El Movimiento Popular del Rif, surgido a raíz de la muerte del pescador triturado por un camión de la basura mientras intentaba salvar la mercancía que la policía le había requisado, ha encontrado eco en distintos puntos de España, pero principalmente en Cataluña. La situación no es ajena al desafío independentista planteado por los partidos separatistas y amenaza con crear un conflicto diplomático con Rabat.
El acercamiento de los separatistas catalanes hacia la causa rifeña comenzó después de que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tuviera que cancelar una visita a Marruecos con empresarios prevista para el 7 de mayo. La expedición se acabó suspendiendo después de que el Gobierno marroquí notificase a la Generalitat que nadie recibiría a su presidente en Rabat. En la decisión de las autoridades marroquíes pudo pesar la noticia de que Puigdemont había recibido una carta de los activistas del Rif solicitándole atención a su causa.
Los partidos nacionalistas consideraron el desplante a Puigdemont como una postura de Marruecos a favor del Gobierno de España y en contra de Cataluña en el marco del actual pulso separatista, y decidieron cerrar filas con el Movimiento Popular del Rif. De hecho, Demòcrates de Catalunya (antigua Convergència), que en un principio se mostró reacia a respaldar a los activistas rifeños para no perjudicar los intereses económicos que los empresarios catalanes tienen en Marruecos, cambió de posición.
Barcelona, primer apoyo institucional
El voto de Demòcrates fue determinante el viernes pasado para que prosperase en el Ayuntamiento de Barcelona una declaración institucional de apoyo al Rif. La iniciativa la presentó la CUP y supone el primer apoyo institucional a la causa rifeña fuera de Marruecos. La declaración, que asume "como propias" sus reivindicaciones, contó además con los votos de Barcelona en Comú, Esquerra Republicana y el PSC.
"Nuestro apoyo al Rif no tiene nada que ver con el independentismo, sino con ser solidarios allí donde se produzca una lucha por la justicia", asegura Jordi Magriñà (CUP) a EL ESPAÑOL. El contacto entre rifeños y militantes de la izquierda independentista catalana comenzó en los barrios del centro de Barcelona, donde residen muchos marroquíes, y se intensificó tras la muerte, a finales de octubre, de Mohcine Fikri, el vendedor ambulante de pescado de Alhucemas. En protesta por aquel hecho, la CUP se concentró ante el consulado de Marruecos en las Ramblas.
La CUP, que ya celebró una reunión en el Parlamento catalán con la intención de buscar apoyos al Rif, volverá a plantear el asunto en la Cámara. También prepara el envío de una delegación a la zona. El partido independentista catalán subraya el "carácter pacífico" de las protestas y pide el "reconocimiento de la cultura y la lengua del pueblo rifeño". Aunque el Movimiento Popular del Rif antepone la reclamación de mejoras económicas, en su reivindicación también subyace el componente nacionalista.
Pulso a la política exterior de España
La posición de las autoridades catalanas supone echar un pulso a la diplomacia española, que mantiene excelentes relaciones con Marruecos, tanto económicas como en la lucha contra el terrorismo yihadista, fundamental en el momento actual. A rebufo de la movilización en Cataluña, en España se han formado ya varias comisiones de apoyo al Movimiento Popular del Rif, constituidas por los inmigrantes de esta región del norte de Marruecos. A las de Barcelona y Girona se han sumado otras tres: Madrid, Málaga y Bilbao.
Entre tanto, la alerta sigue activada en Marruecos. La policía detuvo este lunes al líder de las protestas en la región del Rif, Nasser Zafzafi, que huyó la semana pasada y estaba en busca y captura. Aún así, los activistas preparan una gran manifestación para el próximo 20 de julio, fecha que coincide con el 59º aniversario de la Batalla de Annual, de gran simbolismo por cuanto significó la derrota militar española ante los rifeños dirigidos por Abd el-Krim.