Susana Díaz ha retomado las riendas del Gobierno andaluz con una premisa: fortalecer las políticas de izquierdas. Lo repite como un mantra. Y ha pasado de las palabras a los hechos eligiendo al histórico militante de Izquierda Unida (IU) Diego Valderas para ocupar un cargo en la estructura de la Junta: Comisionado para la Memoria Histórica, un puesto de nueva creación que conllevaría una reforma de la propia ley, aprobada hace sólo tres meses.
Más allá de los retrasos que este futuro nombramiento pueda suponer para la ley de la Memoria Histórica, Susana Díaz mira a la izquierda para afianzarse como única alternativa en esta corriente política. La presidenta andaluza, además, recupera este discurso después de que su principal rival en las primarias, Pedro Sánchez, se presentará como el candidato de la izquierda. Y ganó.
El fichaje de Valderas supone abrir una importante brecha en el seno interno de IU, donde las aguas están revueltas desde que se ha intensificado el acercamiento con Podemos en Andalucía. De hecho, este histórico militante de Izquierda Unida lidera la corriente crítica con el actual coordinador del partido, Antonio Maíllo, que sí apuesta por la confluencia con la formación morada.
La maniobra de Díaz comenzó la noche del domingo. La presidenta andaluza telefoneó a Maíllo para comunicarle su intención de fichar a su predecesor al frente de IU como Comisionado para la Memoria Histórica –una noticia que adelantó la cadena SER- y le pidió que fuera él quien llamara a Valderas, algo a lo que se negó porque la decisión ya estaba tomada y no se había buscado el consenso con IU.
La "trampa" y las "cunetas"
Así, la formación de izquierdas se ha mostrado en total desacuerdo con esta propuesta que ha hecho Díaz y considera que es una “trampa” que ha contado con la “complicidad” del propio Valderas para “meter los dedos” en el debate interno de IU e intentar “blanquear” su pacto con Ciudadanos en el Gobierno andaluz. Critica la “deshonestidad” de ambos y acusa al dirigente de IU de “dejarse utilizar”.
Por ello, Izquierda Unida avisa a Valderas de que, “como miembro de los órganos de dirección de IU Andalucía e IU federal, no puede actuar al margen” de la organización y le ha pide que “rechace la propuesta realizada por la presidenta de la Junta y que no asuma, en ningún caso, un cargo de responsabilidad y política que no sea propuesto por nuestra formación y que se haya hecho a espaldas de la misma”.
IU, además, estalla contra Díaz en sus argumentos: “Poner el foco en una persona que ha tenido relevancia en nuestra organización es un acto de mala fe y de intento desesperado por barnizarse –a costa de la memoria democrática y de nuestros muertos en las cunetas— ante su apoyo al Gobierno de Rajoy y al PP y su ejecutivo con Ciudadanos”.
Tras los pasos de Rosa Aguilar
No es la primera vez que un militante de la formación de izquierda en Andalucía se pone a sueldo de un gobierno socialista. Ya ocurrió con Rosa Aguilar, militante de IU y alcaldesa de Córdoba hasta que recibió la llamada del presidente socialista José Antonio Griñán para sumarse a su equipo. Y así lo hizo, primero como independiente y, más tarde, con carné del PSOE. En aquel entonces, Valderas fue muy crítico con ella, la acusó de “traidora”.
Paradojas de la política, el ex coordinador general de IU estará bajo las órdenes de Rosa Aguilar, titular de la Consejería de Cultura y órgano del que dependerá el Comisionado para la Memoria Histórica. Valderas volverá así a la primera línea de la vida pública después de que en 2015 fuera desalojado del Gobierno de coalición PSOE-IU por el adelanto electoral que promovió Susana Díaz tras heredar la Presidencia de la Junta de manos de Griñán.
Un sueldo sin aclarar
El futuro sueldo o las responsabilidades que ostentará Valderas en su retorno a la Junta –en el anterior mandato fue Vicepresidente del Gobierno andaluz— es aún una incógnita. El Parlamento de Andalucía debe autorizar su nombramiento y la ley para la Memoria Histórica debe ser modificada tan sólo tres meses después de su aprobación para crear esta plaza ad hoc. Ya existe la figura del director general.
Precisamente, IU ya expresó durante el trámite parlamentario de la Ley de Memoria Histórica y Democrática sus reticencias a la figura del Comisionado por considerar que no era “necesaria” y finalmente no se incluyó en el texto aprobado por la Cámara autonómica con el apoyo de PSOE-A, Podemos e Izquierda Unida y la abstención de PP y Ciudadanos.
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