Apenas ha estado veinte minutos sentado en su escaño, el tiempo que ha necesitado PSOE y Unidos Podemos para afearle a Mariano Rajoy los casos de corrupción que ahogan a su partido. A su salida, el presidente del Gobierno aprovechó para despachar durante unos minutos en una sala contigua al Hemiciclo con sus portavoz gubernamental, Rafael Hernando, y el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo.
A las nueve y media en punto, el jefe del Ejecutivo abandonaba la Cámara Baja por el pasillo central del Hemiciclo, donde una docena de periodistas le esperaban para hablar durante unos minutos con él sobre temas de máxima actualidad sobre los que todavía no se ha pronunciado. "Presidente, ¿le puedo hacer una pregunta?", le pidió una periodista. "¡No, por favor! Es que es todos los días", respondía con cierta resignación el líder del PP, que no atiende de forma directa a los medios de comunicación desde el jueves pasado, cuando salvó por los pelos la votación de los Presupuestos Generales del Estado.
A su respuesta, otra periodista le dijo medio en broma, medio en serio: "Hombre, presidente, todos los días...", dejando entrever que la comunicación entre el jefe del Ejecutivo y los medios de comunicación que cubran la información nacional no es tan fluida como Rajoy dice. Antes de recluirse en la zona de Gobierno, el presidente zanjó la conversación encogiéndose de hombros.