Cuando los Reyes Felipe y Letizia entraron en el hemiciclo del Congreso a las doce y veinte de la mañana, todos los diputados y senadores se pusieron en pie. Todos aplaudieron menos los parlamentarios de Unidos Podemos. Su portavoz Pablo Iglesias sí lo hizo cuando la presidenta del Congreso hizo una referencia a Santiago Carrillo. El Parlamento se vestía este miércoles de gala para celebrar los cuarenta años de las primeras elecciones y al homenaje acudieron los aproximadamente ochenta parlamentarios que formaron parte de aquel primer Parlamento y que aún están vivos. Entre ellos unos emocionados Miquel Roca, Miguel Herrero de Miñón, Ramón Tamames, José Pedro Pérez-Llorca, Enrique Múgica y Soledad Becerril.
Tras recibir de mano del Rey la insignia conmemorativa, los históricos parlamentarios fueron entrando al hemiciclo y se sentaron en las filas principales que la cámara baja había reservado para ellos. Antes de comenzar el acto, la bancada socialista se desvivió en aplausos cuando Alfonso Guerra se mezcló con sus compañeros para ocupar el escaño que siempre fue suyo: el primer asiento de la cuarta fila.
Felipe González ocupó un sitio privilegiado en mitad del hemiciclo entre Herrero de Miñón y Soledad Becerril y saludó a todos los que se le acercaban menos a Pablo Iglesias. Sentado en su escaño cuando González entraba, el portavoz de la formación morada hizo el amago de levantarse para saludarlo, pero pronto se dio cuenta de que el expresidente miraba hacia otro lado. Los dos salieron también al mismo tiempo del Parlamento, pero tampoco hubo apretón de manos.
Minutos después, en la tribuna de invitados sobresalía sobre las demás una imagen: ver completamente solo al secretario general del PSOE en una fila donde quedaron libre seis asientos más durante todo el acto. El socialista se levantó cuando entraron los Reyes al hemiciclo y siguió con atención el discurso del monarca. Ya al terminar, Sánchez recibió un caluroso abrazo de Jesús Posada, que fue presidente del Congreso cuando él era portavoz parlamentario. También la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, le saludó antes de irse.
A su salida, el jefe de la oposición justificaba su soledad en la tribuna de invitados como una decisión del servicio de Protocolo del Congreso que a él se le "escapa". Eso sí, reconoció una "sensación rara" al no seguir desde la bancada socialista el discurso del jefe del Estado. Su equipo explicaba después que a esa tribuna sólo podían acceder autoridades del Estado sin acompañante, por lo que él acudió como uno más.
Los miembros de las Cortes Constituyentes iban entrando uno a uno tras recibir del Rey Felipe VI una medalla conmemorativa en el salón de Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados. Ya en el hemiciclo, engalanado con 650 sillas para que cupieran diputados y senadores en activo y los parlamentarios de hace cuatro décadas, se reservaron las filas del centro del Parlamento para los homenajeados, que gritaron "¡viva el Rey!" cuando Felipe VI entró y salió del Congreso.
Los diputados de PdCat aprovecharon el momento en el que se escuchó el himno de España para exponer ante sus señorías y el jefe del Estado unos carteles con una urna y una papeleta. Era su manera de protestar a que se deje votar en Cataluña el 1 de octubre. Ningún diputado de ERC estuvo presente en el acto.
José María Aznar, que tuvo que llamar la atención a la secretaria general del PP antes de entrar para saludarla, se tuvo que conformar con seguir el acto desde la tribuna de invitados. Sentado justo delante de Pedro Sánchez, tenía en un lado a Adolfo Suárez hijo y en el otro a Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo.
A escasos metros se sentaban juntos los expresidentes del Congreso Luisa Fernanda Rudi, Jesús Posada y Federico Trillo. Los tres estaban acompañados del vicepresidente primero del Senado Pedro Sanz. Tampoco faltaron a la cita tres presidentes autonómicos: la madrileña Cristina Cifuentes, el riojano José Ignacio Ceniceros y el canario Román Rodríguez.
Además de no aplaudir ni una sola vez al monarca, los diputados de Unidos Podemos llevaron claveles rojos y camisetas reivindicativas de Rafael Alberti y La Pasionaria.