Por qué Susana Díaz ha perdido y qué hará con su futuro
Lo fió todo al aparato y diseñó mal su campaña. Ahora, tendrá que esforzarse para mantener su poder en Andalucía.
22 mayo, 2017 02:03Noticias relacionadas
A Susana Díaz se le puso, este domingo, cara de José Bono. El expresidente castellanomanchego creyó ganar en el año 2000 a José Luis Rodríguez Zapatero, pero perdió por nueve votos aún contando con la ayuda de todo el aparato.
La derrota de Díaz es más amarga. Muchos referentes habían volcado sus ilusiones en ella, así como la mayoría del poder territorial. Y, a la hora de la verdad, Díaz consiguió 1.100 votos menos, que son secretos, que firmas públicas a favor de su candidatura (63.610 avales a principios de mayo). Sólo ganó en su comunidad, Andalucía, y frente a Sánchez perdió en todas las demás. Un naufragio en toda regla de una persona que presume de ganar.
Estas son las razones de por qué ha perdido y qué opciones tiene a partir de ahora:
1. Fiarlo todo al aparato
Susana Díaz creyó que el abrumador apoyo de dirigentes le garantizaba la victoria. Contaba con la mayoría de dirigentes territoriales así como con la mayoría de referentes y los dos expresidentes. Pero no fue suficiente. Es más, ese ejército fue el que le falló, pues Díaz no ganó en ninguna comunidad autónoma salvo en Andalucía.
El apoyo de los barones y el aparato resultó ser contraproducente y pasó a ser utilizado por Pedro Sánchez más como un argumento de su candidatura frente al establishment.
2. Subestimar el efecto de la abstención
Díaz subestimó el efecto de la abstención. Cuando el Comité Federal la decidió, los dirigentes no la defendieron abiertamente, conscientes de lo impopular que era entre las bases.
La abstención ha sido la punta de lanza del argumentario de Pedro Sánchez, mientras que ella trató de centrar la atención en sus buenos resultados electorales y las derrotas del candidato rival. Pero los militantes no olvidaron que se brindó el Gobierno a Rajoy y se han cobrado, de alguna manera, la revancha del Comité Federal del 1 de octubre.
3. Retrasar las primarias
Tras el Comité Federal del 1 de octubre, la Gestora, sobre la que Susana Díaz tenía una gran influencia, retrasó hasta mayo unas primarias que podrían haberse celebrado mucho antes.
Lejos de calmar los ánimos y hacer que la militancia se olvidase de Pedro Sánchez, la medida logró el efecto contrario. Alimentó al pedrismo, que tuvo muchísimo más tiempo para hacer campaña y recorrer España.
4. Una campaña sin contenido
Díaz no presentó su programa hasta tres días antes de la votación. Era un programa para desarrollar desde el Gobierno, no desde la secretaría general del PSOE, con partes llenas de generalidades e incluso con algunos errores de bulto, como la parte dedicada a la cultura, que proponía que los asiáticos con buenas playas gastasen dinero en España por su rico patrimonio cultural.
En sus mítines, Díaz se centró en prometer el PSOE de siempre y volver a ganar, pero nunca explicaba exactamente cómo. Su lema, "100% PSOE", invalidaba a sus rivales, incluidos Patxi López, un socialista reconocido.
La campaña de Díaz acabó siendo más una mezcla de su ambición personal y la convicción de que Sánchez no podía volver que un proyecto armado, con ideas e ilusión.
5. Andalucía
Andalucía ha sido la principal fortaleza de Susana Díaz y ahora será su principal reto. Su derrota será seguramente utilizada por sus rivales para dejar claro que no tiene ni el respaldo de su partido en España.
Su mandato en la Junta expira en 2019 y Díaz tendrá que trabajar muy duro si quiere revalidar la presidencia, ya que la tendencia en los últimos años es a la baja.
Díaz es presidenta con un buen resultado si se compara con el del PSOE, pero con un mal resultado histórico. Su liderazgo queda tocado y Díaz tendrá que pensar sobre su futuro. Si quiere repetir como presidenta tendrá que esforzarse, colaborando con Pedro Sánchez para mejorar las expectativas del PSOE en toda España, y recuperando parte de la credibilidad perdida pisando Andalucía.