El presidente del Gobierno cree que "sería bueno" mantener una reunión con el líder de la oposición, Pedro Sánchez, pero no está dispuesto a dar él el primer paso. La entrevista entre Mariano Rajoy y el secretario general del PSOE será "cuando lo desee" el propio Pedro Sánchez. Así lo ha confirmado el jefe del Ejecutivo y el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo. Los dos emplazaron este viernes al exdiputado a que vuelva a levantar el teléfono si quiere ser recibido en Moncloa.
El Gobierno se ha echado las manos a la cabeza por cómo definieron los socialistas en su congreso federal a España, como un Estado plurinacional. Tras el Consejo Europeo, Rajoy ha preguntado en Bruselas a su rival político que "habría que explicar exactamente en qué consiste". El presidente se ha mostrado a favor de "algo que está plasmado en la Constitución y se entiende muy bien: en España hay nacionalidades y regiones. Es lo que acordamos en su día, lo que tuvo el apoyo de la inmensa mayoría de españoles y no creo que tenga sentido darle vueltas por razones que nadie ha explicado".
Méndez de Vigo también ha apelado a la concordia que unieron a los grandes partidos políticos cuando se redactó la Constitución hace más de tres décadas para pedir al PSOE que sea "serio" y "coherente" a la hora de definir qué es España. "Nos preocupa que no haya una visión clara sobre lo que se pretende sobre España, la unidad territorial y lo que representa el concepto de soberanía. Decir que hay muchas naciones pero solo una soberanía parece una pirueta".
El distanciamiento entre Rajoy y Sánchez es total. De hecho, la ruptura definitiva entre los dos rivales políticos se produjo en la campaña electoral de 2015, cuando Sánchez llamó "indecente, "miserable" y "ruin" al presidente del Gobierno. Unos insultos que el jefe del Ejecutivo no le perdonará nunca. Desde entonces, el socialista enarboló el "no es no" que provocó su dimisión y su posterior encumbramiento y que terminó de sepultar la mínima relación que mantenía con el jefe del Ejecutivo.
La vuelta de Sánchez a la política dejó en shock al PP y al Gobierno, que confiaban en que el triunfo de Susana Díaz daría más estabilidad al país. Los peores pronósticos se confirmaron para los conservadores y el presidente optó por ignorar de nuevo a su rival. Fue el socialista quien levantó el teléfono para comunicarse con él cuando Carles Puigdemont anunció el día que quería hacer el referéndum: el 1 de octubre. No han vuelto a hablar.
En Moncloa y en el PP agradecen el gesto del socialista y confían en que sea "ese Pedro Sánchez", el que defiende que la soberanía nacional reside en el pueblo español, el que prime "al Pedro Sánchez que quiere que España sea plurinacional". Sin embargo, en Ferraz echan de menos que el presidente del Gobierno cite al líder de la oposición a Moncloa para tratar asuntos de Estado como el referéndum catalán.
Los conservadores, por su parte, alegan que ya ha habido gestos de Sánchez que indican que los muros son insalvables. Como ejemplo ponen la reunión que el secretario general mantuvo con su grupo parlamentario en el Congreso esta semana. En ella, el socialista volvió a pedir a Rajoy que por "decencia" dimita. El mensaje que traspasó las fronteras de Génova fue unánime: "Es la vuelta al pasado, a los insultos, al no es no. Es volver al 2016", se lamentan en la bancada azul.
De momento, ni el PP ni el PSOE son capaces de poner una fecha aproximada a la reunión entre los dos líderes. Ni uno ni otro quiere dar el primer paso mientras Puigdemont se mantiene firme con su órdago independentista.