Javier Lambán volvió a dar en la diana. El presidente de Aragón, famoso por algunas frases impactantes, lo dejaba claro a primera hora de la mañana. "Soy un diputado mudo". Como él, muchos otros delegados que apoyaron a Susana Díaz en las primarias por el liderazgo del PSOE y que no han tendido puentes con el nuevo líder. En el grupo se incluye la propia presidenta andaluza.
Susana Díaz ha asumido su derrota con exquisito escrúpulo y no se ha inmutado mientras Sánchez comenzaba a llenar todos los espacios de poder. Le pertenecen tras haber logrado un 50% de los votos en su lucha contra el aparato que, hasta ahora, era determinante en el devenir de la organización.
El congreso que este fin de semana celebra el PSOE está ausente de la gran tensión de otros cónclaves. En él tampoco hay indicios de guerras enconadas como las que ha vivido el partido en los últimos años. "Necesitábamos una catarsis y se ha producido. Llevábamos desde 2010 cerrando crisis en falso", explica uno de los más cercanos a Díaz. Ella ha perdido y no quiere más protagonismo que el que se merece en Andalucía.
¿Y ahora? Como diría Lambán: silencio. "Me he propuesto que este Congreso sea donde no nos enzarcemos a la primera de cambio ni haya mal rollo", dijo Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. "Me va a parecer bien" el equipo que haga, dijo Díaz.
Los delegados que no creen en Sánchez se aplicaron una lealtad que no se traduce en la colaboración y propuesta constructiva con el nuevo líder sino en la indiferencia. Se acabó, por el momento, el expresar los puntos de vista discordantes. "No vamos a darle excusas. Se ha ganado el derecho a tomar sus propias decisiones. Eso sí, de ellas será él el único responsable". "Salvo que nos escupa en la cara, le votaremos todo a favor", explica un delegado en relación a los debates sobre los documentos políticos.
Un viacrucis para los barones, paseo para Sánchez
Mientras que para sus detractores el congreso es un viacrucis, para Sánchez es un paseo. El líder del PSOE apenas ha hablado con los dirigentes territoriales del PSOE después de una breve llamada de cortesía. Quedó en verse con Díaz, pero no lo hizo. Lo mismo ocurrió con otros, que temen por sus puestos en las primarias por el liderazgo en el partido en sus comunidades autónomas, que se disputará entre julio y octubre.
Los más señalados son Ximo Puig (Comunidad Valenciana), Javier Lambán (Aragón) o Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), que podrían tener que pasar por el amargo trance de perder la secretaría regional mientras continúan, muy desautorizados, en la presidencia de sus comunidades. Las primarias no sólo son en el ámbito federal sino que ahora comienzan en los territoriales.
Sánchez no pidió nombres para su Ejecutiva a Díaz ni ella se los ofreció. Este sábado, en la ronda de reuniones que mantuvo uno por uno con los barones, Díaz tuvo que esperar durante horas la llamada del líder para que acudiera la sala. No le gustó.
Un compromiso ineludible
Mientras tanto, la presidenta andaluza hacía saber que el domingo por la mañana tiene que viajar ineludiblemente a una feria aeronáutica en París y que no podrá quedarse a escuchar el cierre por todo lo alto del congreso: un mitin de Sánchez ante 8.000 personas. "Estamos en la gestión", explica uno de sus asesores en referencia a que el viaje es institucional.
Varios barones temían por el acto y la mayoría se quedarán, pero sabiendo que en medio de una aglomeración así, pueden ser insultados por algún espontáneo. No les ocurrirá a tres de los cuatro exsecretarios generales del PSOE vivos. Felipe González está en Colombia. José Luis Rodríguez Zapatero se va a Bolivia este domingo y Alfredo Pérez Rubalcaba a un compromiso familiar, por lo que no estarán para aplaudir a Sánchez en su gran puesta de largo.
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