José Manuel Villarejo Pérez, más conocido como el comisario Villarejo. Para unos, un agente de dilatada carrera al servicio de España y para otros el máximo exponente de la cloaca policial, que ha amasado una fortuna con sus negocios personales a la sombra del Cuerpo. Su figura no le es ajena a nadie que haya ostentado poder en los últimos 20 años porque Villarejo, también una herramienta del Estado, deja a su paso un listado interminable de enemigos acérrimos y partidarios.
"Soy un servidor del Estado" arrancó el comisario jubilado José Villarejo su entrevista en el programa Salvados de Jordi Évole. Acto seguido, sin embargo, el periodista hizo que el polémico 'agente encubierto' reconociera su intervención en encargos pagados con fondos públicos a los que él mismo atribuyó un objetivo puramente político (como la llamada 'operación Cataluña' o el intento de conseguir documentos guardados por el ex tesorero Luis Bárcenas).
Villarejo vino a admitir que no pidió la compatibilidad para gestionar un holding de empresas familiares mientras seguía realizando trabajos policiales e incurrió en contradicciones al negar su relación con el empresario Javier López Madrid mientras el procedimiento judicial acredita constantes llamadas telefónicas entre ambos.
La versión que dio Villarejo fue sometida además, sin él saberlo, al contraste de los datos aportados por dos de los periodistas que han seguido su trayectoria, Antonio Rubio y Álvaro de Cózar, situados tras una mampara que simulaba dividir la 'sala de interrogatorios' en la que Évole sentó al comisario. El resultado fue la imagen de un policía que basa su éxito en el engaño (a Ignacio González, a Javier de la Rosa, a Josep Pujol) y movido obsesivamente por el afán de desacreditar al director del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz Roldán, y al exdirector de la Policía Ignacio Cosidó.
A este último atribuyó Villarejo el "manejo de ciertos policías con fines políticos" para operaciones sobre las que Cosidó habría despachado directamente con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; con María González Pico, jefa del gabinete de la vicepresidenta, y con Sanz Roldán, saltándose al secretario de Estado y al ministro del Interior. Así lo dijo al ser preguntado por la existencia de la 'brigada patriótica'.
Respecto a la 'operación Cataluña', el comisario sostuvo que "como tal no existe" pero a continuación afirmó que trabajó un año en Cataluña para "convencer" a ciertas personas de que denunciaran a la familia Pujol, trabajos que, según él, hizo por orden de Cosidó y de Eugenio Pino, exdirector adjunto operativo. "Tira para adelante, pero si te pillan yo no sé nada", manifestó Villarejo que le dijo Pino.
Jordi Évole hizo escuchar al policía una grabación en la que Josep Pujol Ferrusola cuenta lo que Villarejo le habría dicho en un encuentro que ambos celebraron. El hijo del exmolt honorable aseguró que el comisario le había ofrecido "arreglarlo todo" (en referencia a los procesos judiciales abiertos contra los Pujol por corrupción) si el expresidente de la Generalitat hacía una declaración en contra del proceso soberanista. Villarejo se limitó a indicar que "no es el recuerdo que yo tengo" de la reunión con el hijo de Pujol Soley.
También fue reproducida una conversación inédita entre Villarejo y el empresario Javier de la Rosa en la que éste le reprocha que los datos que había dado contra los Pujol aparecieran justo antes de las elecciones catalanas de noviembre de 2012 y asegurando que "no hay nada" contra Artur Mas, pese a que se había implicado al expresidente de la Generalitat en la posesión de una cuenta en Andorra. "Fue un montaje asqueroso", afirma el propio Mas en el programa.
Évole preguntó al comisario si había sido el autor del informe Veritas, en el que se desacreditaba al exjuez Baltasar Garzón. "No exactamente", respondió Villarejo. Pero admitió que hizo unas comprobaciones sobre supuestas relaciones de Garzón con personas vinculadas al narcotráfico, que resultaron desmentidas. Llamativamente, el propio exmagistrado apareció en el programa defendiendo al policía, al que De Cózar y Rubio señalaron de forma inequívoca como responsable del informe.
Cosidó volvió a ser mencionado por José Villarejo en relación con una operación llevada a cabo para conseguir documentos en poder de Luis Bárcenas "tremendamente compromedores" porque apuntarían a conversaciones del extesorero del PP con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El policía relató que empezó a "hacer preguntas" y fue apartado de ese encargo, atribuyendo al exdirector general de la Policìa "presiones" para "proteger" a los dirigentes del PP.
Otra grabación utilizada en la entrevista fue la del encuentro entre Villarejo y el entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, hoy en prisión, en relación con la investigación sobre el ático que el político posee en Estepona. El comisario admitió que grabó de forma subrepticia el encuentro y se jactó de haber interpretado el papel de "tronquete" de González.
De una forma nada jocosa, sino más bien con irritación, Villarejo contestó a las preguntas de Évole sobre su emporio empresarial. Admitió que posee 12 sociedades "familiares" que suman un capital de 16 millones de euros, pero "no soy millonario", sostuvo.
Preguntado si había solicitado la compatibilidad para gestionar sus empresas mientras seguía actuando como policía, manifestó que cuando volvió al servicio activo tras 10 años de excedencia puso "una serie de condiciones", entre ellas la "utilización para fines policiales" de sus sociedades.
Évole sacó la cara más tosca de Villarejo al interrogarle sobre la dermatóloga Elisa Pinto. El comisario no sólo negó que él la hubiera apuñalado sino que afirmó que "nadie la apuñaló", sugiriendo que la herida que la doctora sufrió en el abdomen se la hizo ella misma. Sin embargo, el policía naufragó cuando se le puso de manifiesto que su coartada para rechazar la autoría de la agresión a la doctora se ha venido abajo porque el periodista Eduardo Inda, con quien Villarejo dijo que estaba a la hora en la que Pinto fue herida, no le ha respaldado.
Villajero negó estar trabajando para López Madrid -a quien Pinto ha denunciado por acoso- pero Évole le sacó a relucir el "centenar" de conversaciones detectadas entre el comisario y el policía en las fechas en las que la dermatóloga estaba siendo hostigada.