Era la primera vez que un presidente de la Comunidad de Madrid comparecía en una comisión de corrupción. La previa no defraudó. Un pasillo de diputados del PP a gritos en favor de Cifuentes y la oposición boquiabierta, entre risas. Los populares dijeron que no querían circos, pero fueron los que tiraron de escenografía. Más allá de lo técnico, el tono de la líder madrileña y el de sus hoy interrogadores fue agrio. Los golpes bajos tuvieron su espacio y se impusieron al debate político.
La Cifuentes comensal: cuando le han preguntado a la presidenta por qué fue nombrada miembro del comité de expertos que otorgó los contratos al exlíder de la patronal Arturo Fernández, Cifuentes se definió como comensal: “Supongo que porque yo era muy combativa con eso. Se lo puede preguntar a cualquier diputado, aquí no se comía bien. Quizá me nombraran porque comía en la cafetería todos los días”. Los portavoces de la oposición se han reído y la han repreguntado: “¿De verdad dice que usted fue elegida como experta agroalimentaria?”. “¿Es usted catadora?”, ha ironizado Ramón Espinar.
“¿Le estoy linchando?”: el linchamiento de la contradicción. Cristina Cifuentes ha acusado a la oposición de querer lincharla con esta comparecencia, pero al salir ha reiterado que tenía muchas ganas de dar explicaciones en esa sala y que volverá cuando haga falta. “¿En qué quedamos? ¿Linchamiento o le apetecía?”, preguntaba un diputado de Podemos tras la sesión. “¡Esto es un linchamiento!”, ha dicho una Cifuentes visiblemente nerviosa. “¿De verdad? ¿Le estoy linchando?”, le ha preguntado un diputado de Ciudadanos con incredulidad.
“Esto no es una entrevista”: nada más iniciada la comparecencia, las preguntas fueron duras, directas y Cifuentes buscó contestaciones largas, rodeos. Si la interrumpían con el objeto de ir al fondo de la cuestión, se molestaba: “No me deja contestar”. “Presidenta, esto no es una entrevista, si quiere dar una, lo hace fuera”, le ha dicho César Zafra, de Ciudadanos.
“Las bebidas espirituosas”: cuando Ramón Espinar se ha burlado de la presidenta y su condición de comensal como criterio para elegirla miembro del comité de expertos, ésta le ha respondido: “Yo no soy experta en eso, usted sí que sabe de bebidas espirituosas”. Con estas palabras se refería equivocadamente a la Coca-Cola que se bebió el diputado de Podemos tras criticar a la empresa y en contra de lo pactado por su partido. Después, ha rectificado: “Me refiero a las bebidas con gas”.
El circo que no querían: el Partido Popular acusó a la oposición de querer montar un circo con esta comparecencia. Esta mañana, poco antes de empezar, fueron los populares quienes ataron su particular escenografía. Un miembro del gabinete del PP gritaba: “¡Todos allí!”. Buscaba que tanto diputados como miembros del Gobierno se colocaran a ambos lados del pasillo para recibir a la presidenta como si acabara de ganar un título. Lo hicieron con gritos y aplausos.
La insignia de la Guardia Civil: Cristina Cifuentes, de blanco de arriba abajo, ha lucido una insignia en la solapa de su blusa. “Fui nombrada madrina de la Guardia Civil”. A pesar de haber desacreditado continuamente el informe de este cuerpo que sospecha una conducta irregular en la adjudicación de los contratos, ha dicho alabar sus funciones. “Siempre lo haré”. Un punto más de la escenografía hoy tan mimada por el PP ante el desconcierto de la oposición.
¿Quién embarra?: “Se la veía muy nerviosa”, coincidían diputados de varios partidos al terminar la comparecencia. Una Cifuentes alterada interrumpía las preguntas que le realizaba la oposición. Cuando el diálogo era ininteligible, Ramón Espinar le ha espetado: “No embarre, por favor”. Entonces ella ha contestado: “No embarro, no me deja hablar”. “Sí, le dejo, es usted”. ¿Quién embarra?