "Ahora no puede lavarse las manos". Aquella respuesta de junio ya no vale.
4. Divorcio teórico, pero no práctico
Manuela Carmena no ha mostrado remilgos a la hora de desmarcarse de sus concejales cuando lo ha creído conveniente. Venezuela, urbanismo y memoria histórica son algunos de los temas que han agrietado Ahora Madrid. En distintas entrevistas, ruedas de prensa y comparecencias ha aceptado explicar su postura y ha reconocido las diferencias con algunos de sus ediles.
A pesar de retirar las competencias de Cultura a Celia Mayer, afín a Patio Maravillas y apartar a Sánchez Mato de Madrid Destino -empresa pública cultural-, no les ha relevado como delegados. Esta flexibilidad, interpreta la oposición, da alas a quienes se muestran favorables a la okupación y la sustentan. Saben que su puesto no está en juego. Casi un tercio de ediles engrosó una manifestación que exigió a Carmena la cesión de espacios a los okupas.
5. El bumerán de la transparencia
El Ejecutivo de Carmena se hizo adalid de la transparencia antes y después de alcanzar el Gobierno, pero esta vez las portavocías olvidaron la premisa. Silencio pactado. A un portavoz se le escapaba: "En el argumentario pone que no digamos nada sobre este tema".
Tanto la oposición como los periodistas pidieron explicaciones, sin éxito, durante la mañana del lunes acerca de la okupación de La Ingobernable. "Todavía no podemos decir nada". No ha sido hasta este miércoles cuando la alcaldesa despejó la incógnita con un "cumpliremos la ley como hemos hecho siempre". Ecuador de la semana, La Ingobernable cumple cinco días.